Cuatro artistas vivos ‘se cuelan’ en La Galería
El museo arranca la celebración de su segundo aniversario con una propuesta titulada Alteraciones, que supone una nueva mirada a las colecciones de los Austrias y de los Borbones gracias a cuatro piezas firmadas por Mateo Maté, Diana Larrea, Cristina Mejías y Cristina Lucas.
Se han colado, pero no son intrusos. La Galería de las Colecciones Reales los ha invitado para celebrar su segundo cumpleaños, una efeméride que arranca y se despide precisamente con estos autores contemporáneos.
Sus obras se han instalado entre las plantas -1 y -2 del edificio. Pero no en un lugar cualquiera, sino en el espacio elegido expresamente para cada una de esas piezas, que ahora roban protagonismo a los tesoros reales. Permanecerán allí, “sutilmente integradas” con los fondos permanentes, hasta el 21 de septiembre.
Esa mirada contemporánea no es nueva, pues ya el año pasado organizaron una muestra similar bajo el epígrafe de Alteraciones en La Galería. Entonces fueron Asunción Molinos Gordo, Fernando Sánchez Castillo y José Luis Alexanco quienes expusieron su trabajo en La Galería. Esta vez la reflexión gira en torno al género, la alteridad y la libertad creativa; por eso, de los cuatro artistas presentes, tres son mujeres y uno solo hombre.
El nuevo recorrido “alterado” que propone Antonio J. Sánchez Luengo –comisario de esta exposición– tiene su primera parada en el ámbito de Felipe II, junto al Espinario. Durante unos meses, la célebre escultura de bronce de Guglielmo della Porta podrá contemplarse junto a su hermano gemelo versión 2.0: mismas proporciones, misma actitud de querer quitarse la molesta espina del pie, mismo modelo clásico romano… pero diferente género. ¡Es una niña! Concretamente la que hizo Mateo Maté para su serie Canon.
El artista madrileño siempre “ha sospechado de la iconografía” –en realidad de todo lo que tenga que ver con convencionalismos preestablecidos heredados–, por eso La niña de la espina y el resto de piezas que componen esta serie subvierte el canon tradicional al modificar detalles de esculturas clásicas como el género, la raza –su Discóbolo es negro– o la edad (también hay Venus ancianas).
La oportunidad de ver juntas ambas versiones de esta escultura inspirada en la Antigüedad demuestra esa mirada “actual y comprometida” por la que aboga el comisario de Alteraciones. Género, alteridad y libertad creativa.
Sin embargo, Maté no es el único que llega a la Galería de las Colecciones Reales para sumarse a este segundo cumpleaños con sabor actual. Diana Larrea y su trabajo De entre las muertas también participa de la fiesta, un par de salas más adelante.
Concretamente frente a La Sagrada Familia con san Juanito de Lavinia Fontana, una de las tres artistas representadas en las falsas cianotipias de la autora madrileña, que en 2020 fijó su mirada en un trío a menudo olvidado del Renacimiento: la mencionada Lavinia, Sofonisba Anguissola y Artemisia Gentileschi.
“Ninguna de ellas estaba incluida en el canónico libro de Gombrich”, señaló Sánchez Luengo. Afortunadamente, en el siglo XXI han recuperado el lugar que merecían en la historia del arte (también en el mercado).
La tercera pieza recién llegada a La Galería la encontramos en el Gabinete Musical de la Sala Borbones. No podía haber mejor espacio para mostrar Recuerdo doble, temblor y vuelco II de Cristina Mejías, una escultura móvil hecha con maderas finas sacadas del taller de su hermano –que es lutier– e inspirada en la música.
Ello permite que los materiales con los que se hacen las guitarras flamencas actuales: palo santo, ébano o talla de hueso, coexistan con la guitarra de Juan Riudavets de 1818 que regalaron a Fernando VII. La pieza de Mejías cuelga del techo en un equilibrio frágil donde todo tiene que estar en su lugar, “porque si quitas algo, la obra se cae”, advierte la artista.
El recorrido contemporáneo acaba frente al retrato ecuestre de Alfonso XIII pintado por Ramón Casas y las cartas de la Oficina de la Guerra Europea que recogen la labor humanitaria del monarca durante la Primera Guerra Mundial (documentación recientemente reconocida por la UNESCO como “memoria del mundo”). Corre a cargo de Cristina Lucas y gira en torno a los conflictos y los bombardeos de la población civil.
La artista jienense presenta Europa 1912-1945, una especie de “mapa de atrocidades” donde borda, con puntos negros, los lugares afectados por la violencia aérea durante esas tres décadas. Es un trabajo minucioso que Lucas ha llevado con paciencia y meticulosidad durante años, en un proyecto de investigación más ambicioso titulado El rayo que no cesa.
Durante la presentación, Víctor Cageao, director de La Galería, anunció que, además de esta exposición con la que arranca el segundo aniversario, “habrá una programación especial de puertas abiertas; también cine, música y danza por nuestro cumpleaños”. Sol G. Moreno