En Abalarte, triunfan Romero de Torres y lo filipino
En la sesión de los días 24 y 25 de abril un lienzo del cordobés supera los noventa mil euros, y los dos de Escuela filipina ascienden casi a 75.000
La figura indiscutible de la cita en Abalarte fue un lienzo de Julio Romero de Torres, un típico Retrato de dama, c. 1922/5 (óleo y temple/L, 88 x 99 cm; lote 36), con el necesario visto bueno de Mercedes Valverde, del que hablamos brevemente en nuestro artículo de previos (ver). Aunque nada sepamos de la identidad de la retratada, sí están presentes en el lienzo su habitual paisaje al fondo y unas rosas en segundo plano, apareciendo tras el breve muro donde se sienta la retratada. De 65.000 euros, subió a 75.000 euros; una cifra a la postre nada desdeñable si sumamos el 22% del premium, 91.500 euros.
Aún así, terminó pasando un poco desapercibida entre la locura de los filipinos y las compras del Estado. Me explico.
Con el lógico criterio de la calidad, la sala ofrecía por apenas 500 euros dos lienzos de Escuela filipina del siglo XIX, de un seguidor de Félix Resurrección Hidalgo por aquello de mostrar personajes típicos del país en sus quehaceres cotidianos. Se trataba de Hombre con cubos en un paisaje y Mujer con cántaro en un paisaje (O/L, 43,5 x 25 cm c/u, lotes 1012 y 1013). Ya conocemos, mejor, ya estamos acostumbrados a la voracidad del mercado asiático por este tipo de piezas, pero pocos podíamos imaginar que sería tan acusada como terminamos viendo, al ser adjudicadas por 22.500 y 37.500 euros, respectivamente. Si los coleccionistas vieron en ellos la mano de un pintor concreto, puedo llegar a entenderlo; pero si sólo pujaron por lo que se ofrecían, Escuela filipina, es una muestra más de la potencia de ese mercado.
En esta misma línea, aunque menor, el Retrato de caballero (O/L, 37 x 30 cm; 1022), firmado aunque ilegible, de Escuela filipina (¿), del siglo XIX, subió también de 400 a 5.000 euros. Por contraste, y para poder poner un punto similar de comparación, no hubo interesado que ofreciera los 4.000 euros pedidos por la Virgen con el Niño y san Juanito (El silencio) (O/L, 63 x 56 cm; 142), atribuido a Miguel Jacinto Meléndez. Más allá de que la atribución sea correcta o no, la calidad de éste es muy superior a la del caballero y, sin embargo, el primero se adjudicó por 5.000 euros, quedando este último huérfano. El mercado, ya sea el del arte como el de otros sectores, confunde tantas veces, calidad con marca…
Parece que el Estado ha salido de compras esta semana, porque tanto en las subastas de La Suite, en Durán y en Abalarte ha comprado, y no pocas obras. En Durán fueron tres piezas las compradas (ver), y aquí, en la sala de Juan Bravo, otras tres (las de La Suite serán publicadas a lo largo del día, aquí). Y, como casi todas las que hace, no sin cierta sorpresa.
Aunque no era pintura fácil, como comentamos, la de mayor valor de las compras para el Estado terminó siendo el buen Retrato de Pedro Franqueza y Esteve, I conde de Villalonga (O/L, 91 x 75 cm; 175), de Juan Pantoja de la Cruz. El retratado fue, durante un tiempo, la mano derecha del todopoderoso Duque de Lerma, y como hombre decidido y con poder lo retrata Pantoja. Para la especialista María Kusche debió ser pintado en 1602, año en que ingresa en la Orden de Montesa, con cuya insignia se hace retratar. Procedente de la antigua colección Casa Torres y expuesta en El mundo que vivió Cervantes en el Centro Cultural de la Villa de Madrid (2005-2006), aunque comenzó las pujas desde 30.000 euros varios coleccionistas pujaron desde sus respectivos teléfonos por ella hasta adjudicarse en 45.000 euros, momento en el que el Estado, igualando la última oferta, ejerció su derecho de tanteo y lo adquirió. Sumado el 22% de comisión de la sala y los impuestos, la cifra final que deberá pagar será de 54.900 euros.
Las otras dos compras pertenecen ya al siglo XX. La primera fue la del inesperado retrato Busto de don Miguel de Unamuno, 1929/30 (O/L, 46 x 39 cm; 156), del bilbaíno Juan de Echevarría. Del destierro del pensador en Hendaya, se conocen tres retratos del pintor: el que ofrecía Abalarte; un segundo, expuesta en el Banco de Bilbao en 1974 (il.3, pág. 61 del catálogo); y un tercero más terminado en el Museo de Salamanca, propiedad del Museo Nacional Reina Sofía. Expuesto en 1978 en la galería Biosca, se adjudicó por los 12.000 euros que se pedían, a cierta distancia de los 15.000 euros (+22%) que se pidieron en noviembre pasado (ver).
La otra es una tabla del onubense Ricardo Baroja. Se trata de En la cantera, 1945 (O/T, 57 x 78 cm; 1141), que recoge «los fusilamientos de los sindicalistas en la cantera Arcaitza de Vera de Bidasoa en 1924», de los que habla Pío Caro Baroja en su libro Imagen y derrotero de Ricardo Baroja, del Museo de Bellas Artes de Bilbao(1987, págs. 193 y 371). Ofrecido por 7.500 euros, en esa cifra el Estado ejerció su derecho y lo adquirió.
Para terminar, volvamos al mundo de maestros antiguos, con algunas ventas más. La del lienzo de Juan de la Corte, La destrucción de Troya o el encuentro de Alejandro Magno y Talestris, reina de las amazonas (O/L, 110 x 165 cm; 168), adjudicado por los 20.000 euros pedidos. Y la de la pareja de óleos atribuidos al bergamasco Carlo Ceresa, Retratos dobles de ancianas con niños (pareja de O/L, 73 x 60 cm c/u; 1150), con restos de sellos en lacre rojo y numeración manuscrita 549, 9 y 10, que se adjudicaron por la misma cifra, también la pedida. Y, por último, el Retrato de don Antonio Despuig y Dameto, obispo de Orihuela (O/L, 95 x 80 cm; 1102), atribuido a Agustín Esteve, por los 8.000 euros de la salida. Todos los remates citados ascienden a 252.500 euros, 308.050 con el premium incluido. Daniel Díaz @Invertirenarte