La Colección Delgado se deposita en el Museo de Antequera
Una treinta de pinturas procedentes del conjunto particular cordobés e integrado por obras de Velázquez, Murillo, Van der Hamen o Borgianni, entre otros maestros, se expondrá por primera vez al público en el museo de la ciudad malagueña durante un periodo de cinco años (con posibilidad de prórroga).
Es un préstamo excepcional para el Museo de la Ciudad de Antequera: 39 pinturas de grandes maestros nacionales e internacionales que vienen a completar el conjunto de piezas romanas, platería y autores que recorren desde la época paleocristina hasta el siglo XX de la institución. Aunque los recién llegados entrarán en conversación, sobre todo, con los autores barrocos del Siglo de Oro, porque es el periodo que cubren.
Se trata de un depósito que la Colección Delgado ha hecho a la ciudad de Antequera por un tiempo de cinco años, si bien es posible que pueda prorrogarse (porque esa es la voluntad de ambas partes).
De momento, el público podrá contemplar hasta 2029 un buen número de obras inéditas y bien conservadas de algunos de los mejores autores del siglo XVII español y europeo en La Galería, un espacio preparado expresamente para acoger tan generoso préstamo.
El alcalde de Antequera, Manuel Jesús Barón, se felicitó de poder presentar este conjunto, “de primerísimo nivel”. “Estoy absolutamente emocionado, porque es todo un privilegio ver cómo Juan de Pareja y Diego Velázquez cuelgan juntos en el mismo museo”. Efectivamente, discípulo –además de esclavo– y maestro pueden contemplarse de manera conjunta gracias a este nuevo depósito. Los dueños de la colección continúan así con su política de préstamos, esa misma que le llevó el pasado mes de marzo a depositar en Córdoba un paisaje de Antonio del Castillo.
En la selección de las casi 40 pinturas que acaban de ceder a Antequera se incluyen descubrimientos como Milagro de la resurrección de un difunto por san Francisco de Paula de Juan de Juanes, nuevas atribuciones e importantes composiciones que ahora han encontrado acomodo en el museo andaluz.
El conjunto revela una labor por parte de los coleccionistas que va más allá de la pura pasión por adquirir tesoros, para aportar un toque más cercano a la investigación, lo cual contribuye al debate y estudio de nuevas piezas rara vez vistas (probablemente esta sea una ocasión excepcional para acercarse a analizarlas).
Entre las obras más destacadas, un lienzo atribuido a Velázquez titulado Dama de perfil, pintada alla prima. La obra, sobre la que ya escribió Carmen Garrido en el número 34 de esta revista, podría datarse en el primer viaje del artista sevillano a Italia.
A Velázquez se suman otros nombres nacionales como Murillo –se exhiben hasta cinco obras religiosas suyas, incluido el cobre con Retrato de monja descubierto en 2018–, Antonio de Pereda, de quien puede verse una interesante escena de Lamentación sobre Cristo muerto, o la pareja de lienzos de Valdés Leal. Del foco toledano, por ejemplo, encontramos dos aportaciones: San Jerónimo Penitente de Luis Tristán y El Expolio de Juan Correa de Vivar (una de las escasas obras del siglo XVI presentes en la muestra, junto a la escena de Juan de Juanes y Cristo y la de la mujer adúltera del pintor veneciano Polidoro de Lanciano).
Aunque el núcleo madrileño y la Corte acaparan el grueso de la exposición, con predominio de autores que trabajaron para la corona española, la muestra antequerana ofrece también ejemplos de artistas internacionales, dibujando así un panorama bastante completo del barroco europeo.
Italianos venidos de Nápoles, Venecia o Roma, como Corrado Giaquinto –y su Adoración de los Reyes–, Carlo Saraceni –con La incredulidad de santo Tomás– u Orazio Borgianni –del que se muestra Busto de anciano–, demuestran el interés del coleccionista por cubrir todo el panorama internacional.
De Francia, por ejemplo, cabe mencionar un Retrato de hombre de Simón Vouet, mientras que de procedencia bávara destaca la Predicación de san Juan Bautista atribuido a Hans Rotttenhammer.
La Colección Delgado ofrece un recorrido por varias áreas geográficas y diversas escuelas pictóricas. Pero su importancia no solo reside en la exposición pública por vez primera de estas pinturas, sino también en el catálogo que lo acompaña. Un volumen con decenas de fichas escritas por algunos de los mayores expertos en cada uno de los artistas –Maria Giulia Aurigemma sobre Saraceni o Arnauld Brejon de Lavergnée sobre Vouet, entre otros–, que explican cada una de las atribuciones. Una apuesta muy particular que ya puede verse en el Museo de la Ciudad de Antequera. Sol G. Moreno