MIGUEL ZUGAZA: “SI HE HECHO ALGO BIEN HA SIDO IDENTIFICAR EL TALENTO” DEL EQUIPO DEL PRADO
* El director del Museo Nacional del Prado se muestra “contento” y “agradecido” por estos 15 años al frente de la primera pinacoteca española y bromea con que, “si se lía la cosa, el ministro me puede llamar porque todavía seré joven”.
*Reclama un sustituto que tenga “autoridad intelectual” y que defienda la “profesionalización por encima de la politización”.
Se marcha de la pinacoteca más importante de España para dirigir el Museo de Bellas Artes de Bilbao. Y esta vez no es ninguna amenaza ni una ‘falsa dimisión’. Se va definitivamente. Miguel Zugaza ha vuelto a reiterar esta mañana ante los medios de comunicación su “deseo de dar por finalizada la etapa de la dirección en el Museo del Prado” y regresar a la institución de la que ya fue responsable en la década de los noventa. No necesita dar más explicaciones, tampoco justificarse por su decisión, pues ha demostrado con creces su valía como gestor de la institución, donde ha hecho gala de su diplomacia –mantuvo el cargo con Aznar, Zapatero y Rajoy– y ha sabido moverse incluso en las aguas más revueltas. “He dado todo lo que podía dar [en el Prado]. Ahora estoy ilusionado con retomar algo que dejé inconcluso en un museo que también forma parte de mí”.
Poco importa si han pesado más las motivaciones personales –lleva cerca de 14 años viviendo a caballo entre Madrid y Durango, donde reside su familia– o el agotamiento institucional; lo esencial es que ha llegado el momento de iniciar esa nueva etapa que lleva meses esperando. “Las instituciones vascas me llamaron hace más de un año, pero yo no quise comprometer mi decisión hasta que no hubiese estabilidad política: en España y en el País Vasco”. Un ejemplo de responsabilidad que le honra. En cualquier caso, el director saliente no abandonará el cargo hasta que no se nombre a su sustituto; un trámite que tardará varios meses, si tenemos en cuenta que el Patronato primero tiene que crear una Comisión y proponer un nombre para que sea aprobado en el Consejo de Ministros.
Zugaza se marcha “con la tranquilidad de ver al museo en muy buena forma” y con dos grandes proyectos en el futuro más inmediato: la rehabilitación del Salón de Reinos por parte de Foster y Rubio y la celebración en 2019 del bicentenario. Durante su comparecencia, ha aprovechado para hacer repaso de su gestión y agradecer a todos su apoyo. “Si he hecho algo bien ha sido identificar el talento” que había en el Prado, un talento que unido al esfuerzo y trabajo ha dado como resultado uno de los mejores museos del mundo (y eso no es mérito solo de su colección). “Ha sido un empeño coral”, reconoció en referencia a los conservadores, colegas de otros centros, periodistas, visitantes, etc.
Atrás quedan 15 años de “intenso trabajo” en los que consiguió recuperar la gestión del museo –en manos del Patronato– para la cúpula directiva, aprobar una ley que dio mayor autonomía a la institución, alcanzar cifras récord de visitantes con la muestra del Bosco e incluir autores vivos entre sus salas. Deja algún deseo personal pendiente –el Guernica–, pero reconoce que “es infantil pensar que el Prado tiene que funcionar a capricho del director del museo”. También deja tras de sí varios conatos de dimisión. Una vez presentó su renuncia porque no le dejaban contratar a Gabriele Finaldi y otra porque le ponían trabas a la propuesta de ley reguladora del Prado. Zugaza salió victorioso de los dos: Finaldi llegó a director adjunto y la ley se aprobó en 2003.
Esta vez nadie le ha presentado ninguna contraoferta. Quizá porque saben que no serviría de mucho.”Hombre, si se lía la cosa y el ministro me llama, pues ya veremos. Todavía soy joven”, bromea antes de confesar que “tiene mono del Prado, porque es una droga muy potente”. En cualquier caso, su mente está ya en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, para el que alberga “los retos más ambiciosos”. Desea continuar con la labor del actual director, Javier Vier, que hoy cumple 70 años, y establecer conexiones entre los distintos autores locales. “Quiero volver a trabajar con los artistas”, confiesa quien se atrevió a situar a Bacon frente a Velázquez. Un deseo que tendrá que esperar, al menos hasta que se designe un sucesor. Sol G. Moreno