Excepcional buey sagrado egipcio en Christie’s Nueva York
La casa de subastas ofrece el próximo 18 de abril un repertorio de piezas arqueológicas de primer nivel, entre ellas una representación del dios Apis del que no se ha querido revelar el precio.
La expectación creada con esta obra no podría ser más elocuente. En las últimas licitaciones que la sala de ventas ha dedicado a arqueología, las piezas procedentes de Egipto han sido las que han cosechado resultados por encima de la media. Recordemos, por ejemplo, el retrato de Amenhotep III, que el pasado octubre saltó de los 300.000 dólares de estimación máxima hasta 1,3 millones de dólares. O también la cabeza de Sekhmet rematada en 600.000 libras, frente a su estimación máxima de 150.000 libras, el pasado julio en Londres. No es de extrañar, por tanto, que esta vez se haya decidido no publicar el precio estimado del lote estrella y así añadirle algo más de misterio.
La obra en cuestión representa, probablemente, al dios Apis con la forma de un buey, del que conocemos su naturaleza divina gracias al disco solar y al uraeus – o cobra sagrada – que porta entre sus cuernos. El artista dotó de movimiento a la composición con el tradicional juego de extremidades que posiciona, en este caso, la pata anterior izquierda adelantada respecto a la derecha. Se añade contexto por medio de los papiros incisos debajo del vientre del animal y que lo sitúan en plena naturaleza.
El realismo de los volúmenes del buey se corresponde con el estilo del Periodo Tardío egipcio, cuando primó un sentido más verista de las representaciones, tanto animales como humanas, frente al rígido canon que había dominado al país del Nilo. Esta peculiaridad, junto con el acabado extremadamente pulido de la dura piedra negra en la que está tallado, dota a la escultura de un aspecto muy llamativo. Gracias a ella se puede apreciar un momento en el que el arte egipcio fue permeable a las influencias externas – especialmente las mediterráneas – y avanzó hacia nuevas formas.
En este mismo apartado se encuentra el retrato de Sekhemankhptah, escultura excepcional en casi todos sus aspectos. En primer lugar, por sus dimensiones. El alto funcionario se representa casi a escala natural, algo que no solía darse fuera de las obras encargadas por el faraón. Este hecho nos habla de la importancia que dentro de la corte tuvo Sekhemankhptah, que en diversas inscripciones es mencionado como visir. Esta posición le permitió edificar una mastaba como lugar de reposo para la otra vida, para cuya entrada se ejecutó esta pieza. De nuevo, es inaudito que un comitente privado encargase un retrato para ser expuesto a la intemperie.
Por último, su superficie desgastada y la falta de algunos detalles en la peluca y en su vestimenta, hacen pensar que esos últimos retoques fueron añadidos con la policromía, o que fue colocada en su lugar sin recibir ese tratamiento final (lo que la convertiría en una de las pocas esculturas no faraónicas inconclusas). Cuenta con unas estimaciones de 1 a 1,5 millones de dólares.
En cuanto al resto de lotes, la atención recae sobre un torso romano en mármol que representa el aclamado Doríforo de Policleto (sus estimaciones van de 250.000 a 350.000 dólares). El original en bronce, ya perdido, tuvo un gran éxito en la estatuaria romana, como demuestra el gran número de versiones existentes. Con las extremidades y la cabeza ausentes, lo más probable es que fuese modificado en la antigüedad y quedase transformado en una figura con toga. Los desnudos clásicos, que siempre gozan de gran popularidad entre los compradores, son aún más deseados cuando son obras tan conocidas como esta.
En el apartado de la cerámica, se encuentra un ánfora de figuras negras atribuida a la escuela del pintor Antímenes. Dicho creador encarna la versión más refinada de su estilo y fue coetáneo de los primeros talleres de figuras rojas. Las decoraciones del cuello y la base de la pieza encajan perfectamente con aquellas ejecutadas por Antímenes. Sin embargo, las escenas cuadran más con la mano de sus seguidores. Este mismo lote fue adjudicado el 8 de diciembre de 2010 en Sotheby’s Nueva York por 74.000 dólares (cuando no superó su máxima estimación, marcada en 90.000 dólares). Con unas estimaciones de entre 100.000 y 150.000 dólares será interesante ver cómo reaccionan los pujadores en esta cita. Héctor San José.