Madrid en la colección Abelló: un recorrido por la ciudad a lo largo de los siglos
La muestra, ubicada en la Real Casa de Correos, incluye una serie de vistas de la capital española pintadas entre los siglos XVII y XIX. En ellas, pueden apreciarse tanto la evolución en el urbanismo como en el contexto social y político de la ciudad, así como los cambios en el arte que tuvieron lugar durante dichos siglos.
La exposición Madrid en la colección Abelló comienza con el Manzanares, ese río que ha cobrado más importancia por su papel protagonista en canciones, cuadros y poemas que por su caudal –ya bastante escaso en aquella época– y con las representaciones que de él se hicieron en el siglo XVII.
Lo primero que sorprende al entrar en la sala que da comienzo a este paseo madrileño es el azul de sus paredes, que se va transformando en otros llamativos colores a medida que avanzamos en la muestra. El único punto del recorrido que no cumple esta característica es el dedicado a la Plaza Mayor. En él, se ha utilizado el color pardo del ladrillo (también característico).
En estas primeras obras puede verse la capital desde la orilla opuesta del río, en aquel momento aún sin urbanizar, y se reconocen algunos enclaves que hoy en día se encuentran todavía ahí, como la calle Segovia, el Palacio Real –o el alcázar que lo precedía– y la ermita de la Virgen del Puerto. Estas representaciones, además, muestran la vida que había alrededor del río madrileño.
En la obra de Antonio Joli Vista de Madrid desde el Puente de Segovia, por ejemplo, pueden verse multitud de lavanderas haciendo sus labores, y en la obra de Giuseppe Canella con el mismo título se aprecian multitud de madrileños disfrutando de su ocio junto al Manzanares, con el perfil de la capital de fondo.
Otros de los lugares que tienen gran protagonismo en la muestra son la calle Alcalá y el Retiro –que fueron tomando importancia a medida que la ciudad se expandía hacia el oeste– y la Plaza Mayor.
En el caso de ambos, puede verse la evolución no solo en la arquitectura y el urbanismo, sino también en el uso que los habitantes de la capital hicieron de ellos. En la Plaza, por ejemplo, podemos ver celebraciones de toros y días de mercado; mientras en Alcalá asistimos tanto la construcción misma de la calle como a la contemplación del desaparecido Palacio del Buen Retiro, del que únicamente se conservan el Casón y el Salón de Reinos.
La representación de este edificio se encuentra en un lienzo de grandes dimensiones atribuido a Gabriel Palencia, y captura el momento en el que la comitiva de Carlos II llega al palacio.
De este artista, encontramos otra tela que permite conocer otro lugar desaparecido: el Palacio de la Florida, situado en la montaña del Príncipe Pío (donde posteriormente se construiría la estación de ferrocarril). Por último, la muestra cuenta con dos módulos dedicados a las gentes de Madrid y al resto de la comunidad.
En el primero de ellos destaca, entre las representaciones más costumbristas y de tintes románticos, una pieza de Gutiérrez Solana, escogida para hablar del lumpen y los bajos fondos de la capital, aunque no se sabe con seguridad si el artista se inspiró en Madrid para pintarla. En el segundo, se muestran El Escorial, el Palacio de los Duques de Osuna –entre las que se encuentra La cucaña de Goya–, la Torre de la Parada –pabellón de caza real, también desaparecido y situado en el Monte del Pardo– y Aranjuez. El conjunto culmina con una representación de Santiago Rusiñol de los jardines de Aranjuez y una vista de Guadarrama firmada por Aureliano de Beruete.
La exposición, compuesta por 55 piezas pertenecientes a la colección de Juan Abelló y Anna Gamazo, entre las que se encuentran acuarelas, lienzos, dibujos y gouachés, podrá contemplarse en la Casa de Correos hasta el próximo 23 de abril. Sofía Guardiola