Innovación y experimentación fotográfica en CaixaForum Madrid
La fotografía como disciplina ha tenido en los últimos años un lugar importante en la programación de la Fundación “la Caixa”, con exposiciones dedicadas a los grandes maestros del siglo XX. Ahora presenta en CaixaForum Madrid hasta el 26 de marzo Visiones expandidas. Fotografía y experimentación, producida junto al Musée National d’Art Moderne-Centre de Création Industrielle (Mnm-Cci), Centre Pompidou, con el que ya organizó dos muestras: Cámara y ciudad. La vida urbana en la fotografía y en el cine y El universo de Jean Prouvé, dentro de los acuerdos de colaboración que mantiene la Fundación “la Caixa” con grandes museos internacionales.
En la presentación que tuvo lugar ayer, Isabel Fuentes, directora de CaixaForum Madrid, mencionó el conjunto de actividades en torno a la exposición: conferencias, mesas redondas y talleres para enriquecer la experiencia del visitante. Por su parte, Isabel Salgado, directora del Área de Exposiciones y Colección de la Fundación “la Caixa”, dijo que esta colaboración con el Centre Pompidou- que posee una de las mejores colecciones de fotografía del mundo- hace posible una muestra inédita, que habla de procesos y de fotosensibilidad ya que explora las afinidades técnicas y temáticas en una serie de disciplinas entremezcladas. Tras su clausura en Madrid viajará con algunos cambios a CaixaForum Barcelona, entre otros centros.
Julie Jones, conservadora de fotografía del Mnan-Cci, Centre Pompidou y comisaria de la exposición, subrayó que no es un recorrido cronológico sino más bien temático para ilustrar ese “espíritu de invención”, en una especie de juego casi infantil pero ejercido con plena libertad, lo que hizo posible el desarrollo de la fotografía por esa continúa experimentación, propiciando diálogos entre creadores e imágenes de diferentes disciplinas: el arte, la ciencia, la arquitectura, la ilustración, entre otras.
Las tres intervinientes valoraron muy positivamente el proyecto de mediación integrado en tres puntos del recorrido expositivo: Fotoexperimenta, que invita a los visitantes a probar y descubrir —con un glosario— una selección de técnicas con distorsiones, cambios de positivo a negativo, quimigramas y sobreimpresiones. En cada una de las tres pantallas repartidas por la exposición, los visitantes podrán experimentar con estas técnicas y descargarse su foto a través de un código QR.
Visiones expandidas. Fotografía y experimentación reúne 172 obras de 107 artistas de épocas y movimientos muy diversos, como Man Ray, László Moholy-Nagy, Dora Maar, Wolfgang Tillmans, Liz Deschenes, Maurice Tabard, Roger Parry, Sara Cwynar, Paolo Gioli, Pol Bury, Ellen Carey, Jeff Guess, Vera Lutter, Bruce Conner, Christian Schad, James Welling, Raoul Ubac, Ilit Azoulay, William Klein, Raymond Hains, Olafur Eliasson, Harold Eugene Edgerton, Barbara Morgan, Heinz Hajek-Halke, Hergo, Nigel Henderson, Florence Henri, Constantin Brancusi, Paul Éluard, Suzanne Muzard, Lisa Oppenheim, André Breton, Barbara Kruger, Rudolf Steiner y Brassaï, entre muchos otros.
Este recorrido es un periplo por la experimentación fotográfica desde principios del siglo xx hasta la actualidad, lo que permite una narrativa visual sobre este complejo universo visual que atesora el Centre Pompidou y que ha hecho posible una intersección entre obras históricas de maestros de la cámara con otras más contemporáneos. La muestra se ha estructurado en seis secciones: Luces, Movimiento, Alteraciones, Recrear mundos, La visión a prueba y Anatomías.
Desde sus orígenes, la fotografía ha estado sujeta a los muchos y constantes avances de los procesos químicos y técnicos. A comienzos del siglo xx, artistas de vanguardia como los dadaístas y los surrealistas, así como los artistas modernos cercanos al constructivismo, mostraron un especial interés por el medio fotográfico, que entonces se consideraba la herramienta contemporánea por excelencia. De hecho, la fotografía no solo ofrecía nuevas posibilidades formales para explorar y expresar el espíritu de los tiempos modernos, sino que encarnaba la libertad de acción y pensamiento al servicio de innovaciones formales y de críticas sociales o políticas. Los collages, fotomontajes, fotogramas y esos puntos de vista radicales generaron una nueva gramática visual.
En la segunda mitad del siglo XX, una nueva generación llevaría aún más lejos esas experimentaciones visuales y diluiría todas las fronteras establecidas entre las diferentes disciplinas artísticas: pintura, escultura y cine, pero también la performance. Esa investigación y creatividad constantes persisten en la actualidad gracias a numerosos artistas que cuestionan la naturaleza de las imágenes y su rol en el mundo actual. Ahora, fruto de la revolución impulsada por las tecnologías digitales, trasladan la fotografía experimental a horizontes creativos inéditos.
