Isabel Muñoz: «He fotografiado a los caballos como lo haría con seres humanos»
Isabel Muñoz (Barcelona, 1951) ha viajado durante más de 40 años, buscando retratar la mayor amplitud posible de sentimientos humanos. Ha plasmado realidades tan aparentemente dispares como la danza, la vida en las cárceles o la realidad de algunas tribus que viven todavía de forma primitiva.
Además, siempre se ha interesado por experimentar con nuevas técnicas, soportes y materiales, como puede verse en la actual muestra monográfica de la galería Blanca Berlín, en la que la fotógrafa tiene un largo recorrido.
Fue reconocida en 2016 con el Premio Nacional de Fotografía, aunque ya había recibido prestigiosos galardones con anterioridad, como el World Press Photo en 1999 y 2004 o la medalla de oro al mérito de las Bellas Artes en 2009, entre otros.
El reconocimiento más reciente que ha recibido este mismo año ha sido su elección como miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en la sección de Nuevas Artes de la Imagen.
Sus fotografías se encuentran en colecciones de gran relevancia tanto públicas como privadas, entre las que cabe destacar el Museo Reina Sofía, Maison Européenne de la Photographie deParís o New Museum of Contemporary Art de Nueva York.
La primera vez que la artista catalana expuso en la galería madrileña Blanca Berlín fue en 2007 con su muestra Piedra. 15 años después, en Escala 1 vemos algunos de sus trabajos más reconocidos de la década de los 90 junto a otros más recientes e inéditos en nuestro país, como la serie Los españoles dedicada a los caballos de pura raza española.
Uno de los aspectos más destacados de esta exposición, que podrá contemplarse hasta el 12 de diciembre, es el uso de un amplio abanico de materiales para la impresión de las obras. Para la ya citada serie dedicada al caballo se ha utilizado oro de 24 quilates y en otras piezas encontramos materiales como el nácar y el coral.
Acompañando a estas fotografías podemos encontrar algunas de sus platinotipias más emblemáticas, así como vídeos o piezas de joyería inspiradas en algunas de sus obras
Hablamos con la artista sobre esta muestra, cuyos temas y significados nos ha ido desgranando, además de sobre proyectos de futuro y sobre algunos de los aprendizajes que ha obtenido durante su trayectoria.
* En esta muestra ha trabajado con muchos materiales nuevos para imprimir las fotografías, ¿qué ha supuesto esto para usted?
* Yo creo que todos necesitamos experimentar, buscar nuevas maneras de contar. Se trata de una forma de evolucionar. Yo estoy acostumbrada normalmente a hacerlo todo en el estudio, pero a veces llega un momento, como me ha ocurrido en este caso, en el que hay que reconocer que hay cosas que las hacen mejor otros.
* Y, ¿con quién ha colaborado?
* Con Manolo Gordillo para realizar las impresiones en materiales atípicos, como las coralotipias —imágenes impresas sobre coral blanqueado por el calentamiento de los mares—, y con Saskia Moro quien, entre otras cosas, ha pintado las líneas rojas en las imágenes de los caballos.
* ¿Cómo ha sido la experiencia?
* Realmente maravillosa.
* ¿Estas innovaciones han supuesto alguna dificultad añadida a su trabajo habitual?
* Esta muestra ha sido un reto, tanto por las fotos como por la impresión, no solo con el coral, sino también con el papel tan delicado y maravilloso que hemos utilizado. Hay quien no sabe de estos materiales, pero cuando ve las fotografías los entiende con los ojos, los acaricia con ellos. Además, no solo está la técnica. De ella te tienes que olvidar una vez ya la sabes.
* ¿Qué más hay en su opinión?
* Tienes que pensar en lo que quieres contar y que la técnica esté al servicio de eso. Reflexionar sobre qué te emociona y cómo lo quieres compartir es muy importante. En este sentido esta muestra es una pequeña retrospectiva, contiene fotos nuevas, pero también otras que en su día fueron otra experimentación, que son de los años noventa.
* ¿Y tiene nuevas ideas de materiales con los que quiera probar ahora?
* Claro que sí. Lo que voy a hacer en el proyecto que estoy desarrollando ahora en Turquía va a ser con materiales nuevos. Es importante salir de la zona de confort, pero no solo con materiales nuevos, sino también buscando otras maneras de narrar. En la exposición de Blanca Berlín, por ejemplo, no solo hay fotografías, sino que pueden encontrarse otros elementos como vídeos. Siempre hay que romper un poco y arriesgarse. Esa ha sido una constante dentro de mi vida y de mi trabajo.
* ¿Cambian mucho sus exposiciones desde que comienza a pensar en ellas hasta que se materializan?
* En esta muestra hasta el último día hemos estado haciendo cambios, añadiendo material. Ha sido todo muy emocionante, pero la verdad es que otra galerista no me aguanta [ríe].
* ¿Por qué lo dice?
* Hay que ser muy valiente para dejar que un artista te traiga obra nueva para exponerla el día antes de la inauguración. Sin embargo, es algo frecuente que las exposiciones cambien, sí. Yo creo que una exposición está viva.
* ¿En qué sentido?
