El legado y la colección del Barón Thyssen ‘explorados’ por Walid Raad
TBA21 y el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza presentan hasta el 23 de enero la exposición Walid Raad: Cotton Under my Feet (Algodón bajo mis pies), comisariada por Daniela Zyman, que incluye más de una veintena de piezas, entre obras del artista libanés Walid Raad y otras del Museo Thyssen y de Francesca Thyssen, fundadora de TBA2. Es el sexto proyecto entre las dos instituciones y está perfectamente integrado en las colecciones del museo, aunque la mirada de Walid Raad abre una nueva mirada sobre el legado del Barón Thyssen en el centenario de su nacimiento, a través de sus obras pero sobre todo por el recorrido performativo sobre la colección.
En la presentación Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen, dijo que la propuesta de Walid Raad descoloca porque consigue versiones delirantes donde la fantasía resulta más reveladora que la verdad. Y añadió que su investigación al acceder a los archivos y a las personas que trabajan en el Museo le han ayudado a desentrañar el «misterio Thyssen», proyectando una serie de metaficciones del siglo XX e indagaciones sobre los conflictos entre Oriente Próximo y el mundo occidental, entre otras. Por último, afirmó que Walid Raad ha tejido un laberinto formidable que además armoniza con La Máquina Magritte.
Por su parte, Francesca Thyssen , reveló que este proyecto expositivo amplifica la memoria de su padre, que tenía una mirada y un conocimiento muy profundo del mundo del arte. «Su figura, a medida que pasa el tiempo, se agranda. El trabajo de Walid Raad ha profundizado en la trayectoria del Barón y me ha despertado muchos recuerdos. El desarrollo posterior de la muestra me ha emocionado. Para mí el arte venera la libertad sin ningún tipo de censura y puede ayudar a sanar el mundo que nos rodea, aquejado de pandemias, violencia y polarización».
Para Daniela Zyman, a partir de la investigación llevada a cabo por Walid Raad, el poder compartir la información y las narrativas del Museo ha sido algo excepcional. Raad ha sabido crear una cartografía conceptual, gracias a una serie de constelaciones (políticas, económicas, sociales y estéticas), teniendo en cuenta la tradición, hasta llegar a proponernos una reflexión en diferentes espacios y tiempos en los que se mezclan lo real y la ficción.
En su breve texto del catálogo la comisaria escribe: «En su búsqueda de una historia (del arte) no contada, Raad rescata e imagina fragmentos de historias, documentos y desconcertantes artefactos. Episodios ligados a la política azucarera estadounidense y sus vínculos con la esclavitud, la diplomacia artística de la Guerra Fría, la especulación con la plata y los pronósticos meteorológicos se entrelazan con el rastro de sorprendentes huellas ocultas bajo una peculiar alfombra oriental».
Walid Raad, que compagina sus creaciones con la docencia en The Cooper Union en Nueva York, manifestó que «un artista es afortunado si tiene una buena idea cada diez años y si alguien quiere acompañarle en ese proyecto». Agradeció tanto a Francesca Thyssen como al equipo del Museo Thyssen y a la comisaria el apoyo, la complicidad y paciencia para llevarlo a cabo. Mencionó que el título del proyecto Cotton Under my Feet hace referencia a unas protestas afroamericanas que hubo en Los Ángeles hace dos décadas en relación con las diferentes Américas y añadió que sus planteamientos, a veces tan extraños, aspiran a ser una especie de metáfora del mundo.
El recorrido arranca en la sala 10 de la planta segunda del Museo Thyssen, en ese Frontispicio II: La alfombra, un tapiz persa de finales del siglo XVI o principios del siglo XVII, propiedad de Francesca Thyssen, que parece ligera a pesar de su tamaño pero que termina siendo muy pesada, lo que constituye un enigma más. Y en la parte de arriba Raad coloca en el centro al Barón Thyssen, y a un lado sus cinco esposas y al otro sus cinco hijos con otros personajes relevantes en los lados de la alfombra.
