Dos lienzos de Tellaeche y Ucelay en Goya
En la licitación de los días 17 y 18 de diciembre destaca también un retablo de finales del siglo XV
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Desde estas líneas hemos comentado en numerosas ocasiones que la pintura regionalista finisecular no sólo no está de moda sino que ha bajado notablemente en los últimos años sus cotizaciones, aunque los integrantes de las escuelas catalanas y vascas han sido, hasta cierto punto, una excepción. Cuando se habla de Julián de Tellaeche (Guipúzcoa, 1884 – Lima, 1957) y de José María Ucelay (Bermeo, 1903 – Busturia, 1979), se habla grosso modo de una forma de pintar más avanzada, que introduce una cierta vanguardia, una modernidad que desde luego los más clásicos de la generación habían entrevisto pero no fueron capaces de terminar de dar el salto definitivo. Y no hablamos aún de la abstracción, que vendrá mucho después.
En el primero, Julián de Tellaeche, nacido casi con los Valentín y Ramón Zubiaurre, y con Aurelio Arteta, y casi 25 años después que Adolfo Guiard, se percibe un aire nuevo; los temas habituales de su pintura siguen siendo los mismos, pero hay una construcción mucho más simplificada, un espacio más cerrado, un intento de introducirnos por decirlo de alguna manera dentro del cuadro y formar parte de él, de lo que allí se está desarrollando. Y Goya ofrece un buen cartón de su mano, Joven marinero vestido de blanco (O/cartón, 71 x 71 cm; lote 456), muy típico de su mano; composición cortada, personaje en primer plano, trazo como deshilachado y a rayas, líneas oblicuas que cortan las verticales y las horizontales habituales, y un tema marino, tan cercano. Lo único que echará para atrás a más de un coleccionista son los 25.000 euros que se piden de inicio, pues no es un pintor por el que habitualmente se peleen a día de hoy los pocos coleccionistas vascos que aún siguen buscado este tipo de pintura… Recordemos en este sentido el pastel, Pescadores (49 x 60 cm; ver) que subió de 500 a 3.200 euros en Ansorena, allá por diciembre de 2016.
Del segundo, José María Ucelay, se ofrece un temprano lienzo firmado con 18 años en Busturia, en 1921: Bodegón sobre una mesa (O/L, 50 x 54 cm; 457), por el que se piden nada menos que 15.000 euros. Obra de juventud, parece percibirse una mirada a las vanguardias parisinas en una búsqueda del color que derivará posteriormente en su peculiar estilo pictórico. Goya ya se las ha visto en otras ocasiones con lienzos de su mano. Recordemos la buena venta, por los 20.000 euros pedidos allá por marzo de 2016, de Cesta punta, c. 1962 (O/L, 62 x 88 cm; ver); en cambio, El Retrato del padre Donosti (O/L, 97 x 95 cm; ver), no se vendió en ese momento y hubo de esperar a ser rebajado, ofrecerse por 6.000 euros y terminar adjudicándose por 7.000.
Ya que estamos en el siglo XX, dos recomendaciones, aunque tampoco sean una ganga: la del pastel de Joaquín Sunyer, Escena de cabaret de París (60,5 x 45 cm; 92) y un buen papel, procedente de la galería Soledad Lorenzo de Madrid, de Soledad Sevilla, En ruinas (A/papel/L, 110 x 75 cm; 126), pero que parte de unos complicados, y ojalá me equivoque, 2.500 euros.
El otro lote aparentemente más interesante es un retablo completo Anónimo español de finales del siglo XV. Se trata de un tríptico pintado al óleo y dorado sobre tabla con la escena central de San Martín de Tours, y en los laterales San Bernardo y Santiago, La Virgen con el Niño y santa Ana, y en la derecha Noli me tangere y la Piedad; por detrás, grisallas de Santos con filacterias (O/T, 176 x 136 cm tabla central; 176 x 69 cm las laterales; 479), por el que se piden 90.000 euros. Lamentablemente, la escasa calidad de las fotografías nos impide poder valorar correctamente la calidad de las pinturas y, por tanto, el precio pedido.
Y entre ambos mundos, varias piezas que merecen una cierta atención, aunque sea ya a vuelapluma: un Cristo en la cruz en un óvalo fingido (óleo/metal, 64 x 50 cm; 48), que el mexicano Nicolás Enríquez firma allá en 1754, por 1.500 euros; un Anónimo italiano del siglo XVII, Eneas y Anquises salen de Troya (O/L, 75 x 95 cm; 57) por 4.000 euros; y dos lienzos que la sala atribuye a Juan van der Hamen, Abraham y los tres ángeles (O/L, 58 x 38 cm; 63), por 9.000 euros, y a Francisco Herrera el Mozo, Dios Padre (O/L, 110 x 89 cm; 501) por 12.000 euros, y que no serán ventas fáciles. Daniel Díaz @Invertirenarte