* Por ejemplo, esta misma muestra en otro espacio tendría otra lectura. Nunca una exposición vuelve a ser la misma. Montar algo así es un trabajo duro, pero luego se te olvida. No hay que pensar en los días y las horas de trabajo, lo importante es el resultado, y ya cuando lo tienes olvidarte, porque la labor de investigación es algo que te hace crecer. Así vas descubriendo qué cosas te gustan, y otras las vas dejando de lado. Al final, si siempre nos copiáramos a nosotros mismos no evolucionaríamos, ni como artistas ni como seres humanos.
* El título de la muestra es Escala 1, ¿ha sido importante la proporción y la medida en las piezas expuestas?
* Sí, sobre todo en las imágenes de los caballos con las marcas rojas de la morfología.
* ¿A qué hacen referencia esas líneas?
* Estas fotografías nos muestran a caballos españoles, y las líneas rojas marcan las proporciones exactas de determinadas partes del cuerpo de los animales de esta raza concreta. Ya cuando estaba tomando las fotos pensaba en una pieza que fuera así, a escala 1:1.
* Es decir, a tamaño natural…
* Sí. Me ha gustado que fuse así, aunque podría haber aumentado incluso más las proporciones.
* ¿Por qué caballos españoles?
* Por un trabajo que hice con una periodista de El País, Belinda Saile. Me dijo una cosa que a mí me fascinó: que el caballo español fue creado específicamente por voluntad de Felipe II.
* ¿Con qué objetivo?
* Quería conseguir un caballo no como los árabes o los ingleses, en los que se valora sobre todo que sean rápidos y muy bellos, sino una raza que fuera noble, resistente para las guerras, imbuida del espíritu español. Y la verdad es que eso me tocó.
* ¿De ahí lo íntimo de estas piezas?
* Así es. He fotografiado a los caballos como lo haría con seres humanos. Yo llevo mucho tiempo estudiándolos y lo que también me interesa de ellos es ver cómo sienten. El problema es que no nos lo pueden decir, pero estos animales perciben al ser humano de alguna forma, y viceversa. Por eso los caballos se utilizan como terapia, para personas que han sufrido algún tipo de violencia y para otros problemas. Yo creo que si el caballo pudiera hablar nos daríamos cuenta de que capta lo que ni nosotros vemos o sentimos, y eso me atrae mucho. También me gusta que es de los animales que conviven con nosotros desde hace más tiempo, que ya aparecen pintados en las cuevas y otros aspectos, como su sensualidad.
* También son muy llamativas las joyas basadas en sus fotografías, ¿cómo surgió la idea y la colaboración con los orfebres?
* La verdad es que ha sido muy interesante. Yo no soy coleccionista, pero sí fetichista.
* ¿Qué quiere decir?
* A mí los objetos me gustan y las joyas, sobre todo, me encantan. Aunque nunca me pongo nada, pero me gusta tenerlas y cuidarlas. Por eso lo pensé y surgió la colaboración. No es algo que vaya a hacer siempre. Es como un juego, ha sido muy agradable. Otro experimento, al fin y al cabo.
* ¿Qué otras colaboraciones le interesan?
Ahora estoy trabajando con arqueólogos y paleontólogos, intentando traducir en imágenes sus emociones y, también, su conocimiento. El trabajo de los científicos lo solemos ver desde la distancia, no nos atrevemos a abordarlo. A mí me gustaría poder acercarlo un poco con este trabajo.
* ¿Algún otro cruce con la ciencia?
* Estoy investigando sobre todo el tema del cambio climático. Luego nunca sabes qué vas a descubrir y de qué te vas a enamorar, pero de momento esto me llama mucho la atención.
* El agua es otro de los temas centrales no solo de la exposición, sino de toda su obra…
* Sí. Las fotografías que tomo debajo del mar están relacionadas normalmente con mi investigación sobre el cambio climático. En este caso eran los últimos trabajos que he hecho en la reserva de Tabarca, una de las primeras de España, que tiene 35 años. Quería mostrar que si dejas a la naturaleza crecer durante ese tiempo sin intervenir te puedes encontrar cosas magníficas: como unas posidonias de casi dos metros, o meros de cuatro o cinco metros. Otras de las imágenes están tomadas en Canarias con Ai Futaki. Aunque hablan de algunas deidades, al final son una excusa para volver al tema del cambio climático.
* También hay varias de caballos en el agua…
* Así es. Las tomé en la festividad conocida como El Jaleo, en Menorca. Al ser un mamífero, como nosotros, el caballo se gesta en líquido. Desde hacía mucho tiempo tenía el deseo de fotografiarlos en el mar, y por fin surgió la oportunidad. De todas formas, ya que creo en la magia de los objetos, también me interesa de estas fotografías el soporte en el que se encontraban: unos yunques apoyados directamente en el suelo.
* ¿Qué significado tienen los yunques?
* Cuando la galería de Blanca se inaugura es gracias a que una persona, José Horcajo, apuesta por la fotografía, que en aquel momento no estaba tan valorada como ahora. Estas obras son un homenaje de Blanca y mío hacia él por creer y apoyar el proyecto. Como siempre se ha dedicado a trabajar el hierro nos trajo esas piezas en las que hemos colocado las fotografías relacionadas con el agua. No se ha decidido por tanto por estética, sino por valor sentimental.