Y eso da paso a siete partes traseras de cuadros, bautizados como Epílogo II. Los Constables, que representan nubes como las que recreaba con gran destreza el pintor británico del siglo XIX John Constable. Estas siete pinturas, de las que no sabemos que tienen en su anverso, fueron pintadas en la segunda década del siglo XIX y fueron descubiertas por Walid Raad de entre las 775 obras de las que constaba la Colección Thyssen cuando estaba instalada en Villa Favorita (Lugano). No conocer lo que representan estas pinturas en su anverso son un nuevo misterio para el espectador.
Y la tercera parte de la sala, Epílogo III: El rincón plano, está protagonizada por los ángeles, primero en la tabla de Bellini, titulada La Anunciación, pintada hacia 1475, junto a una estructura creada por el artista libanés con tres ángeles de color negro dispuestos en los vértices de dicha estructura, que contienen una reflexión que compartió la restauradora del Barón Thyssen, Laura Antonova, en la que sugería que no hay que restaurar los ángeles de las pinturas porque ellos pueden auto-restaurarse.
En las salas 44 y 45, Wallid Raad nos plantea una oportuna reflexión artística y geopolítica, desde un guiño homenaje al propio Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza, retratado por Lucian Freud, hasta otro retrato del que se cree fue el cocinero predilecto de Georges Washington, una pintura de la colección estadounidense del siglo XIX. Y además dos paneles a modo de collage muy interesantes: Frontispicio IV: el sistema de colgado, con fotos de cómo estaban muchas obras en Villa Favorita y su posterior traslado a Madrid; y Frontispicio III: las paces, en el que aparecen líderes políticos como Mandela, Arafat, Reagan, Gorbachov, Saddam Husein, tres jugadores del Dream Team estadounidense de Barcelona 92 (Jordan, Magic Johnson y Larry Bird) o la caída del muro de Berlín, entre otros acontecimientos referidos en dicha obra.
Y en la planta baja un óleo de Eastman Johnson, El campamento para la fabricación de azúcar de arce. La despedida, pintado hacia 1865-1873; y dos paisajes de pantanos de Martin Johnson Heade. Las tres obras son de la Colección Carmen Thyssen. Y en la planta – 1 encontramos en gran formato de papel pintado los lomos de muchos de los libros atesorados por el Barón, bajo el título Frontispicio V, junto a sus páginas desplegadas, sala en la que llama la atención el papel pintado de un supuesto óleo de Samuel Morse. el inventor del código Morse, representando una sala del Louvre con casi 40 pinturas, entre otras una joya de Rembrandt, El ángel abandona a la familia de Tobías, que nos lleva a Thomas Kaplan, empresario estadounidense, inversor y gran coleccionista de obras de arte, sobre todo de pinturas de Rembrandt, que ahora se dedica a la filantropía.
En las últimas salas, bajo el título de Epílogos, Wally Raad nos acerca con otra percepción a la vida de los marcos, que no solo tienen daños materiales sino también daños inmateriales o psicológicos y de cómo quizá a veces los marcos contaminan las pinturas que rodean; de un singular álbum fotográfico que el Barón Thyssen encargó en 1985, en el que incluyó fotografías donde las obras de arte están cubiertas de collages de papel como si fueran cortinas de encaje, y donde figuraba una inscripción: «Este álbum se hizo para aquellos de mis hijos que ven a través de los velos, las cortinas y las máscaras»; y de una serie de fotografías aparentemente tomadas por Lamia Antonova y donde cada uno de los objetos de oro y plata de la colección está rodeado por moscas, arañas, abejas y otros artrópodos. Algo intrigante como toda la experiencia inspiradora que Wally Raad nos propone en la exposición.
- Los recorridos perfomativos, guiados por Walid Raad, tendrán lugar del 6 al 16 de octubre, del 14 al 20 de noviembre y del 13 al 22 de enero. Son visitas en inglés de 70 minutos, con traducción simultánea, para grupos de hasta 20 personas y deben reservarse con antelación.