José Guerrero. Verde Veronese, 1989, detalle. Salida y remate: 90.000 euros
LAS BUENAS VENTAS DE SEGRE POR NAVIDAD
Destacó la venta de los lienzos de José Guerrero en una sala abarrotada y con multitud de pujas telefónicas y por escrito
Como ya anunciamos en nuestro artículo de previos (ver), la atractiva oferta de arte contemporáneo en la sala Segre entusiasmó finalmente a los coleccionistas, que pujaron repetidamente los sucesivos lotes hasta confirmar las buenas expectativas con unas ventas que llegaron a los 800.000 euros. Lo primero, por tanto, desde estas líneas es nuestra enhorabuena a todo el equipo de la sala del Viso.
El granadino José Guerrero (1914-1992) se proclamó, claramente, vencedor en la licitación. Se presentaban dos buenas piezas de su mano. La primera, de grandes dimensiones y cierta tensión estructural, Verde Veronese, 1989 (O/L, 185 x 145 cm; 171), se adjudicó a un teléfono por los 90.000 euros pedidos, sin mayor gloria aparente, pero que a la postre se convirtió en la obra más cara de la noche. La segunda, su pequeño pero delicado Verde, 1979 (O/L, 52 x 35 cm; 178), subió como era previsible de 15.000 a 20.000 euros.
Este lienzo pertenecía a una importante colección que vendió prácticamente todo. Lo más destacado probablemente fue la imponente subida de la cartulina de Antonio Saura, un óleo de 1967 que mostraba el Retrato de Rembrandt (68,5 x 48,5 cm; 176), que subió de los tímidos 10.000 euros iniciales hasta nada menos que 24.000. Le siguió la atractiva, por nacional, pieza de Christo: Wrapped monument to Cristóbal Colón / Project for Barcelona-Passeig de Colom, Plaça Porta de la Pau, 1975 (72 x 56,5 x 3,5 cm; 180, ver), a base de lápices de colores, cuerda, tela y collage sobre papel adherido a tabla, que fue adquirido por un teléfono por la salida, 21.000 euros. La aérea malla de metal de Manuel Rivera, Tiritaña XVII, 1975 (50 x 65 x 6cm; 177, ver) subió ligeramente, de 9.500 a 11.000 euros, en lo que podemos considerar claramente como una buena compra de otro teléfono. Menores ya, pero no por ello menos interesantes, fueron otras ventas: JC-42, 1980 (149 x 118,5 cm; 193), una delicada y fina pieza de José María Navascués a base de pintura y barniz sobre madera, subió de 1.500 a 6.500 euros, el mismo precio que alcanzó finalmente un potente Sin título, 1979 (O/L, 206 x 133 cm; 194) de Miguel Ángel Campano, ligeramente anárquico tras abandonar sus composiciones más geométricas…
No se vendió la escultura de Ángel Ferrant, por la que se pedían 95.000 euros (lote 155), pero la tónica de la licitación fue la subida en cada uno de los lotes, de manera lenta pero precisa, como un goteo continuo que hizo que las piezas subiesen notablemente.
En este final del siglo XX, destacaron, por citar sólo unos pocos, el óleo sobre papel pegado a tabla de Antoni Tapies, The Key of Fire Series nº 10, 1973 (33 x 41 cm; 170), que se adjudicó por la salida, 15.000 euros. El acrílico sobre lienzo de Eva Lootz, Sin título, 1974 (151 x 101 cm; 199), que subió de 6.000 a 7.000 euros, o los lienzos de Juan Navarro Baldeweg, Danae y busto, 1986 (130 x 163 cm; 208), que pasó de 7.000 a 8.500 euros, el de Alfonso Albacete, Proverbio V, 1985 (110 x 210 cm; 210), por 7.000 euros, o el de Jordi Teixidor, Pintura 665, 1990 (190 x 190 cm; 224), de 3.800 a 5.000 euros, por citar sólo unos pocos, insisto.
La primera mitad del siglo XX también obtuvo ventas muy interesantes. Llamó especialmente la atención la venta de las dos obras de Benjamín Palencia, un autor que en los últimos tiempos ha sufrido los embates de la crisis, como casi toda la Escuela de Madrid… Y así, su Paisaje, 1964 (O/L, 73 x 92 cm; 135, ver) fue comprado por un teléfono que subió los 20.000 euros iniciales hasta los 26.000 finales, mientras su exquisito dibujo, portada del catálogo por cierto, La espigadora y dos muchachos, 1936 (47,4 x 48 cm; 150, ver), se disparaba de los 4.800 euros iniciales hasta unos más que interesantes 13.000 euros finales.
Menos entusiasmo hubo por otras piezas, pero ventas al fin y al cabo fueron. 22.000 euros se ofrecieron por el Puerto de mar, 1958 (O/L, 81 x 100 cm; 132) de Rafael Zabaleta. Y los 8.000 euros pedidos se dieron también por el delicado Aguadoras vascas (O/L, 84 x 54 cm; 131) de Ramiro Arrúe. Lo mismo sucedió con los 7.000 euros por la tablita de 35 x 26,5 cm de 1937 de Emilio Grau Sala: Diana Castelucho en su jardín de los alrededores de Barbiçon (149). O, más tardío ya, con el cartón de 1947 de Antoni Clavé, Nature norte aux bouteilles (99 x 81 cm; 151). O, anterior, como el lienzo de 1903 de José Gutiérrez Solana, Joven acariciando sus cabellos (72 x 57 cm; 110, ver), vendido también por los 18.000 euros de la salida.
Alguno dirá que son precios muy inferiores a los de hace unos años, antes de que la crisis echase por tierra una parte importante del coleccionismo. Por ejemplo, el cartón de Clavé se había ofrecido en esta misma sala en septiembre de 2008 por 60.000 euros, un precio de antes de la crisis. O la Joven de Solana, supuestamente adjudicada en Ansorena en abril de 2008 por nada menos que 95.000 euros… Y, desgraciadamente, razón tiene; pero aunque no son precios para grandes alegrías si los comparamos con aquéllos, sí hacen atisbar un futuro algo más prometedor, todo sea dicho.
La sorpresa, de todas formas, nos la llevamos con los lienzos de 1918 (54 x 65 cm) del cubano Eduardo Morales; se ofrecían por unos más que razonables 1.500 euros cada uno, pues presentaban una calidad más que evidente aunque el autor era un perfecto desconocido. Y dos teléfonos se encargaron del resto: En la plantación de azúcar (86) subió hasta los 8.000 euros, mientras su mejor Carruaje de caballos junto a la hacienda terminó en nada menos que 10.000 euros.
Del siglo XIX, Maja goyesca (O/L, 60 x 46,5 cm; 79), de Eugenio Lucas Velázquez, se vendió por la salida, 10.000 euros, a un teléfono; otro se llevó, por cierto, por 6.000 euros, el Retrato de la reina María Luisa de Parma, hacia 1802/4 (lápiz negro y clarión, 28,5 x 21,6 cm; 9) de Antonio Carnicero. Y en maestros antiguos, sobresalieron los 18.000 euros dados por la buena pero extraña Cena de Emaús (O/L, 124 x 95,5 cm; 63, ver), de Escuela española de comienzos del siglo XVII, y sobre todo los 15.000 euros ofrecidos finalmente por un teléfono por Retrato de anciano (71 x 60 cm; 59, ver), un lienzo de Escuela flamenca del siglo XVII que partía de unos, como luego se demostró, tímidos 3.000 euros. Lo dicho: enhorabuena a la sala, y que el 2017 nos traiga iguales o mejores ventas. Daniel Díaz @Invertirenarte