La introspección de Cristino de Vera en CaixaForum Madrid

La introspección de Cristino de Vera en CaixaForum Madrid


Mañana se abre al público en CaixaForum Madrid la exposición Cristino de Vera. Al Silencio, organizada por la Fundación CajaCanarias y la Obra Social «la Caixa», con la colaboración de la fundación del artista canario (Santa Cruz de Tenerife, 1931), que reúne 46 obras, entre pinturas y dibujos, realizadas en las dos últimas décadas y que han sido seleccionadas por María José Salazar, comisaria de la exposición. En este conjunto de piezas se subraya el compromiso de Cristino de Vera con un estilo caracterizado por una honda espiritualidad y un misticismo que confiere a sus composiciones una aire de sencillez, luminosidad en búsqueda de una cierta pureza en las formas.

En la presentación- introducida por una pieza de Bach tocada al violín por Pablo Sabater- el presidente de la Fundación CajaCanarias, Alberto Delgado, ha declarado que  Cristino de Vera «ha trabajado desde la soledad que lo ha protegido del ruido de nuestro tiempo, eligiendo los caminos menos transitados por el ser humano» y añadió que esta exposición quizá sirva «para celebrar la penúltima mirada de un hombre que ha sido capaz de dar luz a la poesía de las pequeñas cosas, un hombre que siempre ha creído que el arte nos salva»; e Isabel Fuentes, directora de CaixaForum Madrid, que destacó que en estas obras se desprende «meditación, espíritu y contemplación, además de su luz, elementos necesarios para adentrarse en el territorio del silencio y la quietud ante algunos de nuestros destinos como la angustia, el sufrimiento, la soledad y la muerte». Por su parte, María José Salazar calificó la muestra de insólita, tanto por la individualidad del artista, que siempre ha seguido su camino, irradiando luz y poesía, como por la belleza y profundidad que transmite.

La personal exhibición de Cristino de Vera, que se podrá visitar hasta el 5 de enero, será complementada con dos Diálogos con Cristino de Vera. Luz en la pintura, que profundizarán en sus obra: el primero de ellos será el 25 de octubre Juan Manuel Bonet, crítico de arte y literario, y el poeta canario Andrés Sánchez Robayna; y el segundo con el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de La Laguna, Fernando Castro Borrego, el 22 de noviembre. Y como parte de la exposición se proyectará un documental del cineasta Miguel G. Morales, en el que se ve la evolución por los ejes principales de un creador que busca el silencio.

Cristino de Vera. Dos cestas con florecillas, 1998. Óleo sobre lienzo.92x65-cm. Colección particular
Cristino de Vera. Figura y dos coronas de flores,2003. Óleo sobre lienzo. 55x46 cm.Colección particular

Pintor introspectivo, Cristino de Vera ha recibido numerosos premios como el Nacional de Bellas Artes, las Medallas de Oro de Canarias y de Bellas Artes, y sus singulares creaciones se han podido ver en el Reina Sofía de Madrid, el Museo Arqueológico Nacional y en el Monasterio de Silos, por citar algunas de las instituciones que han albergado sus obras.

Hace casi quince años que no exponía y eso explica el título de la muestra actual: Al silencio, que quizá sea una síntesis de una trayectoria forjada en el tiempo que abarca pinturas realizadas desde 1995 a 2013 y unos delicados dibujos a tinta china creados recientemente.

Tanto en estas piezas como en algunas otras del pintor tinerfeño se observa su gusto por la figuración, donde la huella humana, de un modo preciso o algo más desdibujado en los contornos, siempre termina apareciendo.

Cristino de Vera. Taza de luz dos velas largas y cementerio, 1997. Óleo sobre lienzo. 41x33 cm. Colección particular

Cristino de Vera vive esa espiritualidad como algunos de los mejores ejemplos del Siglo de Oro español, tanto en las figuras femeninas como en los paisajes a través de ventanas o en esas naturalezas muertas que nos retrotraen a Zurbarán o a los versos de san Juan de la Cruz en ese juego con la música y la luz callada. Aunque hay ecos de Juan Gris y de Brancusi, en el geometrismo cubista o la frialdad del escultor rumano.

Hay en algunas de las nuevas pinturas y dibujos una depuración en su modo de usar la luz y el color, una evolución espiritual que irremediablemente tiende al intimismo. En sus trazos hay exquisitez, sencillez y austeridad, que tal vez están desprendiendo una cierta angustia existencial en un enriquecimiento de un repertorio pleno de matices de un espíritu libre, sin ataduras, en una búsqueda de la esencia de todo elemento o imagen. Cristino de Vera describe en un texto emotivo: «Quisiera en mi trabajo que todo tuviera un aire poéticamente remansado, que pareciese que lo fugaz es detenido, que huyese la angustia, y el silencio de paz lo envolviese todo, que la misma muerte fuera clara y diáfana como una melodía silente donde todo fuese armónico». Y de nuevo sonó el violín de Pablo Sabater con la esencia de Juan Sebastian Bach. Julián H. Miranda

Cristino de Vera. Noche de luna en el Teide, 1999. Tinta china sobre papel. 358x41,5 cm. Colección particular
Cristino de Vera. Espejo y cráneo, 2012. Tinta china sobre papel. 322x27 cm. Colección particular.