NUMERO 49, ENERO-MARZO 2021

35,00 

La colección de Jonathan Ruffer; el tesoro oculto de los Torlonia; Mondrian en el Reina Sofía; La primera Inmaculada de Murillo; entrevista a Roxana Velásquez; el pantocrátor de Madrid en marfil; Museo Sauerland, Lita Cabellut: bodas de sangre; en el estudio de Diego de Mora; naturaleza y maravilla en las wunderkammer.

Descripción

UNA OPORTUNIDAD 

Hace un año que comenzó la pandemia y este tiempo transcurrido permite hacer algo más que un balance en el mundo del arte. Hemos conocido en España un auténtico terremoto: museos cerrados, exposiciones clausuradas o retrasadas sine die, galerías que han desaparecido definitivamente, empresas e instituciones que han olvidado su apuesta cultural hasta mejores tiempos… La parte más dolorosa, sin duda, ha sido la desaparición de tantas personas, y entre ellos artistas, historiadores, conservadores y otras muchas personas vinculadas a este mundo. Una tragedia que nos ha permitido también reflexionar sobre la debilidad de nuestro mundo.

Sin embargo esta cruel realidad ha obligado, como tantas veces, a reinventarse. Quizá por eso hemos visto cosas que nunca hubiéramos pensado. Muchos museos, ante la necesidad de liquidez para hacer frente a las nóminas de sus empleados, no han dudado en vender parte de sus fondos para sobrevivir. La directora del Museo de San Diego, Roxana Velásquez, se refiere a ello en la entrevista de este número. Y reconoce una oportunidad para depurar sus colecciones y, sin duda, para garantizar el futuro.

Pero no todo han sido malas noticias. Hay magníficas exposiciones como la de Piet Mondrian en el Reina Sofía o la de los mármoles de Torlonia en el Palacio Caffarelli –también en este número– que han abierto sus puertas contra viento y marea. Y por otro lado, hemos visto cómo el mercado del arte, que podría haber sido parte de esta hecatombe ha conseguido, desde el primer momento, conocer una etapa de bonanza como hacía tiempo que no vivía.

Las galerías, quizá el sector que más ha sufrido por la falta de ayudas oficiales, se han visto obligadas en muchos casos a cerrar o pasar a operar online. Han cambiado su modelo de negocio y han buscado nuevos mercados o coleccionistas. Por su parte, los museos y exposiciones, que han visto desaparecer sus ingresos, han buscado fórmulas de pago fraccionado para poder hacerse con algunas de estas piezas singulares. El Prado presenta este mes de diciembre algunas de sus recientes adquisiciones. Restauradas y estudiadas, estas obras adquieren un especial valor. Han sido incorporadas a su colección en momentos especialmente duros e inevitablemente estas circunstancias van a ser recordadas cuando las veamos colgadas en las paredes del museo, el Exvoto de Francisco Antonio Meléndez entre ellas. Es una demostración de que la crisis, por muy tremendas que sean, a veces permiten oportunidades. Una lección para el futuro. Para un futuro mejor.

Por Fernando Rayón

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