Chirino, el autor que esculpió el viento en espiral

Chirino, el autor que esculpió el viento mediante la espiral

La Fundación Arte y Pensamiento presenta una exposición en torno al viento, elemento representativo del artista canario, que comenzó a dibujar espirales en la arena y terminó dedicando toda su vida a reproducirlos en la forja con hierro y bronce. La muestra coincide con la publicación de la tercera monografía de la Enciclopedia Martín Chirino.

El viento, esos aires invisibles y etéreos que nos hacen tomar conciencia de la atmósfera… ¿se pueden esculpir? Es curioso comprobar cómo una acción tan aparentemente imposible encuentra una respuesta afirmativa en la obra de Martín Chirino (1925-2019). Sí se puede; e incluso atrapar matices, aromas o recuerdos de toda una tierra –Canarias– a la que siempre regresó una y otra vez. Hizo su primer Viento en 1958. Desde entonces, su producción fue arrastrada por esa espiral en un camino de no retorno. Una figura que le atrapó desde niño, cuando su padre trabajaba con hélices en los astilleros de la isla, y que se convirtió en leitmotiv de su trabajo como metáfora del pensamiento humano.

Chirino siempre quiso dibujar en la arena, atrapar aquellos vientos alisios que tanto le fascinaban con su movimiento circular, igual que los remolinos formados en el mar o el baile constante de las olas al arañar la orilla del Atlántico. Es un proceso que dura apenas unos segundos, pero que se repite de manera recurrente, rítmica, inevitable.

Esa misma cadencia musical la percibimos en el trabajo del artista, que encontró en la espiral el elemento fundamental de su obra, primero con trazos dibujados y más tarde en la forja, con materiales como el hierro y el bronce.

La Fundación Arte y Pensamiento retoma ahora este asunto en Martín Chirino: Vientos. Un camino en espiral hacia el origenla tercera monográfica de la Enciclopedia Martín Chirino, organizada esta vez por Fernando Castro Flórez y dirigida por Jesús María Castaño. Como en anteriores ocasiones –Afrocán y Reinas Negras– la publicación de este libro viene acompañada de una exposición en las salas temporales del Castillo de la Luz, sede de la fundación.

Imagen de sala de la muestra con el primer viento hecho por Martín Chirino.
Martín Chirino. La Espiral. Naturaleza, Simbología y Cosmos, 2005. Bronce. Contiene una carpeta de grabados. Aguafuerte sobre papel Paperki. 56 x 56 cm. Ed. de 75. Legado del Artista © FAPMCh-Martín Chirino.

«Después de convivir con las formas espiraliformes durante toda mi infancia, descubriendo el viento en los rincones de mi tierra y en las culturas milenarias, hice mi primera espiral erguida», escribe el escultor, para quien esta es «es una concepción mítica, principio y fin de la vida».

De manera que esa línea curva en términos geométricos, se convirtió en manos del autor en esencia y ausencia, origen –guanche– y desenlace –primero en la Península, después a nivel internacional–, experimentación y pensamiento filosófico.

Para Castro Flórez, las espirales de Chirino son «la traducción del código humano». El comisario ha tratado de hacer una revisión de la fortuna crítica del artista ante de abordar el trabajo de reunir los vientos más representativos del autor (tarea difícil, si tenemos en cuenta que hizo cientos de ellos).

VIVO ANTE EL BORDE QUE LIMITA CON EL MISTERIO Y EL PELIGRO, ESA ENCRUCIJADA, ES OSADÍA PLENA QUE ME HACE REBELARME CONSTANTEMENTE»

Vientos. Un camino en espiral hacia el origen se trata, por tanto, de un proyecto estético y ético que tiene que ver con la existencia y se condensa a través de las 163 páginas del libro. El resultado visual de esta investigación se materializa en la muestra que puede visitarse hasta el 17 de septiembre en la Fundación Arte y Pensamiento Martín Chirino. Aunque las obras presentes apenas muestran unas pinceladas del pensamiento y el sentimiento del escultor.

Entidades públicas y privadas como la Colección Azcona de Canarias, el IVAM de Valencia o la galería Guillermo de Osma de Madrid, además del legado de Chirino, han participado en el proyecto. La muestra reúne cerca de una veintena  de sus obras, entre esculturas y dibujos (su particular «campo de batalla» antes de emprender el vuelo a la tercera dimensión).

Todas ilustran diferentes momentos de su investigación en torno a la espiral, que duró más de cinco décadas. Se acompañan de alguna pieza de artistas coetáneos como Julio González –de quien aprendió que la forja no solo eran objetos ensamblados sino también movimiento y vacío–, Jorge Oteiza o El Lissitzky.

Juntos componen un recorrido de líneas curvas lleno de belleza, poesía y musicalidad, al que se suma un montaje sencillo pero muy adecuado. Esas pintadas en tiza sobre el suelo parecen mecer al espectador y contagiarle de ese movimiento, como si los vientos de Chirino estuviesen realmente soplando en la sala. Quien sabe si para reclamar su derecho como escultor de lo intangible. Sol G. Moreno

Vista de la exposición "Vientos. Un camino en espiral hacia el origen".
Martín Chirino. El Viento, 1968. Hierro forjado. 49,5 x 47,5 x 12 cm. Colección Ayuntamiento de las Palmas de Gran Canaria. © FAPMCh-Martín Chirino.
Martín Chirino. El Alisio. Viento del Sur, 2011. Hierro forjado. 79,5 x 81,5 x 37,5 cm. Legado del artista. © Ángel L. Aldai- Martín Chirino.