Las subastas de Nueva York se dan un respiro
Mayo nos ha pillado desprevenidos. Las últimas licitaciones de Christie’s y Sotheby’s en Nueva York han roto con el clima decepcionante que se había instaurado en el sector desde comienzos de este año. Las subastas de enero nos dejaron con la miel en los labios, con lotes estrella retirados, ausencia casi total de guarantees, piezas invendidas o adjudicadas por debajo de las estimaciones.
Los análisis que se publicaron a continuación fueron claros, después de unos años de un mercado hiperactivo había llegado el temido ajuste. Nada crece indefinidamente sin sufrir algún bache y parecía que la burbuja se había pinchado. Pero las dos principales casas han remontado. Es cierto que en circunstancias habituales no habría sido algo espectacular, pero sí en el clima actual.
Las subastas de arte moderno y contemporáneo de estas fechas son uno de los momentos clave en el calendario del mercado y quizá haya sido esta presión la que ha hecho girar algún resorte desconocido y ha cambiado el resultado. Eso a pesar de todos los obstáculos que se han tenido que sortear, como Christie’s con el hackeo de su web.
La cita con la recaudación más elevada fue la 20th Century Evening Sale de Christie’s, llena de valores seguros como unas Flores de Andy Warhol –lote más caro de la velada con 35,5 millones de dólares–, Coin de jardin avec papillons de Van Gogh –33,2 millones–, A Lawn Being Sprinkled de David Hockney –28,6 millones–, Femme Leoni de Alberto Giacometti –22,2 millones–, Moulin de Limetz de Claude Monet (21,7 millones). En total la cifra fue de 413 millones de dólares.
La subasta correspondiente de Sotheby’s también tuvo entre las obras más caras algunos de los grandes clásicos del mercado. La obra ganadora fue un Almiar en Giverny de Monet –34,8 millones de dólares– y se siguió Le Banquet de Magritte –18 millones–, Les Distractions de Dagobert de Leonora Carrington –la gran sorpresa de todas las ventas, ya que pulverizó los 12 a 18 millones estimados llegando a 28,5 millones de dólares–, Antibues vue de la Salis también de Monet –14,1 millones– y un rothko (11,2 millones). Se recaudaron en total 235 millones de dólares.
En cuanto a las ventas más contemporáneas, Christie’s tuvo peores resultados, con 80,2 millones de total –de los cuales, además, 32 corresponden a un lienzo de Basquiat, difícilmente un artista del siglo XXI–, mientras que Sotheby’s casi igualó la cita de arte moderno (aunque de nuevo con valores seguros como Francis Bacon –Retrato de George Dyer agachado por 27,7 millones–, Lucio Fontana (Concetto spaziale, La fine di Dio por 22,9 millones– y Joan Mitchell (Noon por 22,6 millones). Ocean Park #126 de Richard Diebenkorn, valorado entre 18 y 25 millones, no encontró comprador.
Quizá la decepción del invierno ha llevado incluso a los coleccionistas a replantearse su cautela, al fin y al cabo, si las transacciones se paralizan sus activos pierden valor.
Pero los buenos resultados no comenzaron desde el minuto uno. Las pujas se fueron animando y pronto cogieron un ritmo. Eso sí, en muchos casos únicamente se consiguió superar la estimación más baja para el conjunto, y eso sumando las tasas. Solo lo suficiente para salvar los muebles este mayo.
Es complicado saber la tendencia a partir de ahora del mercado. No solo los análisis en medios especializados estaban anunciando ese temido reajuste, sino que los informes de mercado del arte como el elaborado por Art Basel lo preveían también.
Hay unas pocas alternativas que podemos vislumbrar. La más optimista de todas podría imaginar que se ha tratado de la explosión de la burbuja más breve de la historia. Otros podrán decir que lo de principios de año fueron nada más que unas malas ventas por motivos ajenos al comportamiento del sector, no relacionados entre sí y que no dibujan ninguna tendencia. Los menos halagüeños recordarán que las caídas a veces son escalonadas. Habrá que esperar.