Los cuadernos de dibujo de juventud de Picasso se exhiben en Barcelona

Los cuadernos de dibujo de juventud de Picasso se exhiben en Barcelona

Los cuadernos de dibujo de juventud de Picasso se exhiben en Barcelona


Para Pablo Picasso (Málaga, 1881- Mougins, Francia, 1973) como para otros artistas plásticos de la escuela española y de otras europeos el dibujo fue un hilo conductor fundamental en su trayectoria creativa. Hasta ahora se han documentado al menos 190 cuadernos de dibujo del autor de Las señoritas de Avignon y casi todos ellos los conservó personalmente hasta el final de sus días. Ahora el Museo Picasso Barcelona presenta hasta el 4 de abril la exposición Picasso. Los cuadernos, comisariada por Malén Gual, que reúne los 19 carnets que posee el museo dedicado al artista en la Ciudad Condal, 17 de ellos donados por Picasso en 1970, quién además legó más de 200 pinturas, un millar de  dibujos y otros objetos a Barcelona. Asimismo se exhiben otros dos cuadernos: el Carnet catalá o Carnet de Gósol y el Carnet de la Tauromaquia, adquiridos en los años 2000 y 2018, respectivamente, junto a obras de Picasso del propio museo y de otros artistas que contextualizan su trabajo íntimo y espontáneo como dibujante.


Diego Velázquez. El bufón Calabacillas. Óleo sobre lienzo. 1635-1639. Museo Nacional del Prado. Madrid. © Archivo Fotográfico Museo Nacional del Prado. Madrid

Como recuerda Emmanuel Guigon, director del Museo Picasso de Barcelona, fue el propio Picasso quien destacó la relevancia que para él tuvieron estos Carnets, ya que en 1907 escribió «Yo soy el cuaderno» como reflejo de la importancia que para su proceso creativo tenían estos soportes por sí mismos y como preparación de obras posteriores.

En esos cuadernos que realizó desde finales del siglo XIX hasta poco antes de su muerte, Pablo Picasso desarrolló un laboratorio de ideas fruto de su espontaneidad y rigor a la hora de encarar los problemas que todo proceso artístico conlleva. Y además en ellos reveló su facilidad y dedicación al dibujo a la hora de captar retazos de la vida, una especie de diario íntimo en los que dejó huella de sus preocupaciones, anotando mediante trazos aspectos que suscitaban su curiosidad, incluso su modo de intepretar a los grandes maestros de la escuela española: El Greco, Velázquez o Goya, entre otros.

Pablo Picasso. Copia de El bufón "Calabacillas" de Velázquez. Álbum de Madrid, Málaga y Barcelona, 1895-1896 (MPB 110.913c), Madrid, 16 de abril del 1895. Lápiz grafito sobre papel. 12,2 x 8,1 cm. Museu Picasso, Barcelona. Donación Pablo Picasso, 1970. MPB 111.170R. Museu Picasso, Barcelona. Fotografía: Gasull Fotografía. © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP, Madrid 2020
Francisco de Goya. Bien tirada está. c. 1797-1798. Aguafuerte, aguatinta bruñida y buril. 21,9 x 15,3 cm. Museo Goya. Colección Ibercaja – Museo Camón Aznar. Zaragoza
Pablo Picasso. Bien tirada está. Copia del Capricho núm. 17 de Goya. Álbum de Madrid, 1898 (MPB 110.917c). Madrid, enero-marzo de 1898. Sanguina sobre papel. 17,3 x 10,6 cm. Museu Picasso, Barcelona. Donación Pablo Picasso, 1970. MPB 111.369. Museu Picasso, Barcelona. Fotografía: Gasull Fotografía © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP, Madrid 2020

La muestra además de exhibir alrededor de 1.300 dibujos de los 19 cuadernos, núcleo central de la exposición, ha incluido una serie de obras que ayudan a contextualizar los mismos, desde óleos del propio Museo Picasso de Barcelona así como préstamos procedentes del Museo Nacional del Prado, el Museu de Montserrat, la Escola Superior d’Arquitectura de Barcelona, el Museu Nacional d’Art de Catalunya y la Reial Acadèmia de Belles Arts de Sant Jordi, entre otras instituciones. Todo ese conjunto permite observar la riqueza iconográfica y estilística que latía ya en sus obras de infancia y en su formación académica, junto a la variedad de temas que abordaba en los diferentes apuntes.

