‘CUENTOS PELUCHE’ O LA REINTERPRETACIÓN NO BINARIA DE LA INFANCIA

‘CUENTOS PELUCHE’ O LA REINTERPRETACIÓN NO BINARIA DE LA INFANCIA

‘CUENTOS PELUCHE’ O LA REINTERPRETACIÓN NO BINARIA DE LA INFANCIA

La Casa Encendida presenta el ciclo Fantástico interior compuesto por cuatro escenas o intervenciones que se sucederán a lo largo del año. En la primera de ellas, inaugurada ayer, Ad Minoliti narra mediante una instalación inmersiva el cuento de Caperucita Roja desde un punto de vista alejado de lo tradicional.

Cartel del ciclo expositivo.

El programa anual de exposiciones Fantástico interior versa sobre lo que tradicionalmente ocurre de puertas para dentro, aquello que se ha considerado siempre demasiado íntimo y vergonzante como para expresarlo en público. Según subraya Rafa Barber Cortell, comisario del ciclo, la frase «los trapos sucios se lavan en casa» explica perfectamente este tipo de situaciones.

Sin embargo durante este siglo XXI, y en especial en los últimos años debido a la crisis de la COVID19, ha cambiado la forma de ver y entender los interiores. Desde 2020 la mayoría de la población mundial ha habitado más que nunca los espacios domésticos, lo que ha causado un cambio en su percepción. Precisamente sobre eso nos hablan los cuatro artistas que participan en el programa expositivo de 2022 en La Casa Encendida, al tratar temas como los cuidados, la creación en soledad o la intimidad.

La primera de estas muestras, Cuentos peluche, supone una reinterpretación de la infancia. Para ello, el artista Ad Minoliti, que se identifica como una persona de género no binario, crea una instalación inmersiva y cuenta una nueva versión del tradicional relato para niños Caperucita Roja. De este modo, podemos contemplar cómo un espacio interior —la Sala A de La Casa Encendida— se convierte en uno exterior, gracias a esa arboleda geométrica de aspecto alegre e inocente. En ella se observa dos maniquíes negros de cuerpo adolescente repartidos en dos puntos distintos y sin interacción entre ambos; uno de ellos encarna a la dulce niña vestida de rojo ­—que en esta versión prefiere llamarse Cap, mucho más ambiguo— y el otro es el lobo feroz.

Pared de la instalación. Ad Minoliti. Cuentos peluche. La Casa Encendida. 2022. Foto: La Casas Encendida / Bego Solís.

De esta manera, el espectador se encuentra inmerso en un bosque construido a base de formas geométricas pintadas literalmente sobre las paredes blancas, a las que se suman lienzos con formas de llamativas tonalidades. Estas figuras, en las que también está presente la geometría, son utilizadas por Minoliti para hablar del sistema en el que se nos introduce forzosamente desde niños.

Cabe destacar su influencia de la Bauhaus, que se explica en el hecho de que esta escuela llevó la abstracción a los hogares, convirtiendo el gran movimiento artístico también en algo doméstico. Esta elección estilística encaja muy bien en el marco general de Fantástico interior.

Lienzo de Minoliti. Ad Minoliti. Cuentos peluche. La Casa Encendida. 2022. Foto: La Casas Encendida / Bego Solís.

Minoliti defiende que la infancia es la época en la que se asignan nuestras principales características y rasgos de personalidad, todo ello mediante elecciones que siempre son binarias. Difícilmente cabe la posibilidad de salirse de las pautas, no hay más opción que escoger entre X o Y. Por todo ello, las primeras etapas de la vida, tal y como se han entendido tradicionalmente, son contempladas en esta obra como una fuente de traumas; al igual que los cuentos infantiles, llenos de escenas horribles, muertes y acontecimientos siniestros. Frente a ella, la instalación plantea una nueva niñez de Cuentos Peluche en la que se puede ir más allá de lo binario. Es alegre, radiante, y ha sido despojada de la oscuridad del bosque en el que el lobo acechaba a la Caperucita original.

Cap.Ad Minoliti. Cuentos peluche. La Casa Encendida. 2022. Foto: La Casas Encendida / Bego Solís.

Las figuras están coronadas con enormes cabezas de animales de peluche y llevan unos trajes extraños, que suman una capa tras otra de tela para no dar ninguna pista sobre su género. No pueden ser considerados ni de hombre ni de mujer.

En el maniquí que personifica a Caperucita podemos leer la frase «Reivindico mi derecho a ser un monstruo». Hace referencia al deseo de escapar de lo binario, a ese anhelo de identificarse con algo más allá de los términos «hombre» o «mujer», de ahí las cabezas de animales.

Asimismo, los trajes antes mencionados son utilizados en la performance que completa la exposición, en la que dos artistas Drag Queen, Happi Happi y Marcus Massalami, realizan una actuación inspirada en los ballets de la Bauhaus. Cuentan versión del relato en la que no hay cazador, la protagonista no es niña y el lobo no engulle a la abuelita.

Detalle del traje de Cap. Ad Minoliti. Cuentos peluche. La Casa Encendida. 2022. Foto: La Casas Encendida / Bego Solís.
Detalle del traje de Lobo. Ad Minoliti. Cuentos peluche. La Casa Encendida. 2022. Foto: La Casas Encendida / Bego Solís.

Para todos aquellos que no puedan asistir a la interpretación, la sala de exposiciones incluye una pantalla donde se proyecta la performance a modo de fotonovela. Cuentos peluche podrá contemplarse en la Sala A de La Casa Encendida hasta el próximo 27 de marzo. Después de Ad Minoliti, compartirán su trabajo con el público Marina González Guerreiro, Eva Koťátková y Korakrit Arunanondchai. Sofía Guardiola