La que al final reinó en Segre fue Ángela de la Cruz
Destacaron también, en la cita del martes 24 de octubre, las piezas de los más internacionales: Juan Úsle y Damien Hirst
A estas alturas, con la concesión del Premio Nacional de Bellas Artes 2017 la pasada semana, a nadie sorprendió ya la importante subida en Subastas Segre de la pieza de la gallega afincada en Londres Ángela de la Cruz (1965), Camouflage painting, 1998 (O/L en dos partes, 180 x 150,5 cm c/u; 234). Procedente de la galería Anthony Wilkinson de Londres, se trataba de una pieza sin concesiones a lo decorativo ni a lo lírico, una especie de pseudo-pintura que funciona como escultura pero que a la vez son dos lienzos superpuestos… Un trabajo habitual en la artista, que gusta de borrar las fronteras entre conceptos diferentes, que busca las hibridaciones y los contornos donde se producen las sorpresas. Y aunque ni el color ni el formato fuesen fáciles, en el sentido de ponibles o bonitos; bueno, quizá precisamente por eso, por ser un trabajo suyo neto de investigación y creación sin pensar en el posible comprador, subió de los atractivos 14.000 euros (no hay más que preguntar sus precios en las galerías españolas y londinenses) hasta unos mucho más lógicos 28.000 euros, como comentamos en nuestro de previos (ver).
En menor medida, algo de eso ocurrió también con el gran lienzo de Juan Uslé (1954); la obra del santanderino ha tenido un importante recorrido internacional, aunque en estos últimos años los precios de sus ventas se han resentido ligeramente, como le ha ocurrido a la mayor parte de los artistas, especialmente a los que tienen poca proyección internacional. Mojante, 1992 (pintura sobre tela adherida a tabla, 113,8 x 198,1 cm; lote 231), procedente de las galerías neoyorkinas John Good y Cheim Read Gallery, era una pieza de grandes dimensiones, pero en un formato aún atractivo por su marcado carácter horizontal; sin embargo, el motivo pictórico era relativamente simple, con sus típicas franjas, horizontales en este caso, que producen una sensación se superposición produciendo un espacio que realmente no existe, pero sin grandes esfuerzos cromáticos ni siquiera sus intromisiones de otras líneas o motivos características. El precio de 22.000 euros fue rápidamente superado, pero se adjudicó en unos buenos 26.000 euros para el comprador, que puede estar seguro de haberse hecho con una pieza de buena calidad, tamaño y fecha por un precio atractivo.
La otra de las ventas importantes fue la de la serigrafía de Damien Hirst de 2012, Hypothalamus Acetone Powder, 2012 (56/128, 150 x 134,5 cm; 325), por los 13.000 euros pedidos. La serigrafía consistía en sus clásicos ya spots serigrafiados más unos dibujos característicos de su producción como el tiburón, la calavera, la mariposa y el corazón, y dedicatoria del propio Hirst al entusiasta incondicional que la recibió tras cumplir el Spot Challenge, que consistía en visitar las once galerías Gagosian que existían en la época (tres en Nueva York, dos en Londres, y una en París, Hong Kong, Atenas, Ginebra y Beverly Hills) entre el 6 de enero y el 18 de febrero de 2012…
Ya que estamos con la obra gráfica, dos referencias. La primera, la subida lógica de la litografía de 1963 de Pablo Picasso, La Grande Maternité (fechada en plancha 29.4.63, 8/200, 90 x 63 cm; 301, ver), de 1.500 a 4.200 euros. Y la serigrafía del Equipo Crónica, de 3.200 a 3.800 euros, la magnífica El Happening del Conde de Orgaz, 1969 (34/75, 67,5 x 87 cm; 317).
Continuamos con la segunda mitad del siglo XX, con ventas ya menores. Sorprendió un tanto, pues hace tiempo que no se veía un remate así de fuerte por una pieza suya, la subida de 2.200 a 5.000 euros de Corona verde, 1994 (Tm/L, 200 x 170 cm; 238), de Jorge Galindo, procedente de la galería Soledad Lorenzo. Más lógicos fueron, en ese sentido, las subidas de las dos piezas de Manolo Valdés realizadas en 1963, con apenas 21 años: Sin título (Tm/L, 64 x 93 cm; 186, ver), de 2.800 a 4.800 euros y Sin título (Tm/L, 73 x 116 cm; 187, ver), de 2.500 a 3.100 euros. Poco antes, en 1954, un joven Antonio Saura pintaba un temprano papel a base de óleo y tinta: Sin título (39 x 27 cm.; 182, ver); con certificado sobre fotografía de la Fundación Archivos Antonio Saura, se vendió por la salida, 7.500 euros.
Y una última venta: Paisage du midi, 1929 (O/L, 73 x 92 cm; 166), de Francisco Bores, procedente de la galería Leandro Navarro de Madrid y publicado por Hélène Dechanet en su Francisco Bores. Catálogo Razonado. Pintura, Tomo I 1917-1944 (MNCARS y Fundación Telefónica, 2003, nº 1929/10), se vendió por la salida, 12.000 euros. Cada vez quedan más claros qué autores interesan a los coleccionistas, y cuáles son sus límites… Daniel Díaz @Invertirenarte