La importancia de poder acceder a su contemplación en un montaje didáctico es una buena ocasión tanto para los especialistas en la obra picassiana como en el público interesado en su trayectoria plástica, sobre todo en sus primeros años como artista, acentuado por la calidad y buen estado de conservación de estos cuadernos. Verlos expuestos ahora hacen posible una mejor comprensión del quehacer creativo de Picasso y ahondar en la versatilidad técnica, en su facilidad para abordar temas variados, muchos de ellos recurrentes durante casi 70 años, aunque aquí se ciñen fundamentalmente a sus obras de infancia y juventud, desde 1894 hasta 1906, y luego con el Carnet de la Tauromaquia de 1957.

Los 17 cuadernos donados por Picasso en 1970 podrían dividirse en cuatro grupos: el primero compuesto por tres carnets, dos de ellos de la estancia coruñesa, ciudad en la que vivió con su familia hasta 1895, y otro que podría considerarse de su tránsito entre La Coruña y Barcelona; un segundo corpus formado por seis cuadernos, que podrían definirse como los de aprendizaje en la Escuela de Bellas Artes de la Llotja de Barcelona desde 1895 a 1897; un tercer grupo con otros cinco realizados casi todos en Madrid, desde octubre de 1897 a mayo de 1898; y el cuarto, que agrupa tres carnets más datados enntre 1898 y 1900, trienio donde Picasso entró en contacto con las vanguardias artísticas tanto en Horta, Barcelona y París.

De seis años después podemos destacar el conocido Carnet catalá o Carnet de Gósol, un período corto en el pueblo leridano de Gósol, junto a Fernande, que fue muy fecundo creativamente tanto estilísticamente como de ritmo compositivo, donde comenzó a pergeñar una etapa que cabría calificar de precubista con sus Terrazas de Barcelona. Y por último el Carnet de la Tauromaquia, donde reflejó nuevamente en 1957 su pasión taurina que ya había abordado en algunas series de grabados, dibujos, esculturas y óleos.

Una contribución más de este proyecto expositivo ha sido la edición de un catálogo que incluye artículos de especialistas, como Marilyn McCully, Laurence Madeline, Rafael Inglada, Javier Barón, Eduard Vallès, Jèssica Jacques, Ricard Bru, Brigitte Leal y del personal científico del Museo Picasso, junto a  ilustraciones de las obras que forman parte de la exposición y otras no expuestas que ayudan a comprender mejor la importancia de estos diarios íntimos en la obra de Picasso.

Pablo Picasso. Mujer leyendo. Álbum de París, 1900 (MPB 110.910c). París, octubre-diciembre de 1900. Lápiz grafito, acuarela y pastel sobre papel. 10,5 x 5,8 cm. Museu Picasso, Barcelona. Donación Pablo Picasso, 1970. MPB 111.009. Museu Picasso, Barcelona. Fotografía: Gasull Fotografía. © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP, Madrid 2020
Pablo Picasso. Fernande con pañuelo. Carnet catalán (MPB 113.039c). Gósol, mayo-agosto de 1906. Lápiz negro sobre papel cuadriculado. 12 x 7,3 cm. Museu Picasso, Barcelona. Adquisición, 2000. MPB 113.039.23. Museu Picasso, Barcelona. Fotografía: Gasull Fotografía. © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP, Madrid 2020
Pablo Picasso. Toros en el campo. Cannes, mayo de 1957. Aguatinta al azúcar con mordida a mano sobre cobre, estampado sobre papel vitela puro hilo Guarro. 34,9 x 50,6 cm. Museu Picasso, Barcelona. Donación Raimon Noguera Guzmán, 1985. MPB 112.767.3. Museu Picasso, Barcelona. Fotografía: Gasull Fotografía. © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP, Madrid 2020