El filón de la pintura filipina, en Goya
Para los días 2 y 3 de junio se ofrece una pequeña colección con unos veinte dibujos académicos y acuarelas filipinas de los buscados pintores finiseculares Luna, de la Rosa e Hidalgo
Goya retoma y amplía ligeramente su pospuesta cita de marzo, sin grandes novedades pero con la solidez del éxito ya experimentado en citas pasadas donde la venta de pintura filipina finisecular ha sido una apuesta segura.
La gallina de los huevos de oro parece dar, sin embargo, ciertas muestras de cansancio, además de ser cada vez más complicado ofrecer lienzos de primeros espadas. Por eso, una alternativa interesante -aunque menos atractiva de cara a las arcas, hay que reconocerlo-, es la obra sobre papel de esos maestros, trabajos académicos y esbozos varios a lápiz y con acuarelas de nombres propios tan conocidos ya hoy día como Félix Resurrección Hidalgo, Fabián de la Rosa y Juan Luna, fundamentalmente.
Sin embargo, la pieza más destaca de esa pequeña colección no pertenece a su mano sino a la de un más desconocido, al menos para nosotros, Félix Martínez Lorenzo (Manila, 1859-1919), que quien Segre ofreció una acuarela en septiembre de 2017 titulada Paisaje de Filipinas con dos cabañas y río (19,5 x 33,3 cm), por 3.000 euros, y no hubo interesados. De este ilustrador de La Ilustración Filipina, que decoró con sus pinturas el interior de la iglesia de san Sebastián de Quiapo y del que el Museo del Prado posee dos lienzos fechados en 1887 (ver), sale a pujas por nada menos que 12.000 euros una acuarela de Un alguacil de Provincia (32 x 23,5 cm; lote 418), que la sala sugiere “comparar con 17 acuarelas conservadas en el Museo Nacional de Antropología de Madrid a cuya serie pudo pertenecer la obra que nos ocupa (VVAA, «Entre España y Filipinas: José Rizal, escritor», Catálogo exposición Biblioteca Nacional de España, 2011-2012, pág. 260)”.
Del conocido Félix Resurrección Hidalgo, hay una acuarela del Puerto de Manila por 3.500 euros (419) y otra de una Res pastando en Luzón por 3.000 euros (420), además de varios dibujos entre los que sobresale la Joven sentada con el torso desnudo (carboncillo, 34 x 28 cm; 427), firmado en París en 1889 y por el que se piden 6.000 euros, y una Joven filipina (carboncillo, 50 x 45 cm; 426), firmada en París, por 4.000 euros.
De Fabián de la Rosa, una sencilla pero atractiva acuarela: Paisaje de la isla de Jolo (19 x 27 cm; 421), por 3.000 euros. Y de Juan Luna, una colección de academias de su estancia como pensionado: pies (429), mano con telas (430), perfil clásico (431), manos (432), desnudos masculinos (433 y 434), una Salomé (435), otra escena histórica (436), un paisaje (437) y, quizá la más interesante, un Anciano orando (440), con precios que oscilan entre los 3.000 y 6.000 euros. Los fuertes precios, como habrán podido comprobar, no están especialmente de acuerdo con la calidad de las piezas, sino que van de la mano del nombre del artista; así es cómo funciona el mercado, la oferta y la demanda internacionales. Veremos cómo sigue respirando esta gallina tras el covid19…
Si avanzamos, entre la pintura antigua podemos entresacar algunas interesantes obras. Me gusta el gran lienzo con El nacimiento de la Virgen (O/L, 163,5 x 215 cm; 464); pero no me gustan ni los 20.000 euros pedidos ni la atribución de la sala al valenciano poco conocido aún, pero siempre exquisito, Juan Do. La Sanación de un príncipe o La presentación de una reliquia al Infante Don Carlos, hijo de Felipe III (O/L, 140 x 251 cm; 56), atribuida a la mano del portugués Bartolomé de Cárdenas, sale a pujas por 15.000 euros. No se pierdan el Retrato de militar con bastón de mando (O/L, 106 x 90 cm; 979), firmado en 1806 por Joseph Marie Vien, el joven; los 7.000 euros de inicio pueden ser atractivos para los que pujaron hasta 5.500 euros en Agutes París, en marzo de 2010, por su Bajorrelieve antiguo (carboncillo, 98 x 145 cm). En esta especie de sección internacional, aunque pasemos ya a la segunda mitad del siglo XX, la obra de Oswaldo Guayasamín, Retrato de don Manuel Sánchez Camargo (O/L, 71 x 53 cm; 509), ofrecida por 3.500 euros, es otra buena opción, con calidad y buen precio dadas las cifras del ecuatoriano.
Y para bolsillos menores, la recomendación final: una pequeña tablita temprana, de 1965, de Eduardo Úrculo, antes de su estilo definitivo: Espantapájaros (O/T, 31 x 25 cm; 588), por 500 euros. Daniel Díaz @Invertirenarte