Grau Sala se desperezó en Ansorena
Junto a las ventas del siglo XX, destacaron las de los retratos del Círculo de Villandrando en la cita de los días 26 y 27 de septiembre
Tras unos años de cierta sequía en ventas en el mercado nacional, con la consiguiente bajada de precios dada su escasa demanda, parece que el reclamo por la pintura del catalán Emilio Grau Sala resurge. No pienso tanto en un afán de los catalanistas dadas las fechas en las que estamos sino más bien en los coleccionistas de Ansorena que muestran desde hace un tiempo una cierta predilección por este autor.
Y así, su tardío lienzo de La sortie de chevaux a Deauville (O/L, 60 x 74 cm; lote 428), fechado en 1963, con sus desdibujados caballos al fondo de pintura casi deshecha, subió de los 24.000 euros iniciales hasta los 28.000 euros, un precio ahora un tanto sorprendente pero que hace unos pocos años, antes de la crisis, nos parecería de ganga. También su Interieur a la cage, 1966 (O/L, 54 x 65 cm; 181, ver), se adjudicó; esta vez fue un teléfono, por la salida, 9.000 euros.
En un sentido similar, vinculados también a la segunda Escuela de París, se encuentran los gouaches del canario Óscar Domínguez que Ansorena saca al mercado con sorprendente frecuencia. Composición, c. 1950 (25,5 x 34,8 cm; 123, ver) y Composición, c. 1945/6 (24,7 x 31,6 cm; 124, ver), con certificados muy recientes de Ana Vázquez de Parga, salían a pujas por 7.500 euros. Un teléfono pujó por ambos, y se llevó el primero por 8.500 mientras el segundo se quedó en los 8.000 euros. Por último, de la Escuela de París también, el Bodegón de alcachofas, 1973 (O/L, 46 x 56 cm; 170) de Joaquín Peinado salió como pujado previamente por 13.000 euros, y en ese precio se adjudicó.
Dicho lo positivo de estas ventas, debemos mencionar también lo negativo, referido esta vez al arte más reciente, contemporáneo casi, del que hablamos en nuestro artículo de previos (ver), su asignatura pendiente. No hubo compradores que pagasen los altos 170.000 euros que se pedían por el buen lienzo de Pablo Palazuelo, De Somnis azul y negro, 2002 (243 x 187 cm; 125, ver), ni los 40.000 euros del barro de Grayson Perry (Britain from A Low Viewpoint, 2005; 127, ver), ni los 80.000 euros del Untitled (134, ver), 1995 de Francis Alys. En cambio, el comprador del aguafuerte y aguatinta de Eduardo Chillida, Zubi-Aundi, 1989 (28/50, 160 x 123 cm; 145) hizo una magnífica compra, al adjudicársele por la salida, 9.000 euros.
Hablando de buenas compras, debemos referirnos a las del cambio de siglo. No se vendió el tardío lienzo de Rafael Zabaleta, Tres campesinas, 1951 (O/L, 65 x 81 cm; 427, ver), por el que se pretendían 24.000 euros, pero sí subieron notablemente sus salidas dos piezas. De Ignacio Zuloaga, Arrantzale. Pescador vasco, c. 1920 (O/L, 59 x 49 cm; 36, ver) pasó de los 6.000 euros iniciales hasta los 11.000 finales, casi el doble; y Cura a caballo (O/L, 38 x 48 cm; 538) del asturiano Evaristo Valle casi cuadruplicó su salida de 3.000 al adjudicarse finalmente por 11.000 euros.
Pasamos a la pintura antigua, con tres apuntes. En primer lugar, la venta de los dos Retratos de damas (O/L, 47 x 38 cm c/u; 502) del Círculo de Rodrigo de Villandrando; su calidad era evidente y así no fue extraño que subiesen de 22.000 a 24.000 euros. Segundo: comprobamos que continúa el interés por lo mexicano y colonial, al subir de 4.500 a 8.500 euros el cobre de 43 x 32 cm de Miguel Cabrera, San Juan de Sahagún (lote 76); dos pujadores, en sala y al teléfono se disputaron la obra, que terminó para el anónimo. Y tercero: no hubo compradores para los Apóstoles, Santo Tomás y San Juan Evangelista (O/L, 85 x 63 cm c/u; lotes 507, ver y 508, ver), de Rubens y colaboración; los 40.000 euros pedidos se comprobó que eran excesivos. Daniel Díaz @Invertirenarte
