Dos lienzos de Nadal, casi 50.000 euros en Ansorena
Los maestros clásicos siguen demostrando su peso y Goya, Esteve y Regoyos terminaron imponiéndose al resto
No sé si realmente fue contra todo pronóstico, pero hay que reconocer que pocos esperarían que en la siempre puntual y abundante cita de Ansorena, los días 15 y 16 en esta ocasión, el vencedor fuese finalmente Carlos Nadal (1917-1998).
Pintor de prestigio, vinculado a la influencia parisina en general y a Raoul Dufy (1877-1953) en particular, viajó a París, residió allí, en Bruselas y en Barcelona. De él se ofrecían dos lienzos: Las regatas, 1950 (O/L, 73 x 92 cm; lote 554), por 15.000 euros, y Bord de mer (A/L, 54,5 x 65 cm; lote 553), por 18.000 euros, con evidentes diferencias no sólo en la técnica sino en el color, mucho más suelto y colorista el más tardío, citado aquí en segundo lugar. Un coleccionista dejó en mesa pujas por ambos y a él se le terminaron adjudicando por 17.000 euros el primero, más vinculado a sus inicios y a su estancia en Bruselas desde 1949, un año después de casarse con la escultora belga Flore Joris, y por 22.000 euros el segundo, con evidentes recuerdos de Dufy. Lo digo porque hasta cierto punto son precios atractivos, si los comparamos con otros de mercado internacional, donde Nadal es más buscado aún, quizá también por esa rama decorativa, alegre, de colores vivos mediterráneos.
Antes de retroceder al inicio del siglo, es interesante resaltar la venta de dos piezas de calidad de Elena Asins: Canons 22, I y II, 1994 (I en blanco, y II en negro; 150 x 75,5 x 2,9 cm c/u; lotes 632 y 633, respectivamente), sorprendentemente vendidas a coleccionistas distintos, por 9.500 y 9.000 euros. De ello habíamos hablado en nuestro artículo de previos (ver), así que tampoco insistiremos en ello. En ese sentido, me extrañó que no hubiera en absoluto interesados en las distintas piezas cubanas, acuarelas y óleos ofrecidos de Los Carpinteros, Dagoberto Rodríguez, Fabelo, The Merger, Otero o Rancaño, como sí hemos visto recientemente en otras salas, aunque sin grandes entusiasmos. Se ve que es un mercado aún por explotar, o por descubrir en el mercado secundario español…
De una generación anterior como quien dice es Celso Lagar, otro pintor vinculado al mundo parisino, aunque terminó haciendo una vida solitaria, representando y dando voz al mundo itinerante del circo, con payasos, bailarinas y acróbatas instalados en roulottes, vagabundos esforzados. De su mano se ofrecía un primitivo Personajes circenses (O/L, 50,5 x 61 cm; 551), que se adjudicó a una oferta previa por 14.000 euros. Antes de abandonar estos años, debemos mencionar la Escena con pescadores en la playa (O/L, 83,5 x 106 cm; 178), del valenciano Enrique Martínez Cubells, seguidor de las huellas del avanzado Joaquín Sorolla, que en buena lógica subió de 18.500 a 19.500 euros.
De Darío de Regoyos, otro de los grandes renovadores de la plástica decimonónica española como Sorolla, que trajo esta vez las novedades impresionistas y postimpresionistas vistas de primera mano tanto en Francia como en Bélgica, salía a pujas por 18.000 euros un sencillo óleo sobre cartón inédito, con una vista de Ondárroa, 1906 (33 x 29 cm; lote 555). Con certificado de Juan San Nicolás, donde apunta que podría haber sido regalado o comprado al autor en vida y quedar en manos privadas porque no había estado nunca expuesto, subió de unos atractivos 18.000 euros de inicio hasta unos más razonables 24.000 euros finales.
Vayamos ya al pleno siglo XIX y a los maestros barrocos, donde debemos destacar dos ventas. La primera, por tratarse de los grabados de Francisco de Goya: una quinta edición de Los caprichos, impresa por la Calcografía Nacional probablemente entre 1881 y 1886, con tirada de 210 ejemplares, subió de 10.000 a 22.000 euros (ver). La segunda, más interesante por tratarse de una obra original, copia también de Goya, es una pareja de óleos sobre lienzo pegados a tabla de Agustín Esteve, procedentes de la colección de la reina María Cristina: Los Infantes Carlos María Isidro de Borbón y Francisco de Paula de Borbón (O/L/T, 41 x 32,5 cm; lote 506), publicados y reproducidos por Ansón Navarro y Gómez Beteta (Zaragoza, 2008, págs. 23 y 24), que subió de 18.000 a 22.000 euros.
Cercano a ese mundo, brillaba con luz propia el Retrato de Alejandro Ferrant [con nueve años de edad], 1854 (O/L, 146 x 100 cm; 140), realizado por su padrastro Luis Ferrant. Aunque son pocos los coleccionistas que quedan de este tipo de pintura, hubo dos interesados que subieron las pujas de 8.000 a 10.000 euros, en lo que considero una buena compra, todo sea dicho. En esa época debió pintar el alemán Leopold Rottmann su interesante y luminosa Vista del Campo de Gibraltar con Algeciras y el peñón al fondo (O/T, 64 x 81,5 cm; 180), que subió también de 12.000 a 15.000 euros.
Del siglo XVIII, aunque sea ya a vuelapluma, mencionemos el dibujo Paisaje con figuras y ruinas clásicas, 1735 (tinta parda y aguada gris sobre papel, 51,5 x 39,5 cm; 509), que la sala atribuye a Giovanni Paolo Panini; pasó de 8.000 a 9.500 euros, comprado por un coleccionista en la sala. Y los recargados floreros de Gaspar Pieter Verbruggen II, Pareja de vasos con flores sobre pedestal y frutas (O/L, 48 x 39,5 cm; 517), de 16.000 a 17.000 euros. Feliz Navidad y muy felices fiestas. Daniel Díaz @Invertirenarte
