Casi un millón y medio de ventas en Segre
Grandes ventas de José Guerrero, Antonio López y Meléndez, en una cita donde el Estado compró por 120.000 euros las obras de Ricci y Peris
Segre cierra su 2022 por la puerta grande, con buenas y abundantes ventas. Así de sencillo. La licitación se preveía interesante y caudalosa, por decirlo de alguna manera, pues la oferta era muy atractiva, como ya señalamos en nuestro artículo de previos (ver).
Finalmente, la partida la ganó José Guerrero. Se ofrecía de su mano un luminoso y colorido Ocre y naranja, 1975 (O/L, 152 x 120 cm; 405), procedente de la colección de Juana Mordó y de la de Fernando Zóbel. Su precio, de 165.000 euros más la comisión de la sala (17%) y los impuestos correspondientes (3,57, del 21% de IVA), hacía una cifra final de 198.940,5 euros, que imponía, ciertamente. Siempre hay expectativas, pero no llegaban ni las pujas por escrito ni por teléfono. Sin embargo, apareció en la sala el salvador, que ofreció los 165.000 euros que se pedían y a ese coleccionista se le adjudicó. Y de este modo pasa a ser su obra vendida más cara en territorio nacional, que tampoco está nada mal.
Esa misma sensación se repitió con el lienzo de Antonio López, por el que se pedían 138.000 euros. Se trataba de un lienzo con unas sencillas Rosas rosas, 2007 (O/L, 51 x 48 cm; 375), procedente de la galería de Leandro Navarro y expuesto en el museo Thysssen-Bornemisza en 2011 y poco después, hasta 2012, en el de Bellas Artes de Bilbao. Era de nuevo un test de precio, por arriba, por la parte alta y arriesgada de la tabla. Y salió también victorioso, con un coleccionista que ofreció los 166.386,5 euros finales.
El tercero que se sumó a la fiesta, en pintura contemporánea, fue Miquel Barceló. De su mano se ofrecía un curioso, seamos sinceros, Flexo, 1987 (Tm/L, 112 x 80 cm; 444), por el que se pedían apenas 40.000 euros; era una invitación a soñar, y más de uno lo hizo hasta que bajó el martillo en 85.000 euros. En menor medida, también hubo bastante interés, como era previsible, por el espectacular y ardiente lienzo en rojo y negro de César Manrique: Anova, 1967 (óleo y materia sobre tela, 162 x 130 cm; 400), expuesto en la galería Skyra de Madrid en 1970, subió de 23.000 a 38.000 euros. Para terminar esta sección abstracta, citemos también la esperada subida del lienzo de Luis Feito, Sin título, nº 1239, 1972 (O/L, 100 x 81 cm; 404), de 7.000 a 14.000 euros, y a medio camino la de Juan Navarro Baldeweg, Viento y lluvia, 1983 (O/L, 160 x 195 cm; 448), por los 12.000 euros pedidos.
En la parte figurativa del siglo XX, debemos mencionar la subida, esperada también, de 30.000 a 38.000 euros esta vez, del lienzo de Godofredo Ortega Muñoz: Paisaje de encinas y olivos plateados, c. 1965 (O/L, 73 x 92 cm; 350); pero hay que reconocer también que hace años esta pieza hubiera duplicado el precio, sin pestañear, lo cual muestra la debilidad de este tipo de pintura actualmente… A 16.000 euros subió un retrato de casi primera época de Wifredo Lam, Retrato de la duquesa de Moctezuma, 1936 (O/L, 120 x 60 cm; 312), que partía de los 10.000 de inicio. Por sus respectivas salidas, 16.000 euros en este caso, se adjudicó un típico lienzo de Eduardo Úrculo, En el principio, 1975 (A/L, 162 x 140 cm; 529), y por 13.000 un buen y típico Sin título (O/L, 73 x 50 cm; 409), de Juan Barjola. Subió, eso sí, y menos mal, un habitual mar de Eduardo Sanz, 12.04 hora solar, 1991 (O/L, 116 x 81 cm; 520), de 5.000 a 9.500 euros. Y de Menchu Gal, su Florero (O/T, 50 x 38 cm; 367), de 7.000 a 9.000 euros. No hace falta insistir en las dificultades de la venta de este tipo de pintura, desgraciadamente.
