Ante la premisa de que el arte como acontecimiento es intrínseco al ser humano, sería inconsistente dar la espalda a la producción artística de un individuo, por muy reprochables que hayan sido sus acciones a lo largo de su vida. Esto es el debate en torno a la división entre el artista y su obra. Ahora bien, y si en vez de ser un individuo, ¿el creador fuera un algoritmo?
En ARS Magazine respetamos tu privacidad. Utilizamos cookies estrictamente necesarias para garantizar el correcto funcionamiento de nuestro sitio web. Asimismo, utilizamos cookies opcionales con fines estadísticos y analíticos para personalizar tu experiencia de navegación y presentarte información acorde a tus preferencias. Tienes la opción de aceptarlas todas, de ajustar su configuración según tus preferencias o de rechazarlas. Asumiremos que está de acuerdo con esto, pero puede optar por no participar si lo desea. Leer más