Juan Soreda, el redescubrimiento de un pintor

Juan Soreda, el redescubrimiento de un pintor

Icono I&R publica un estudio sobre este autor del Renacimiento castellano, cuyas obras han comenzado a aparecer en el mercado. Rafael Romero y Adelina Illán firman un análisis que trata de reconocer el trabajo del artista, además de profundizar en su estilo y su técnica pictórica.

La reciente recuperación del retablo de Santa Librada y la posterior restauración de algunas de sus tablas, ha llevado a Icono I&R a publicar un estudio sobre el pintor español Juan Soreda. En él revelan algunos secretos de uno de los artistas más singulares del Renacimiento español, cuyas obras han aparecido recientemente en el mercado.

Ya en 2021 Segre ofreció una Crucifixión de san Pedro que superó los 32.000 euros. Un año después también adjudicó una tabla inédita de Santa Bárbara y santa Catalina de Alejandría por 7.500 euros. Por su parte, Setdart subastó en 2022 Virgen con niño Jesús, santa Isabel y san Juanito con un precio de 19.000 euros. La presencia de todas estas obras en nuestro mercado nacional, ha llevado consigo un redescubrimiento del autor.

Una de las publicaciones más recientes relativas al artista la firman Rafael Romero Asenjo y Adelina Illán Gutiérrez, autores del monográfico Juan Sureda y de otras investigaciones parecidas. Juntos han ahondado en todas las facetas del pintor, a través de diferentes técnicas nunca antes hechas hasta la fecha a sus obras, como imágenes infrarrojas y Rayos X. Unos trabajos que han permitido determinar la autoría de algunas de sus composiciones.

El libro también trata la esquiva biografía de Juan Soreda, del que no conocemos su lugar de nacimiento  de forma exacta. A pesar de no tener documentación, se estima que procede de algún lugar de Cataluña o las islas Baleares, debido a la etimología de su apellido.

Este artista renacentista fue llamado de manera errónea hasta el siglo XX –a menudo se confundió con Juan de Pereda–, pero Ana Ávila esclareció con exactitud su nombre, al tiempo que trató de profundizar en su personalidad pictórica.

"Virgen con niño Jesús, Santa Isabel y San Juanito". Juan Soreda. Siglo XVI Óleo sobre tabla.
Lámina delgada obtenida a partir de una micromuestra tomada de la Crucifixión de San Pedro. Imagen cedida por Icono I&R

Su mayor producción va ligada a Sigüenza y a su obra de madurez: el retablo de Santa Librada, la cual, como bien cuenta Rafael Romero Asenjo en el estudio, es una de nuestras “más sobresalientes joyas del Renacimiento”. El uso de grabados italianos y norteuropeos le diferencian de otros artistas nacionales de ese mismo periodo. 

Icono I&R ha centrado su investigación en cinco tablas dentro de la producción de este personaje: Crucifixión de san Pedro, Santa Catalina (ambas de la colección Shainman), Oración en el huerto (colección José Lladó), La Virgen con el Niño y La virgen con el Niño, santa Ana y san Juan niño (colecciones particulares ambas).

Los trabajos realizados sobre las tablas que pintó Soreda permite entender de una manera más completa su manera de trabajar, desde la evolución de su dibujo para establecer la composición de sus obras hasta la fina capa de imprimación distintiva del artista. Esta era de escaso espesor y muy suelta, algo que le permitía traslucir el dibujo y sellar la capa pictórica.

La mayoría de sus obras están realizadas sobre madera de pino, abundante en la zona castellana donde desarrolló gran parte de su carrera. Su forma de pintar fue evolucionando, como explica Romero Asenjo en el texto. Su obra temprana, por ejemplo, presenta un estilo heredado del siglo anterior, mientras que al analizar sus trabajos maduros se ve cómo Soreda adquirió un característico trazo seguro y suelto, donde seguía con precisión los volúmenes de los cuerpos.

Este estudio es la mejor manera de conocer los detalles del trabajo de este artista español quien, a pesar de su fidelidad a los procedimientos técnicos que se daban en Castilla en la época en la que vivió, supo implementar las innovaciones que se estaban produciendo en la Europa del siglo XVI. Roberto Ponce López