Guillermo Pérez Villalta en la Comunidad de Madrid
La Sala Alcalá 31 de la Comunidad de Madrid inauguró el pasado 18 de febrero El arte como laberinto, una retrospectiva sobre la obra del artista de origen gaditano. Se trata de la muestra más amplia que se le ha dedicado en la capital y cuenta con casi un centenar de piezas, a través de las cuales se analiza la trayectoria de una de las personalidades más relevantes de la escena artística contemporánea española. Ha sido comisariada por el crítico Óscar Alonso Molina.
Clasificar a Guillermo Pérez Villalta (Tarifa, Cádiz, 1948) en una sola disciplina artística es una tarea compleja. Pintor, escritor, dibujante, grabador, diseñador de joyas y objetos, arquitecto, escenógrafo y escultor, a él le gusta considerarse un “artífice”, término que lo engloba todo. Artista autodidacta, pasó su infancia entre La Línea de la Concepción, Cádiz, y Málaga, trasladándose con su familia a Madrid en 1958. Su carrera profesional arrancó en la década de los setenta del siglo pasado, y aunque estuvo muy vinculado al movimiento de la Figuración madrileña junto a Carlos Alcolea, Carlos Franco y Rafael Pérez Mínguez, siempre ha mantenido una absoluta independencia con respecto a los cánones y las modas imperantes.
Su producción artística demuestra sus variados intereses en el campo de la historia del arte, pues en ella se entremezclan, a modo de crisol, desde las grandes obras del Renacimiento y el Barroco, hasta el mundo de la ilustración gráfica y las vanguardias actuales. También está muy presente la huella de los estudios de arquitectura que, aunque no llegó a concluir, han sido fundamentales a la hora de crear sus obras: la presencia del vacío, el análisis del espacio y del comportamiento de la luz en las estancias, la geometría y los juegos con la perspectiva, son una constante en su trayectoria. No es de extrañar por tanto que sus creaciones estén presentes no solo en los principales museos de nuestro país –como por ejemplo en MNCARS–, sino también en instituciones extranjeras como el neoyorquino The Solomon R. Guggenheim Museum.
La exposición que ahora puede verse en Madrid, El arte como laberinto, partió de la premisa de Villalta de configurar el recorrido expositivo a partir del análisis de la planta geométrica del inmueble que lo alberga, el edificio de Antonio Palacios de la calle Alcalá 31. A partir de él, el autor lo ha transformado en un complejo laberinto –de ahí el nombre de la exposición– que obliga al espectador a enfrentarse a sus trabajos de manera poco habitual, sin seguir una cronología o un orden temático. Así lo recalca el comisario de la exposición, el crítico Óscar Alonso Molina: “Como corresponde a todo laberinto, el orden lineal es puesto en crisis, siendo sustituido por las inesperadas relaciones en zigzag que se establecen entre el centenar de trabajos aquí seleccionados: unas veces por cercanía o similitud, otras por contraste u oposición; unas veces evidentes, otras un tanto oscuras”.
«En cualquier momento se puede encontrar una solución estética, formal, que es apropiada para lo que estás buscando»
El título elegido para la muestra tampoco es casual. Como indica Alonso Molina, nace de un texto que marcó profundamente a Villalta, el ensayo publicado en Hamburgo en 1959 de Gustav René Hocke, Die Welt als Labyrinth [El mundo como laberinto], dedicado al Manierismo y a su complejidad. Esta conexión entre su obra y aquellas del XVI se aprecia a lo largo de dicho catálogo, donde unas se entrelazan con otras a fin de mostrar los intereses y puntos de arranque del artista a la hora de concebir algunas de sus creaciones.
El arte como laberinto podrá visitarse hasta el próximo 25 de abril en la Sala Alcalá 31 de la Comunidad de Madrid. Además del consiguiente catálogo, se organizarán actividades paralelas a la exposición como encuentros con el artista y el comisario o visitas guiadas para público individual y grupos.