Plensa y la cuestión de sus mínimos, en Ansorena

Plensa y la cuestión de sus mínimos, en Ansorena

En la cita del 3 de octubre sobresale, junto a la escultura del catalán, un lienzo de Eduardo Arroyo


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Primeros compases del partido. Junto a los tradicionales lotes de pintura antigua destacan algunos óleos finiseculares. Ciertos titubeos, como de resistencia. Pero acaba ganando claramente lo moderno en sentido amplio. Así se podría resumir esta cita, pero podríamos sacar algo más de juego, de ideas de fondo, a estos envites.

La primera será con una escultura de hierro de Jaume Plensa (1955), titulada Darrera, 1982 (lote 326), y realizada con menos de treinta años. Los 187 x 82 x 107 cm ciertamente imponen, aunque su presencia sea ligera y como abocetada. Días vendrán para afirmar su rotundidad y para volver posteriormente de nuevo a la ligereza, la de sus letras, casi volátiles, como las palabras y los pensamientos. Quiero ver en esto una conexión con su obra posterior, la conocida por el gran público junto a sus caras de mármol o alabastro, y mucho más apreciada por el coleccionismo bien-pensante, bien-inversionista quería decir.

Desde luego no es una obra por la que se van a pelear diez coleccionistas, como sucedió en Christie’s París en junio pasado, con su Laura Asia II, 2017 (alabastro, 117 x 43 x 49 cm), vendida finalmente por 212.500 euros, lejos de la estimación baja de 110.000 euros (ver). O con las letras de Endless IV, 2012 (224 x 250 x 250 cm), vendida en mayo pasado en Phillips Nueva York por nada menos que 450,000 USD, lejos de los 250,000 de la estimación baja (ver).

No, nada de eso va a suceder. Aquí se trata de ver algo muy diferente, pues ya sabíamos cómo se las gasta el catalán con sus piezas grandes, reconocibles y en el extranjero. Aquí vamos a ver por cuánto se vende una obra suya atípica, de los inicios, por los que pocos coleccionistas quieren apostar… Algo de eso vimos ya en mayo pasado en esta misma sala, cuando cuatro coleccionistas pujaron por una similar La dona d’amic, 1982 (hierro, 212 x 61 x 15 cm), que se ofrecía por apenas 20.000 euros y que rápidamente subió a los 48.000 euros (ver). En este caso, Darrera –probablemente del mismo coleccionista- saldrá a pujas desde unos ya más lógicos 40.000 euros, pero habrá que estar atentos por cuántas pujas más se vende, pues será como un mínimo por debajo del cual sus piezas importantes, aunque no sean típicas de su mano, no se venderán en el futuro cercano.

Junto a este envite sincero y sin trampas de primera juventud, uno de un especialista: Eduardo Arroyo. De su mano se ofrece un interesante y simbólico Anónimo responde a un interrogatorio, 2007 (O/L, 73 x 92 cm; 441), por 28.000 euros. Casi me atrevería a decir que ninguna sala en nuestro territorio se atrevería con esta salida, pero Ansorena ya ha vendido varios de su mano a precios insospechados en otros terrenos de batalla: recordemos que en el mismo mayo citado anteriormente, Dos anónimos observan un cuadro de Fernand Leger, 2006 (O/L, 75 x 116 cm) pasaron de 25.000 a 31.000 euros (ver), y en noviembre de 2016, La nuit Espagnole, 1983 (O/L, 162 x 129 cm) subió también de 20.000 a 30.000 euros (ver).

Retrocedamos a los artistas de la primera abstracción, con dos piezas sencillitas. Vean con detalle, de José Guerrero su interesante Sin título, 1976 (gouache/papel, 40 x 60 cm; 236), expuesto en la galería Juana Mordó de Madrid en 1982 y publicado en el catálogo razonado de Inés Vallejo y Yolanda Romero (nº 965). 10.500 euros, que deberían subir algunas pujas. Y de Antoni Tàpies, Composición (Retorno de lo vivo lejano), 1979 (acrílico, acuarela y lápiz sobre papel, 51,5 x 78 cm; 235), por 9.000 euros.

De la generación anterior, destacaría otros dos lotes. Una trabajada en algunas partes Playa (O/L, 50 x 65 cm; 323), que pinta en 1950 Carlos Nadal, por 16.000 euros, y un muy impresionante por lo rotundo, directo y vital, por decirlo de alguna manera, Retrato de madre e hija (O/L, 100 x 81,5 cm; 322) de Celso Lagar, pintado hacia 1921, y con etiqueta de la Krane Kalman Gallery de Londres, por 15.000 euros.

De esa época, 1929 para ser más exactos, no se pierdan el surrealista gouache sobre papel adherido a lienzo de José María Togores, Pájaros (92 x 73 cm; 36), que estuvo presente en la muestra El surrealismo en España: 1924-1939 del MNCARS de 1994 a 1995 (número 185, repr. pág. 316). Siendo pieza tan importante, los 12.000 euros pedidos se explican mejor.

Y, por último, lo finisecular. De Darío de Regoyos, se ofrece un temprano lienzo de 1882 de Toledo (O/L, 44 x 30 cm; 181), con la consabida referencia a su catálogo razonado, de Juan de San Nicolás (nº 54A, pág. 83); día soleado y limpio, el sol blanquea las paredes salvo en algunas estrechas calles de la ciudad imperial. 18.000 euros, cerca ya de las 18,750 GBP (21.390 euros) pagadas en Sotheby’s Londres en mayo de 2018 por un muy similar Calle de Toledo (ver) pero a muchos euros luz de los 131.450 euros pagados en el no tan lejano octubre de 2004 en Christie’s Madrid por Una plaza de Toledo (O/L, 47,4 x 31 cm; ver). Será interesante ver en qué queda éste, pasados quince años.

Y puestos a seguir la pista, veremos también qué le sucede al muy tardío de Francisco Pradilla, Da de comer a los hambrientos, 1920 (O/L, 47,3 x 70,5 cm; 185), por el que se piden 12.000 euros. Vendido en Sotheby’s Londres en noviembre de 2007, poco antes de estallar la crisis, por 20,900 GBP (29.657 euros; ver), ligeramente por encima de la estimación baja de 15,000 a 25,000 GBP pedida en noviembre de 2006 (ver), fue vendida en diciembre pasado en Christie’s París por 12.500 euros (ver). Daniel Díaz @Invertirenarte

Jaume Plensa. Darrera, 1982. Salida: 40.000 euros
José María Togores. Pájaros, 1929. Salida: 12.000 euros
Francisco Pradilla. Da de comer a los hambrientos, 1920. Salida: 12.000 euros
Eduardo Arroyo. Anónimo responde a un interrogatorio, 2007. Salida: 28.000 euros
Celso Lagar. Retrato de madre e hija, c. 1921. Salida: 15.000 euros
José Guerrero. Sin título, 1976. Salida: 10.500 euros
Darío de Regoyos. Toledo, 1882. Salida: 18.000 euros