Filipinas vence de nuevo en Fernando Durán

Filipinas vence de nuevo en Fernando Durán

90.000 euros se ofrecieron por el lienzo de Fernando Amorsolo, el remate destacado junto a los 40.000 del de Luis Gordillo


 

Aunque comenzase con los quince minutos de tardanza a los que lamentablemente parece que quiere acostumbrarnos, Fernando Durán sigue obteniendo buenos resultados en sus citas.

En nuestro artículo de previos (ver), mencionábamos dos lotes como especialmente importantes dentro de la oferta de antiguos maestros. El segundo de ellos era el lienzo fechado en 1961 del filipino Fernando Amorsolo, La vendedora de frutas (O/L, 60 x 80 cm), que partía de los 50.000 euros, y del que ofrecimos varias referencias de obras similares vendidas en los últimos años, tanto en el mercado nacional como en el internacional. Sin embargo, debo reconocer mi sorpresa al ver cómo fue subiendo lenta pero progresivamente hasta ser adjudicada por nada menos que 90.000 euros, una especie de confirmación a mi expresión de ‘ya sabemos cómo se las gastan los coleccionistas filipinos con este tipo de piezas’.

El segundo lote eran las dos tablas de Gregorio Martínez, Adoración de los pastores y Adoración de los Reyes Magos (O/T, 69 x 84 cm; ver), fechadas en 1596, tras ser contratadas para la capilla del banquero Fabio Nelli dentro del convento de San Agustín de Valladolid. Un grupo de entusiastas inasequibles al desaliento habíamos soñado desde las redes sociales con su compra por el Estado por los 100.000 euros pedidos, sabiendo que era algo casi imposible. La subasta nos despertó del sueño y volvimos a la realidad: declaradas inexportables, lamentablemente nadie pujó por ellas.

Sin embargo, hubo otras ventas interesantes en este apartado. La primera, la tabla de roble con San Jerónimo penitente (86 x 64,5 cm), de Ambrosius Benson; ofrecida por 30.000 euros, en ese precio se adjudicó. Grata sorpresa produjo la subida de los 12.000 euros iniciales hasta los 19.000 euros finales de la tabla de Escuela valenciana del primer tercio del siglo XVI, Sagrada Familia (64,5 x 48,5 cm; ver), cuya calidad real apenas se aprecia en la fotografía de la sala, hay que reconocerlo. La obra, aunque no esté en las mejores condiciones, se acerca a los planteamientos del casi desconocido Maestro de Alzira, del que Sotheby’s ofrece dos piezas suyas el 4 de julio (ver y ver), y que sin duda me parece que explica la subida realizada por dos coleccionistas que debían saber o debieron intuir algo de esto. Y debo reconocer que no esperaba para nada ni la subida hasta los 13.000 euros del buen y no demasiado acaramelado lienzo de José del Castillo, Abrazo de San Francisco de Asís y Santo Domingo de Guzmán, c. 1794 (O/L, 161 x 80 cm), ni el remate por los mismos 13.000 euros del Interior de iglesia de Santiago de Amberes (O/L, 120 x 96 cm) de David Roberts. Y, para terminar este apartado, lo que nadie esperaba fue la aparición de los polacos ricos subiendo el Baile en el jardín, 1882 (O/L, 51 x 35,5 cm), de Wojciech von Kossak, ¡de 2.000 a 8.000 euros!

En la sección de obra contemporánea, la oferta no era tan sobresaliente como en otras ocasiones, pero sí amplia y atractiva, así que de nuevo alcanzó cifras altas. La venta destacada fue, como mencionábamos, el lienzo de 1998 de Luis Gordillo, Cosa cierta que nos mienta (O/L, 157 x 188 cm), que se expuso ese mismo año en la galería Marta Cervera de Madrid, y dos años después en el Banco Zaragozano de Zaragoza. Con su lenguaje típico dual, de formas simplificadas correspondientes a su etapa previa a los meandros, y con pocos pero muy matizados colores, como en graduación, se pedían 40.000 euros y en esa cifra se adjudicó a un coleccionista que pujaba al teléfono.

