Dibujos de Ellsworth Kelly en el Instituto de Arte de Chicago
La figura del escultor, pintor y dibujante Ellsworth Kelly (Newburgh, Nueva York, 1923-Nueva York, 2015) no ha dejado de crecer con el paso de tiempo como unos de los artistas más relevantes de la posguerra. Ahora y hasta el 23 de octubre el Instituto de Arte de Chicago le dedica una exposición a su faceta como dibujante y retratista, que reúne alrededor de un centenar de obras sobre papel en los que demostró su elegancia y limpieza en el trazo.
Dibujos de retratos. Ellsworth Kelly es la primera muestra que un museo dedica exclusivamente a este tema. Está comisariada por Kevin Salatino –presidente y conservador Anne Vogt Fuller and Marion Titus Searle de Prints y Dibujos– y Emily Ziemba (directora de la administración curatorial de Prints y Dibujos). La exposición del Instituto de Arte de Chicago abarca casi siete décadas de su trabajo y permite ver la evolución del autor, tanto del género del retrato como de su técnica como dibujante.
A lo largo de su dilatada carrera como artista Ellsworth Kelly se retrató a sí mismo y a sus amigos con relativa frecuencia. Del centenar de obras expuestas, 30 son autorretratos. El más antiguo y enigmático es Autorretrato, Normandía, que captó a la luz de las velas en una tienda del ejército durante la II Guerra Mundial mientras servía en el Batallón de Camuflaje del ejército norteamericano.
Solo tenía 21 años. Es la imagen de un joven perplejo por lo que está viviendo con los ojos que reflejan la incertidumbre en un rostro que vira al negro, tal vez por la falta de luz pero también por la expectativa del futuro cuando estaba cerca de concluir el conflicto bélico.
Después de la II Guerra Mundial, Kelly estudió en la Escuela del Museo de Bellas Artes de Boston y más tarde en la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes de París. En la capital francesa fue definiendo su estética, ya fuera a través del expresionista alemán Max Beckmann o del talento de Pablo Picasso o Henri Matisse, cuyo modo de abordar el dibujo le influyó en muchos de ellos, sobre todo en la segunda mitad de la década de los 40. Permanecería en París hasta 1953 cuando regresó a América, llevándose numerosas experiencias de otras disciplinas artísticas como la música y la danza, pero también de escultores como Constantin Brancusi.
Dentro de ese elenco de dibujos y retratos que se exhiben en las galerías del Instituto de Arte de Chicago podemos conocer a muchos de sus amigos, casi todos vinculados al mundo del arte, colegas como Robert Indiana y Jack Youngerman, aunque también dibujó a personas anónimas. Son retratos y autorretratos figurativos y personales. Contemplarlos hoy confirman una observación que hizo Ellsworth Kelly para la posteridad: «Toda mi obra surge del dibujo».
Como ha declarado Salatino: «Estos autorretratos inmerecidamente poco conocidos y las representaciones informales de los amigos de Kelly ofrecen una visión sorprendentemente íntima de cómo evolucionó como artista y de cómo fusionó sin esfuerzo figuración y abstracción».
Consciente de la importancia que tuvo el dibujo en la obra del artista, el museo americano ha estado coleccionando durante seis décadas piezas de Kelly. También han recibido como regalo 25 obras sobre papel suyas con destino al Instituto de Arte de Chicago.
«Es un honor para nosotros recibir esta donación transformadora de Jack Shear –marido del pintor– y poder presentar de nuevo en nuestras galerías la obra gráfica del artista, que desempeñó un papel tan fundacional en la obra de su vida», mantiene el presidente y director del centro James Rondeau.
Su retrato de Ralph Coburn, que se tapa la cara, sus autorretratos donde va captando la evolución de su rostro o esa escena con espejo de su taller en 1948 en el Hôtel Saint Georges de París reflejan la imagen de un artista pulcro y elegante cuando fija a sus modelos.