Cien años de arte moderno en Bilbao
Con motivo del centenario de la inauguración del Museo de Arte Moderno de Bilbao se presenta en el Bellas Artes la exposición Entreacto -título tomado de una conocida película de René Clair filmada en 1924-, que revisa la trayectoria del centro desde su contexto histórico y artístico. La muestra, comisariada por Mikel Onandia, profesor de la UPV, y por Miriam Alzuri, conservadora de arte moderno y contemporáneo del Museo de Bilbao, permanecerá abierta al público hasta el 7 de enero de 2025.
El novelista turco Orhan Pamuk –Premio Nobel de Literatura en 2006– escribe en su libro El museo de la inocencia (2008): “Los museos de verdad son los sitios en los que el tiempo se transforma en espacio”. Y eso es justo lo que hace el Museo de Bellas Artes de Bilbao al resurgir el extinto Museo de Arte Moderno, que conmemora el centenario de la inauguración de la pinacoteca con Entreacto.
El 26 de octubre de 1924 abrió sus puertas bajo la dirección del pintor Aurelio Arteta, ocupando tres salas de un edificio de la Diputación Provincial. Allí se reunieron 137 obras de la colección inicial: una veintena fueron adquiridas en la Exposición Internacional de Pintura y Escultura de 1919 por la Diputación Provincial, otras vinieron de artistas en activo que fueron segregadas del Bellas Artes, y a esto se le añadieron las nuevas donaciones y adquisiciones.
La exhibición incluye diversas obras de arte y una gran cantidad de documentación y material de archivo que permite conocer lo que supuso la puesta en marcha de esta pinacoteca. Organizada en una serie de “casos de estudio”, las salas que van desde la 6 hasta la 16 profundizan en los acontecimientos que han sido claves para su devenir. Un ejemplo es la creación de la Asociación de Artistas Vascos en 1911.
El colectivo de artistas tomó conciencia del papel protagonista de la cultura y reclamó a las instituciones el apoyo al arte contemporáneo, exponiendo a creadores de la vanguardia como Robert y Sonia Delaunay, Joaquín Torres García y Celso Lagar. Asimismo, fue crucial en la organización de la Exposición Internacional de Pintura y Escultura de 1919 y en la creación del propio Museo de Arte Moderno. Hay que recordar también su intervención para que el arte vasco estuviera presente en la I Exposición de la Sociedad de Artistas Ibéricos de Madrid en 1925, considerada el inicio de la renovación plástica española.
Desde un primer momento el objetivo fue una trayectoria común entre los dos museos, una cuestión que también está reflejada en la exposición. Fundado en 1908, el Bellas Artes abrió sus puertas en 1914 en tres salas del antiguo Hospital Civil de Atxuri, bajo la dirección del pintor Manuel Losada. Durante la primera década, el centro cultural contó con una sección de arte antiguo y otra de moderno, en la que acumulaba piezas de Adolfo Guiard, Darío de Regoyos, Aurelio Arteta, José Gutiérrez Solana, Ignacio Zuloaga, Mary Cassatt o Paul Gauguin, de quien se puede ver Lavanderas de Arlés (1888) en la muestra, la primera obra del pintor francés en un museo español antes de que se pudieran verse otras obras suyas en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.
Sin embargo, por problemas de espacio ya en 1920 se proyectó un Palacio de Bellas Artes que no llegó a construirse. Así, con la apertura en 1924 de la pinacoteca de Arte Moderno, la colección pudo orientarse exclusivamente al arte antiguo.
En la trayectoria del museo bilbaíno de arte moderno hay que destacar dos exposiciones claves que se celebraron en 1926: la primera en homenaje a uno de los principales iniciadores de la modernidad en el País Vasco, Francisco Iturrino; la segunda, la Exposición de Artistas Vascongados. Por este medio llegaron al museo obras de Jenaro Urrutia, Quintín de Torre, José Benito Bikandi, los hermanos Arrue, Jesús Olasagasti o Julián de Tellaeche.
Durante la República, ingresó valiosas piezas de Joaquim Sunyer –de quien se puede ver Paisaje de pinos (1924)–, José Moreno Villa o grabados de Paul Cézanne, entre otros. En paralelo, el Bellas Artes compró obras tan importantes como el Retrato del poeta de Moratín de Francisco de Goya. Con la llegada de la Guerra Civil española en 1936, toda esta actividad coleccionista quedó suprimida.
Los bombardeos de la aviación franquista sobre Bilbao impulsaron el cierre de sus museos, al tiempo que una decena de obras del Museo de Arte Moderno fueron trasladadas a la sede provisional del recién creado Gobierno Vasco en el hotel Carlton. En la primavera de 1937, ante la inminente caída de Bilbao, los cuadros fueron evacuados a Francia.
Una parte tuvo como destino el Pabellón Español de la Exposición Universal de París, otras pinturas participaron en exposiciones europeas para dar a conocer la cultura vasca. También hubo muchas que nunca llegaron a su destino o fueron embargadas en los puertos franceses. Otras en cambio, no regresaron hasta décadas después, como es el caso de los tres “Goyas de Zubieta”, pintados en la década de 1780.
En 1945 se incorporó de facto al Museo de Bellas Artes de Bilbao –en 1969 lo hizo administrativamente–, alcanzando ese objetivo de fusionar las colecciones de ambos museos. De esta forma, se concretó una de las señas de identidad originales de la actual pinacoteca: una colección que aspira a la contemporaneidad. Nerea Méndez Pérez