Hay que reconocer que el resto de los dibujos de su mano se vendieron muy bien, lo cual no ha sido fácil en anteriores ocasiones, tanto en esta sala como en otras. Brilló con luz propia, el fantástico y muy trabajado papel pegado a tabla de 1976 Dibujo más fotos, más acrílico B (gouache, ceras y collage, 66 x 99 cm), una especie de puente de paso entre lo que había sido hasta ese momento su producción y lo que será más adelante; y no fue extraño que pasase de los 4.000 euros del inicio hasta unos serios ya 7.000 euros finales, tras las pujas de varios coleccionistas. Sin título, 1977 (óleo, gouache y lápices de colores, 49,5 x 33,5 cm), expuesto como el anterior en la galería Vandrés de Madrid, en 1977, subió hasta los 1.600 euros; otros dos trabajados también Sin título, 1977 (óleo, gouache y lápices de colores, 34 x 49,4 cm), y Sin título, 1977 (óleo, gouache y lápices de colores, 49,5 x 34 cm), expuestos también en 1977 en la galería Vandrés, subieron también hasta los 2.250 y 2.500 euros, respectivamente. Lo cual deja claro, en mi opinión, el interés por los coleccionistas de la obra de esos años…

Debemos mencionar, además, las dos ventas internacionales. Por los 23.000 euros pedidos se adjudicó, a una puja previa por escrito, el gouache Forms, 1987 (38 x 57 cm) de Sol Lewitt; grata sorpresa, debo reconocer, dado el ajustado precio inicial. También por los 10.000 euros iniciales se adjudicó el Perfil en aluminio (1/10, 40 x 36 x 20 cm), del venezolano Héctor Poleo. Y ya que acabamos de citar una escultura, mencionemos la de Baltasar Lobo, Femme assise, 1986 (bronce, 6/8, 94 cm), por la que se pedían unos a la postre excesivos 80.000 euros, la misma cifra pedida por el espectacular Disc-painting, 2008 (O/T, 111 cm diámetro) de Katharina Grosse, que tampoco encontró comprador, y que fueron los dos fiascos de la cita.

Para ir acabando, Fuego III, 2004 (acrílico y óleo/T, 65 x 50 cm), de Juan Genovés, no defraudó. Es curioso cómo se ha reinventado este valenciano nacido en nada menos que 1930, pues sus monigotes, espectadores, manifestantes, luchadores y demás personajes de siempre son ahora realizadas a base de bien definidos pegotes de pintura, con elementos variados de colores variopintos, encontrados y seleccionados. Y, claro, incluso este simplificado Fuego III se adjudicó por 17.000 euros.

Las últimas pinceladas. Del ceutí Carlos León, su alegre El jardín de Perséfone, 1997 (O/L, 146 x 114 cm) se vendió por los 10.000 euros pedidos, no así su más oscuro Es Marzo, 1994 (O/L, 238,5 x 200 cm), por el que se pedían 14.000 euros. Buenas ventas de Zush: Kaenia I, 1971 (A/L, 177 x 146 cm) subió de 3.500 a 7.000 euros, la misma subida que alcanzó Gloria, 1973 (O y tinta/L, 200 x 200 cm). De Darío Villalba, tan poco complaciente como siempre, subió de 3.000 a 5.500 euros su políptico de tres óleos y emulsión fotográfica sobre lienzo de 1975, La espera (52 x 40 cm cada uno).

Los seis buenos dibujos de Chema Cobo, de 1978, 1979 y 1980, expuestos en la galería Vandrés de Madrid, subieron todos de los 650 euros iniciales hasta 1.400, 1.600, 1.600, 1.700, 1.900 y 1.600 euros, respectivamente; muy grata confirmación de su calidad.

Por último, hay dos cosas que, sinceramente, me cuesta entender. La primera: por otras exactamente iguales tres piezas de vinilo pintado de KAWS, Small lies. Brown, black and grey, 2017 (de tirada desconocida editada por Medicom Toy, China, 27,5 x 12,9 x 12,2 cm c/u), se pagaron ayer 2.250 euros, muy lejos de los nada menos que 13.000 euros pagados el 21 de mayo en Segre (ver). Y los 2.250 euros pagados por una serigrafía sobre panel de PWC sin numeración (59 x 60 x 4 cm), de Mike Gamero, que partía de 500 euros, y se puede comprar por Internet por 800 euros (ver). Daniel Díaz @Invertirenarte