BRAFA 2022: nueva sede, nuevas fechas y vieja normalidad
Tras dos años de alternativas digitales, la Feria de Arte y Antigüedades belga recupera su formato físico y prepara una 67º edición cargada de novedades. Esta vez propone reunir a galeristas y coleccionistas en verano –del 19 al 26 de junio– en un espacio moderno como es el Brussels Expo de Heysel y abriéndose a apartados inéditos como el arte islámico. Un total de 115 galerías participarán en esta cita de referencia en la ciudad, donde confluyen más de 10.000 piezas, desde arqueología hasta pintura contemporánea, diseño, joyas y mobiliario.
Será su edición más singular y no solo por el regreso a su formato físico original. BRAFA Art Fair 2022 lleva dos años preparando su desembarco en Heysel, barrio situado al norte de Bruselas que aloja un enorme recinto ferial (junto al célebre Atomium y el Estadio Rey Balduino). Después de décadas en Tour & Taxis, la feria de mayor relevancia en Bélgica se traslada a un espacio más moderno: Brussels Expo. Al cambio físico se suma además un segundo cambio, esta vez temporal. Y es que BRAFA –uno de los eventos culturales más madrugadores de Europa– ha tenido que posponerse unos meses para poder desarrollarse sin restricciones ni mascarillas. Dicha espera no solo ha permitido a los organizadores ser más exquisitos en cuanto a la selección en las piezas, sino que también va a brindar a los visitantes la oportunidad de conocer la ciudad en verano, con una luz y un ambiente completamente diferentes a febrero (sus fechas habituales).
Después de un par de años complicados en los que ha tocado buscar alternativas digitales, ha llegado la hora de tomar el pulso al mercado primario del arte belga. También es el momento de ver cómo puede afectar el Brexit a las galerías británicas que participen en las ferias europeas. De momento, la presencia de una decena de dealers ingleses demuestra la confianza en la presente edición de BRAFA (que cuenta con la participación de 115 anticuarios, de los cuales 15 son nuevos).
Las galerías locales también han hecho un esfuerzo por mostrar su fidelidad a la feria, en algunos casos incluso a costa de elegir entre la cita belga y TEFAF, que se celebra apenas una semana después en Maastricht (de hecho, ambas coinciden durante algunos días junto a la Documenta de Kassel en una concentración de eventos artísticos sin precedentes).
Así ha ocurrido con DIDIER CLAES, quien ha apostado por mostrar todo su repertorio de arte africano en el stand de Bruselas. Para esta ocasión tiene previsto ofrecer una estatua Kongo Yumbe tallada en el Congo en honor de un gran jefe tribal, una pieza que procede de la antigua colección del escritor André Gide.
Por su parte DESMET nos devuelve al continente europeo con un par de piezas clásicas cuya iconografía será bien reconocida por el público de un primer vistazo: un Alma maldita de Bernini y, avanzando en el tiempo, una vestal atribuida a Pacetti. Mientras que COSTERMANS apuesta por un habitual del impresionismo belga: Alfred Stevens.
Estas galerías demuestran perfectamente la esencia de una feria que siempre ha apostado por las «colecciones cruzadas» y por la diversidad, ya sea de épocas, materiales, formatos, estilos e incluso precios.
Por eso no extraña que condense piezas tan alejadas en el tiempo como una cabeza de faraón de Senusret I perteneciente al Reino Medio egipcio que lleva AXEL VERVOORDT –probablemente lo más antiguo de la feria–, una composición típica festiva de Pieter Brueghel el Joven en DE JONCKHEERE o un exquisito collar del joyero actual Claude Wesel (en COLLECTORS GALLERY).
Estas galerías demuestran perfectamente la esencia de una feria que siempre ha apostado por las ‘colecciones cruzadas’ y por la diversidad»
Entre otras piezas destacadas de la feria, un paisaje de Paul Delvaux, La tormenta (1962), que ofrece la suiza DE JONCKHEERE, un retrato de Andrea Doria realizado por Giacomo Boselli –presente en CALLISTO FINE ARTS– y una escultura de Rodin que presenta la parisina UNIVERS DU BRONZE. Sendas pinturas de Kees van Dongen y Picasso podrán contemplarse en los stands de Hèlène Bailly y Jean-François Cazeau respectivamente.
Una oferta que suma entre 10.000 y 15.000 obras, la mayoría de las cuales cuentan una historia excepcional, ya sea por su procedencia, su conexión con otro artista o una anécdota particular. Sus precios oscilan entre los 1.000 euros y varios millones.
La participación española se centra este año en dos galeristas: JORDI PASCUAL y Montagut. El primero acude con una selección de obras de autores españoles del siglo pasado, con nombres de primer nivel como Tàpies, Miró y Dalí. De este último, por ejemplo, ofrece Campanas de azúcar, una acuarela y gouache que el pintor realizó como felicitación navideña para Hoechst AG en 1970.
MONTAGUT por su parte, ha optado por mantener un hilo conductor en su stand bajo el lema «small is beautiful». De ahí el denominador común de todos los objetos que expone, desde un bronce Djenne a una escultura Soninke; todos son de pequeño formato.
Este año el invitado de honor es Arne Quinze, un artista que vive y trabaja en Sint-Martens-Latem, pequeña localidad cercana a Gante y refugio de impresionistas belgas durante el siglo pasado. Según explica, «sus pinturas son una ventana para tener una conversación con la naturaleza», vínculo que se aprecia igualmente en sus instalaciones de gran formato.
«Toda su obra se inspira en la belleza de la naturaleza y en particular de las flores, que pasa horas cultivando y estudiando desde su jardín silvestre que ha acondicionado alrededor de su casa-estudio», explica Harold t’Kint de Roodenbeke, Presidente de BRAFA. A partir del 19 de junio, las coloridas piezas de metal de Quinze se integrarán con los espacios de la edición más esperada de la feria, que por primera vez despedirá la primavera. Sol G. Moreno