Ironía, radicalismo y performance de Chiara Fumai
La autora italiana, fallecida prematuramente en 2017, reivindica a las mujeres silenciadas a lo largo de la historia en Poemas que nunca mostraré, una exposición que recala en La Casa Encendida de Madrid tras su paso por varias ciudades europeas. Decenas de collages, vídeos, dibujos y objetos personales rinden tributo a esta defensora del feminismo que supo mostrar realidades incómodas.
«Fue una artista independiente, asertiva, melancólica, estudiosa, ávida lectora e investigadora. Me gusta pensar en ella como en una especie de casa embrujada que supo abrirse a todos los personajes que interpretó a lo largo de su vida». Así presenta Milovan Farronato a Chiara Fumai (Roma, 1978-Bari 2017), una creadora controvertida y activista que dio voz a figuras silenciadas como la médium Eusapia Palladino, la teósofa Madame Helena Blavatsky o la escritora Valerie Solanas (autora del manifiesto SCUM que en 1968 disparó a Andy Warhol).
En sus performances, cargadas de ironía y rebeldía, solía travestirse y adoptar personalidades de mujeres ya desaparecidas; gritando, burlándose del género masculino o incluso escupiendo fuego. Tuvo una carrera fulgurante de apenas una década que alcanzó su punto álgido en la Documenta 13 de 2012, pero esa fuerza arrolladora se apagó cinco años después cuando se suicidó.
Ahora La Casa Encendida presenta su primera retrospectiva en España, gracias a un ambicioso proyecto europeo en el que ha colaborado con tres instituciones internacionales: Centre d’Art Contemporain de Ginebra, Centro per l’Arte Contemporanea Luigi Pecci de Prato y La Loge de Bruselas.
El título de la muestra, Poemas que nunca mostraré, alude a un proyecto inconcluso de la artista que se planteaba como un autorretrato donde incidía en su labor como médium o intermediaria de todas esas figuras acalladas. De ahí la ironía de sus palabras –o poemas–, que en realidad nunca fueron escritas por ella misma.
«Yo no las elijo [a mis personajes], vienen ellas a mí, por sí solas, a través de un proceso de intuición que soy incapaz de dirigir», confesó la artista.
Fumai siempre fue el altavoz de otras. A través del ilusionismo, los freak shows y sus performances, se mimetizaba con personajes como Carla Lonzi –crítica de arte y escritora feminista de los años 70–, Ulrike Meinhof –miembro terrorista de la Fracción del Ejército Rojo de la Alemania occidental– o Annie Jones –la mujer barbuda más famosa de la época victoriana–, y las hacía revivir.
«Yo no las elijo, vienen ellas a mí, por sí solas, a través de un proceso de intuición que soy incapaz de dirigir», confesó la artista en una ocasión. Quizá ese primer encuentro con «sus hermanas» como ella las llamaba fuese instintivo, pero el estudio que le seguía era mucho más consciente y profundo (de otro modo no hubiese podido apropiarse de cada una de sus personalidades).
Todas estas mujeres están presentes de alguna manera en la exposición, cuyo recorrido se plantea como un juego de espejos y simetrías entre dos espacios: The Moral Exhibition House –la instalación que presentó en la Documenta de Kassel 2012– y la Casa/Museo (un proyecto póstumo que recrea las viviendas que Fumai habitó durante su vida).
Ambos aparecen bien diferenciados en sendas salas, separadas por un pasillo del que cuelgan varios carteles publicitarios diseñados por la propia autora para anunciar sus intervenciones artísticas. The Moral Exhibition House es una reconstrucción de aquella estructura de madera presentada en Kassel e inspirada en la casa de la bruja de Hänsel y Gretel donde se sucedieron diversas sesiones performativas alusivas a hegelianismo, feminismo radical y espiritismo en las que Fumai se dejaba poseer por varias mujeres rebeldes, combativas o simplemente diferentes.
En el segundo espacio, la Casa/Museo, los comisarios Milovan Farronato y Francesco Urbano Ragazzi no solo han recreado la vivienda donde se mató con pastillas a los 39 años la artista, sino todo el vestuario que utilizaba para travestirse, así como su biblioteca, dormitorio y mesa de trabajo.
Poemas que nunca mostraré. Chiara Fumai 2007-2017 se sitúa deliberadamente entre lo real y lo ficticio, el presente y el pasado, la ironía y la denuncia. Todo un alegato contra el olvido que podrá visitarse en La Casa Encendida hasta el 1 de mayo. Sol G. Moreno