En obra gráfica, hay que citar la venta por los 10.000 euros pedidos de la litografía de Roy Lichtenstein, Real Estate, 1969 (25/100, 49,5 x 96,5 cm; 623), y de los 8.500 euros del remate de Pamela III, 2013 (aguafuerte, aguatinta y collage, 42/50, 120 x 96 cm; 618), de Manolo Valdés.
Retrocedamos al cambio de siglo, grosso modo. De Aureliano de Beruete, se ofrecía una tablita muy atractiva por temática, calidad y precio: Convento de la Concepción Francisca de Toledo (O/T, 25 x 20 cm; 137), que no fue extraño que volase de los 5.000 euros de inicio hasta los 12.000 euros finales. El Paisaje gallego, 1895 (O/T, 45,3 x 54 cm; 136), del gallego Serafín Avendaño tenía menos misterio, así que se adjudicó por los 9.000 euros pedidos. Lo mismo que el dibujo a tinta sobre papel de José Gutiérrez Solana, Máscaras con jaula (25 x 19 cm; 309), por los 8.000 euros de inicio.
Y vamos ya con los maestros antiguos y las compras del Estado, que a veces se hacen esperar demasiado. De Zacarías González Velázquez, se ofrecía una atractiva pareja de lienzos de aprox. 57,5 x 75 cm c/u (ver): Paisaje con un cazador a caballo y perro, y Paisaje con moro conduciendo a un mozo, c. 1800; con calidad más que evidente y muy decorativos, duplicaron su estimación inicial de 18.000 euros y terminaron adjudicándose por 36.000. Había más expectativa aún con el Autorretrato de pintor (O/L, 52,5 x 44,5 cm; 100), del siempre exquisito Miguel Jacinto Meléndez. El aspecto algodonoso, la calidad de las telas y su introspección psicológica, por hablar sólo de esos elementos puramente pictóricos, además de su procedencia impecable, hacían de él un lienzo particularmente atractivo para coleccionistas y para el Estado, pensaba yo… Los 40.000 euros de inicio rápidamente fueron superados con amplitud por los compradores al teléfono, que subieron el precio a nada menos que 90.000 euros, que hacen justicia. ¿Se le escapó al Estado? No lo sabremos, pero queda esa cuestión en el aire…
Lo que sí que compró fueron dos piezas muy interesantes. La primera, por importe, fue la del italiano Antonio Ricci, un Retrato de doña Luisa de Mendoza y Mendoza, condesa de Saldaña, c. 1603 (O/L, 134, 100 cm; 56), firmado, que se ofrecía por 80.000 euros; el estado de conservación no fue obstáculo para que el Estado se hiciera por él, comprándolo por la salida. Algo similar sucedió con la tablita de Gonçal Peris Sarriá, Virgen de la leche con san Bernardo y san Benito (óleo y temple sobre tabla y fondo de oro, 54,5 x 22,5 cm; 44), ofrecida por 30.000 euros, y que el Estado compró en ese precio tras adjudicarse al único postor. Según comentó la directora de la sala, irá a engrosar las colecciones de pintura gótica del Museo del Prado.
Y para terminar, algunas compras más, brevemente ya. La más llamativa fue la del Retrato de Felipe III (O/L, 206 x 118 cm; 57), procedente de la antigua colección del marqués de Rafal, Valencia, de Escuela española del siglo XVI, adjudicada por los 22.000 euros pedidos. Hasta 19.000 euros subió la tablita de Juan de Juanes, Flagelación (O/T, 62,5 x 41,6 cm; 48), que partía de unos más atractivos 15.000 euros. Por la salida, 8.000 euros, se remató al único coleccionista que pujó el Ecce homo con Caifás (O/L, 112 x 83,5 cm; 63), de Juan Carreño de Miranda; lo mismo sucedió con otros dos extranjeros: por 9.000 euros se remató el lienzo atribuido a Antonio Gianlisi, Bodegón con tapices, perros, guacamayo y frutas (O/L, 89 x 112,5 cm; 90), y por 8.000 el de Guiseppe Marullo, Santa Dorotea (O/L, 91,5 x 74 cm; 84). A los hechos me remito. Feliz Navidad. Daniel Díaz @Invertirenarte