Javier Burgos: «Si encontrar una monomanía es un milagro, encontrar dos ya es la leche»
El neurocientífico español vuelve a identificar uno de los retratos perdidos de Géricault, que en 1822 ilustró la demencia a través de una decena de rostros de pacientes ingresados en un sanatorio. La nueva incorporación es un hombre con barba y sombrero, de mejillas enrojecidas y descamisado, que representa el alcoholismo. Es el segundo cuadro que encuentra Burgos, dedicado en cuerpo y alma a la búsqueda de los cinco lienzos dispersos de la serie. Hablamos con él sobre el entusiasmo de su loca aventura y este nuevo hallazgo.
Lo ha vuelto a hacer. Javier Burgos suma la séptima monomanía de las diez que completan la serie de Théodore Gericault. De esta forma, consigue añadir una pieza más al puzle que desde 2017 le quita el sueño, aunque también le está dando grandes satisfacciones. En enero del año pasado ya publicó en The Lancet su primer descubrimiento: Retrato de hombre melancólico, un cuadro oculto durante décadas en una colección italiana que resultó ser la sexta obra del conjunto (hoy, disperso). Entonces me confesó que aquel hallazgo no hacía más que darle ánimos para seguir buscando el resto de lienzos perdidos y completar una empresa que se ha convertido en su cruzada particular, su obsesión, su leitmotiv. El mismo que ahora le ha llevado a presentar, de nuevo en la publicación británica, su segunda monomanía –séptima en total–: el alcoholismo o embriaguez.
*Enhorabuena, sigue completando la serie… ¿Cómo se ha gestado este segundo descubrimiento?
*Fue a partir de un contacto con el galerista Christophe Meier, que me escribió tras leer mi primera carta en The Lancet Neurology en la que describía al hombre melancólico. A partir de ahí comenzó un intercambio de información que finalizó con mi viaje a la galería el pasado enero.
*Esta vez lo ha encontrado en Versalles. ¿Desde cuándo le sigue la pista a la obra?
*La primera vez que vi el cuadro fue directamente en la galería. Tras una larga conversación con Christophe y su asistente, junto con mi amiga Raquel Ballester que me acompañó, pude contemplar el retrato y discutir las diferentes características que lo acercaban a la serie de las Monomanías. La verdad es que fui a Versalles un poco a ciegas, pero el viaje finalmente valió la pena.
*¡Y tanto! ¿Qué sintió al saber que descubría otra de las obras perdidas del pintor?
*Pues te puedes imaginar: si encontrar una monomanía es un milagro, encontrar dos ya es la leche. Ver el cuadro fue impresionante, pero el momento más emocionante fue cuando Christophe me enseñó la etiqueta que tenía por detrás y que certificaba que era una monomanía de Géricault perteneciente al grupo de Maréchal.
*Y entonces, ¿por qué no se había dado a conocer antes?
*El retrato pertenece a un particular que no lo había expuesto previamente. Se ha dado a conocer precisamente ahora, cuando se ha puesto a la venta.
*¿Conoce el precio por el se vende?
*Ni idea. Mi aproximación al cuadro es meramente científica, desconozco cómo funciona el mercado del arte, aunque supongo que no debe ser precisamente barato, teniendo en cuenta que el artista murió muy joven y que corresponde a un cuadro de una serie limitada.
EL RETRATO PERTENECE A UN PARTICULAR QUE NO LO HABÍA EXPUESTO ANTES.»
*¿Cuáles son los rasgos que permiten identificar la obra con una monomanía del autor francés?
*La composición del cuadro, para empezar. Se trata de un retrato de medio cuerpo, con un fondo neutro y un hombre de mirada de medio lado. Viste una prenda de abrigo [el sombrero], como en el resto de la serie, que supuestamente fue pintada en el invierno de 1822 a 1823. Las dimensiones también son compatibles con el conjunto. Pero lo más importante, como decía anteriormente, es la etiqueta que certifica que es un enfermo pintado por Géricault; además, su monomanía coincide con la causa más importante de locura que describen los alienistas [dedicados a las enfermedades mentales], la embriaguez.
*Tengo curiosidad por saber cuántos archivos, catálogos y páginas online relacionadas con el tema revisa a diario…
*No, no, no; yo no trabajo en esto todos los días. Tengo muchas otras ocupaciones profesionales que atender, solo dedico a esto una parte de mi tiempo libre. En periodos vacacionales como verano o Navidades avanzo más, pero sí que he leído muchos tratados, tesis doctorales, artículos artísticos y científicos, catálogos de exposiciones… Cualquier fuente que se relacione con las Monomanías me interesa.
