El san Pedro de Murillo queda invendido en Ansorena al no alcanzar el precio de reserva
El Estado compra por 12.000 euros una tabla del taller de Morales: Retablo de san Roque y la Magdalena y santos dominicos.
A veces uno va de sorpresa en sorpresa. Lo sucedido esta semana con la cita en Ansorena los días 6 y 7 de marzo, entra dentro de este capítulo, que desgrano poco a poco.
Sorpresa número 1: que el San Pedro arrepentido (O/L, 121 x 105 cm; lote 195) de Bartolomé Esteban Murillo, dado a conocer recientemente por Benito Navarrete, con un precio de salida final de 400.000 euros y del que hablamos en nuestro artículo de previos (ver), no encontrase finalmente interesados. Es cierto que levantar la mano para comprarlo suponía un desembolso final, comisiones e impuestos ya incluidos, de 484.000 euros, pero un precio más que razonable para una pintura del sevillano de ese tamaño y estado. ¿Faltaba también el certificado de Enrique Valdivieso que diese el empujón final a los compradores o se trata más bien de que los grandes coleccionistas de ese tipo de obras ya tienen obras del sevillano de calidades semejantes y que, por tanto, poco aportaría esa compra a su colección? ¿O que están en la feria de Maastricht buscando otro tipo de compras?
Sorpresa número 2: el retablo con dos tablas [de manos y calidades muy diferentes], de san Roque y la Magdalena arriba y de santos dominicos debajo (O/T, 139 x 101 cm; lote 192), que la sala atribuía al taller de Luis de Morales siguiendo a Isabel Mateo, y que nadie pujó, lo compró en Estado por 12.000 euros.
Entra dentro de la lógica, eso sí, que una tabla de Interior con fumadores (49,5 x 64 cm; 188), de Adriaen van Ostade, con sello de lacre con flor de lis (¿colección de Isabel de Farnesio?) al dorso, se adjudicase por 9.000 euros a un teléfono, y que otro ofreciese los 18.000 euros pedidos por un lienzo de Petrus van Schendel, Bodegón de caza y vela (78 x 62 cm; 190), publicado en 2001 en el catálogo de adquisiciones de la galería Rafael Valls de Londres.
Pero sorprendieron enormemente este pequeño listado de ventas… El Retrato de Felipe IV (O/L, 204 x 103 cm; 468), de Escuela española del siglo XVII, de calidad más que mediocre, pero quizá colonial, que subió de 2.800 euros hasta los 8.000 euros, ofrecidos por un coleccionista en sala. O que la tabla Virgen con Niño y donante (129 x 74 cm; 218), de Escuela hispano flamenca [sin más indicaciones] pasase de 3.600 a 8.000 euros. Más lógicos fueron, hay que reconocerlo acudiendo a sus calidades, los siguientes: un magnífico San Onofre (O/L, 78 x 64 cm; 225), de Escuela napolitana, siglo XVIII o XIX, que se disparó de los asombrosos 700 euros iniciales hasta unos más lógicos 6.500 finales, pensando en alguien del entorno caravaggista como Luis Tristán, el Maestro del Anuncio a los pastores o esos otros artistas aún poco conocidos… En esta línea, aunque más esperada, fue la venta por 5.500 euros de una gran Inmaculada Concepción (O/L, 209 x 145 cm; 461) de Escuela granadina, siglo XVII, que podría ser Bocanegra…
Y acabamos con la pintura del cambio de siglo, que nos dejó tres datos. Corriendo la pólvora (O/L, 45 x 85,5 cm; 127), de Mariano Bertuchi, pasó de 12.000 a 18.000 euros, ofrecidos por un coleccionista en la sala. Al día siguiente, otro al teléfono con comprador sevillano probablemente, compró por 8.500 euros la tabla de Fernando Tirado, El concierto, 1883 (27,5 x 118,5 cm; 546) y por 6.000 euros el lienzo Juerga flamenca en la feria (63 x 84 cm; 547), de Manuel Rodríguez de Guzmán. Daniel Díaz @Invertirenarte