PICASSO PRIMITIVO

PICASSO PRIMITIVO

PICASSO PRIMITIVO

El Museo Quai Branly-Jacques Chirac acoge la muestra Picasso Primitif

Pablo Picasso en su estudio de Bateau-Lavoir. 1908. Ilustración del artículo “The Wild men of Paris” de Gelett Burgess (Architectural Record, 5 de mayo de 1910). Fotografía Burgess Gelett Frank (1866-1951) © Droits réservés ©RMN-Grand Palais (musée Picasso de Paris) / Madeleine Coursaget.

Desde el 28 de marzo y hasta el 23 de julio de 2017 podrá visitarse en París la exposición, organizada en colaboración con el Musée National Picasso–Paris. Una oportunidad única en la que se aborda por primera vez de manera global la relación entre Pablo Picasso y el arte africano, oceánico, americano y asiático, tradicionalmente denominado “arte primitivo”.

Como señaló en la inauguración Yves Le Fur, comisario de la muestra y director del Departamento de Patrimonio y Colecciones del museo, la influencia del arte “no occidental” en la obra de Picasso no se estudia mediante la simple yuxtaposición de piezas. Todo lo contrario; más allá de la provocativa frase del artista “¿Arte negro? no lo conozco”, la exposición se adentra en la profunda huella que causaron este tipo de objetos en él durante las dos primeras décadas del siglo XX. Y lo hace a través de dos secciones que son a un mismo tiempo complementarias.

La primera aborda el acercamiento de Picasso al arte primitivo de manera cronológica, desde su llegada a París en el año 1900 hasta su muerte en 1973. Y lo hace no sólo teniendo en cuenta el periodo de preparación de Las señoritas de Avignon durante 1906-1907, sino también a través de la propia colección de piezas que fue formando a lo largo de su vida y que pueden verse a través de fotografías, dibujos, cartas, catálogos, postales y un largo etcétera. Buen ejemplo de ello son dos de las instantáneas en ella presentes y que aquí mostramos: la primera tomada en 1908 en el estudio del artista en Bateau-Lavoir en París y la segunda en 1955 en su famosa villa de Cannes, La California. No se trata sólo de una mera yuxtaposición cronológica, sino que pretende preguntarse qué tuvieron en común Picasso y los artistas que realizaron las obras comúnmente denominadas “primitivas” a la hora de abordar sus creaciones.

Pablo Picasso en La California (Cannes) con la top model Bettina Graziani. Instantánea publicada en la revista LIFE en 1955. © Mark Shaw / mptvimages.com.
Vista de la sección “Arquetipos” de la exposición. Se aprecian dibujos de Picasso junto a esculturas africanas. © musée du quai Branly – Jacques Chirac, photo Gautier Deblonde. © Succession Picasso 2017.

La segunda sección, titulada Cuerpo a cuerpo (Corps à corps), es la más amplia de la exposición y se desarrolla en torno a tres bloques: Arquetipos,  Metamorfosis y el concepto freudiano El ello (Le Ça). En conjunto, aspira a demostrar cómo el arte primitivo fue empleado por Picasso como una herramienta para acceder a las capas más profundas del ser humano. El eje central en torno al que bascula esta idea parte del estudio del cuerpo humano. Tanto en la obra de Picasso como en la de los artistas “primitivos”, el cuerpo se simplificó hasta su máxima expresión, alargándose drásticamente en ocasiones para reflejar el placer o desfigurándose para transmitir temor. Pero lo más interesante pasa por descubrir cómo algunas  de las creaciones de Picasso, en las que además se muestran distintos procesos de trabajo más allá de los tradicionales lienzos, pudieron haber sido realizados por artistas africanos y viceversa.

Si en Arquetipos el  análisis del cuerpo humano es el pilar central del argumento, Metamorfosis incide en la transformación no sólo del ser humano –quizá lo más llamativo sea la mutación del hombre en monstruo, tema por otro lado arraigado en lo más profundo de la cultura universal–, sino también de los propios materiales con los que se construyen las obras de arte. Porque es precisamente este proceso el que las transforma en algo completamente distinto de aquello para lo que fueron originalmente concebidas.

Picasso. Desnudo visto de perfil. 1908. © Paris, musée Picasso © RMN-Grand Palais (Musée national Picasso – Paris) / Mathieu Rabeau. © Succession Picasso 2017.
Rostro monstruoso. Perú. Hacia 200-900 d.C. © musée du quai Branly – Jacques Chirac, photo Claude Germain.

El plato fuerte y el más innovador de la exposición es el llamado El ello (Le Ça). Esta última sección subraya la importancia de los impulsos y el instinto en las creaciones de Picasso y en sus fuentes de inspiración. Para ello el espectador puede acercarse progresivamente a los ojos –la mirada–; el rostro y su transformación monstruosa; o la boca, todos ellos potentes canales de expresión entre lo interno y lo externo del ser humano. Desemboca en la expresión del sexo, del erotismo, sin duda uno de los puntos fuertes del arte de Picasso a lo largo de su vida.

Picasso. Panel cerámico decorado con cabeza de fauno. 12 de marzo de 1961. © RMN-Grand Palais (Musée national Picasso – Paris ) / Gérard Blot. © Succession Picasso 2017.
Máscara antropomorfa africana. © musée du quai Branly – Jacques Chirac, photo Claude Germain.
Vista de la penúltima sección de la exposición (sexo) donde se aprecian dos versiones del tema “El artista y su modelo” y el dibujo “Dora y el Minotauro” de 1936. © musée du quai Branly – Jacques Chirac, photo Gautier Deblonde. © Succession Picasso 2017.
Picasso. Busto de hombre escribiendo. 7 de julio de 1971. © RMN-Grand Palais (Musée national Picasso – Paris) / Gérard Blot. © Succession Picasso 2017.

Se trata, en fin, de una sugestiva e interesante exposición muy recomendable para todos aquellos que visiten París y paseen a las orillas del Sena, muy cerca de la Torre Eiffel, lugar donde se sitúa el Museo Quai Branly – Jacques Chirac.