*Recuérdeme de dónde le viene esa pasión por el pintor y más concretamente por los rostros de la locura que realizó en el sanatorio francés.
*A mí me interesa la conexión del arte con la ciencia como método de comprensión del ser humano. Desde ambos puntos de vista se puede intentar responder a las grandes preguntas de nuestra condición. Yo vengo del campo científico, he dedicado la mayor parte de mi vida profesional a la neurociencia, particularmente al Alzheimer, por eso me interesan tanto las Monomanías, porque se consideraban como una etapa previa a la demencia, según los alienistas.
* Se dice que el propio artista estuvo ingresado en uno de los sanatorios franceses, quizá de depresión. ¿Es así?
*En todo lo que he leído, no he encontrado ninguna evidencia de que estuviera ingresado en ningún asilo. Parece ser que el encargo de la serie es posterior a La balsa de la Medusa, para la cual estuvo visitando previamente estos lugares, por eso los frecuentaba.
* Ya solo faltan tres retratos para completar el conjunto. ¿Cuáles son sus teorías sobre esas enfermedades mentales?
*Lo que está claro es que deben estar descritas en los textos de los alienistas, como pasó con el que ahora se ha descubierto. El problema es que en ellos hay gran cantidad de causas de monomanía, muchas más de diez, por lo que no sabemos cuáles puede incluir la serie.
*¿Alguna vez ha seguido una pista equivocada?
*Sí, me ha pasado. Incluso he hecho más de un viaje para ver algún retrato que podría haber sido del grupo y que finalmente no lo era. En esas pesquisas, aunque no encuentres lo que buscas, acumulas un conocimiento que es muy importante para continuar la búsqueda.
* Seguro que ya tiene la cabeza puesta en el octavo retrato. ¿Cuál es su siguiente paso?
*Tengo un par de pistas buenas que no sé si concluirán en algún nuevo descubrimiento, pues el camino que requiere este tipo de indagaciones es enormemente complejo. Por ahora sigo ilusionado con este proyecto y seguiré investigando.
HE HECHO MÁS DE UN VIAJE PARA VER ALGÚN RETRATO QUE PODRÍA HABER SIDO DE LA SERIE Y QUE FINALMENTE NO LO ERA»
*Existen decenas de pinturas y fotografías que demuestra cómo el estudio de la locura durante el siglo XIX relacionaba el aspecto físico con los problemas mentales. ¿Por qué?
*A principios de siglo surge una corriente con los alienistas que va en esa línea. El primero que empieza a hablar de monomanías es Jean Étienne Dominique Esquirol, que tenía varios grabados de Tarnier y otros autores previos a Géricault. En aquel momento era habitual que los médicos recurriesen a pintores para reflejar aquello que veían. Pero las corrientes científicas no nacen un día y al otro se acaban, van evolucionando o cambiando, por eso hacia mediados del XIX encontramos un artículo de un doctor que afirma que la monomanía no existe. Hoy en día eso ya no se puede aplicar porque tenemos la neurociencia.
*¿Cómo acaba un científico como usted embarcado en esta aventura artística?
*Por pura curiosidad. Confieso que al principio no me interesaba el pintor, pero encontré esta serie sobre enfermos mentales que además aparecen descritos en los textos científicos como una de las etapas previas a la demencia –igual que el Alzheimer– y eso me interesa mucho. Sol G. Moreno
MONOMANÍAS DE GÉRICAULT. Fue un encargo del doctor Étienne-Jean Georget quien, siguiendo las enseñanzas de su mentor Dominique Esquirol –inventor del término «monomanía–, quiso representar los rostros de la locura.
En aquella época se pensaba que las enfermedades mentales se veían reflejadas en la cara, por eso Georget pidió al autor de La Balsa de la Medusa que inmortalizase con sus pinceles enfermedades como la cleptomanía, la envidia, la ludopatía, la pedofilia, la megolamanía, la melancolía y el alcoholismo.
Cuando el doctor murió, el conjunto se repartió entre dos de sus discípulos: Lachèze y Marèchal. Los cinco cuadros del primero se han conservado durante siglos, mientras que los lienzos heredados por el segundo se perdieron. Menos mal que tenemos a Burgos, investigador de la Universidad Jaume I de Castellón, para encontrarlos.