La primera parte, Luces, una de las bases de la experimentación fotográfica. Por ejemplo Moholy-Nagy, que estuvo fascinado por la revolución artística y las posibilidades que ofrecía la fotografía para crear un nuevo lenguaje. En ese magma vanguardista se fomentó el uso de la técnica del fotograma, obtenido con el solo contacto de uno o varios objetos sobre papel fotosensible, desde el fotograma del artista e icono de cine experimental Bruce Conner en Ángel con dedos de estrella; otro de Peter Miller; la abstracción del propio Moholy-Nagy o las instantáneas de Man Ray, que sistematizó el uso del fotograma y confirió a la técnica un valor artístico. Sin olvidar la fotografía «futurista» de Tato, impulsor del futurismo italiano de los años veinte o el paso más decidido que hizo Vera Lutter en el método inventado anteriormente de la cámara oscura, capaz de capturar la huella del paso del tiempo en lugares tan variados como zonas industriales alemanas, las pirámides de Egipto y los rascacielos de Manhattan.
El movimiento protagoniza el segundo ámbito del recorrido, al aludir a la propensión que muchos fotógrafos tuvieron para representar esa sensación dinámica. La evolución del tipo de cámaras, cada vez más manejables, permitió hacer imágenes transgresoras como la que hizo Man Ray de la marquesa Luisa Casati, de arte óptico del diseñador gráfico Franco Grignani, de científicos del MIT como Harold E. Edgerton que parecía detener la imagen, o bien la abstracción en las fotos de William Klein, Lotte Johanna Jacobi, y ya más contemporáneo del islandodanés Olafur Eliasson, Estudio de las vibraciones de un peatón.
En Alteraciones se observan las posibilidades que ofrece la fotografía para lograr efectos infinitos, tanto si es analógica o digital. Si es en color se presta a reflejar fielmente la realidad por un lado, pero que si se manipula puede ser algo muy artificial. Cuelgan trabajos de la artista canadiense Sara Cwynar, que propone una reflexión sobre el vínculo entre poder y archivo en la era contemporánea; cristalizaciones de Constantin Brancusi; trabajos de Man Ray y Dora Maar; collages de Paolo Gioli; creaciones del fotógrafo de moda alemán Wolfgang Tillmans; y del artista autodidacta y experimentador atípico del medio fotográfico Pierre Cordier.
El ojo humano tiene un alcance limitado y en La visión a prueba se recogen numerosas obras que abordan las posibilidades de ampliar esa visión, gracias al microscopio, radiografía, telescopio o los infrarrojos por citar varios dispositivos en diferentes campos de actividad. Desde las imágenes lumínicas de Georges Guilpin, Étienne Léopold Trouvelot y Alexandre Vitkine, las imágenes a caballo entre el body art y el land art de Dennis Oppenheim, la performatividad de Steven Pippin, las Iluminaciones de Ian Paterson, los negativos recuperados y tratados de Lisa Oppenheim, la gestualidad en una secuencia de Rudolf Steiner o la visión del fotógrafo alemán contemporáneo Thomas Ruff. En esa sala llama la atención la instalación de grandes dimensiones De la mano a la boca, de Jeff Guess, una impresión fotográfica continua en gelatina de plata de 1 por 22 metros con 24 imágenes individuales, en la que se explora los límites de la fotografía.
En Recrear mundos, la exposición se sumerge en creaciones fotográficas que han originado nuevos universos visuales, desde una poética composición de François Kollar a los grafitis de Brassaï de enorme actualidad o un retrato del fotógrafo e ilustrador surrealista francés Roger Parry, pasando por una visión crítica de la conceptual Barbara Kruger o un friso monumental de la artista israelí Ilit Azoulay, que se considera una especie de gabinete de curiosidades en el que se interroga sobre la capacidad del espacio mural para «absorber la luz, el sonido, la humedad y las marcas superpuestas que aparecen con el tiempo». Y en una sala posterior del epígrafe un autorretrato del dúo de artistas británicos Gilbert & George, Jardín de oración, donde retoman la religión como uno de sus temas recurrentes; y una creación poética de László Moholy-Nagy.
Por último, Anatomías, ámbito centrado en el cuerpo humano, un tema que admite la expresión compleja de las identidades. Y así podemos ver el romanticismo negro y erótico de Joel-Peter Witkin, el surrealismo del periodo de entreguerras de Raoul Ubac, el diálogo que entablan Man Ray y Nathan Lerner, así como el de Pierre Boucher y Herbert Bayer, así como las singulares reconstrucciones de instantáneas de la primera modelo negra de alta costura, Mounia Orosemane, de Jean-Paul Goude, así como de Grace Jones, su mujer, a la que considera su musa.