Eva Lootz materializa su pensamiento en Alcalá 31

Eva Lootz materializa su pensamiento en Alcalá 31

La sala de exposiciones madrileña inaugura una muestra de la artista plástica austríaca, en la que reúne una serie de dibujos e instalaciones que meditan sobre los estados de la materia desde un acercamiento poético, literario y filosófico. La exposición estará abierta al público hasta el 21 de julio de 2024.

Si aún quieres ver algo… es el título de la nueva exhibición de Lootz –comisariada por Claudia Rodríguez-Ponga–, que se ha inspirado en la frase del pintor francés Paul Cézanne: «Si aún quieres ver algo, date prisa: todo está desapareciendo». La creadora toma prestada esta cita para dar sentido a la serie de instalaciones que se encuentran en la planta baja de Alcalá 31 y que tienen cierta reminiscencia con el Arte Povera.

En la mayoría de ellas ha utilizado materiales como polvo de hueso, cúrcuma, algodón, minerales –corindón, calcita o fluorita– o cáscara de huevo. Con estas obras Lootz busca profundizar en los estados de la materia y meditar sobre la desestabilización climática, la crisis de hidrocarburos, la desaparición de los glaciares, la hambruna y las pandemias.

Lo interesante de estos trabajos radica, sobre todo, en la forma en que la artista y la comisaria las han presentado. La sala, casi en total oscuridad, está ligeramente iluminada por luz ultravioleta «para ver lo que de otra manera no podríamos», argumenta la autora.

Vista de la instalación de Eva Lootz en la Sala Alcalá 31. ©Fotografía: Guillermo Gumiel.
Montaña de cúrcuma en la exposición de Eva Lootz. Sala Alcalá 31. @Fotografía: Guillermo Gumiel.

En este mismo espacio se exhiben también columnas cubiertas de espirulina –un alga usada en ocasiones como suplemento alimenticio– o con luces en forma de oreja pegadas que Lootz ha bautizado como «columnas parlantes». Si el visitante se acerca a ellas, podrá escuchar textos escritos y leídos en voz alta por la propia artista.

Por otro lado, en los pasillos laterales de la Sala Alcalá, 31 cuelgan a diferentes alturas fresqueras que contienen escrituras luminosas. En su interior brillan los nombres de numerosas víctimas de asesinatos, en un acto reivindicativo que, de nuevo en la línea de hacer visible aquello que no percibimos, pone nombre y apellidos a personas que se han convertido en cifras.

Fresqueras que contienen nombres luminosos en la exposición de Eva Lootz. Sala Alcalá 31. ©Fotografía: Guillermo Gumiel.

En el recorrido subyacen todo el rato cuestiones cartesianas, como dudar del conocimiento proporcionado por los sentidos o la idea de dualidad. Algo que está presente, por ejemplo, en esa montaña de minerales que entra en resonancia con la luz ultravioleta y que “ayuda al espectador a ubicarse más allá de la brecha cartesiana que separa cultura y naturaleza”.

Sin embargo, donde la exposición adquiere realmente un tono filosófico es en la primera planta, lugar en el que se presenta un conjunto de cerca de 1.000 dibujos que la austríaca realizó durante el encierro causado por la COVID-19. Con sus Dibujos que piensan, materializa finalmente su pensamiento a través del lenguaje visual y da forma a una serie de obsesiones y conocimientos que interiorizó durante la pandemia.

Dos paneles con dibujos de Eva Lootz. Sala Alcalá 31. ©Fotografía: Guillermo Gumiel.

En estos paneles se vislumbra una preocupación por la desaparición de las lenguas minoritarias, como el náhuatl, hablada en comunidades aztecas de México y Centroamérica. Muchos de los dibujos se inspiran también en relatos históricos, como la llegada de Hernán Cortés a América. Otros, en cambio, acumulan fechas –hay una constante repetición del simbólico 2020–, nombres de escritores, pegatinas de frutas comidas, fragmentos de libros leídos o títulos de películas.

Si aún quieres ver algo… tiene mucho de diario personal, en el que Eva Lootz ha expresado sus inquietudes ecológicas, sus obsesiones, su perspectiva feminista y, por supuesto, muchas preguntas sin respuesta. Como ella misma indica, busca que las energías psíquicas que subyacen en las imágenes sean interpretadas por el propio visitante. Nerea Méndez Pérez