Ansorena, entre Genovés y Fragonard
En la cita de los días 13 y 14 de diciembre sobresale también un dibujo de Sorolla y los lienzos de Rusiñol y Pérez Villaamil, ofrecidos por 100.000, 130.000 y 60.000 euros, respectivamente
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Esa maquinaria tan bien engrasada llamada Ansorena ha preparado una licitación de altura para su última cita del año. Aunque no son piezas extraordinarias sí tiene un muy alto nivel medio y seguro que atraen las miradas de los coleccionistas en estos días donde se piensan unas compras un poco más especiales.
Teniendo en cuenta la venta por 185.000 euros en septiembre pasado de un lienzo del valenciano Juan Genovés, un típico Territorio, 2005 (A/L/T, 180 x 220 cm), con sus habituales personajes a base de objetos más o menos encontrados y muy coloridos, que comenzó desde los 150.000 euros (ver), no es extraño que la sala apueste de nuevo por uno similar. Esta vez se trata de Eclipse, 2006 (Tm/L/T, 140 x 180 cm; lote 233), con etiqueta de la galería Marlborough, de Nueva York, y esos mismos personajes, repartidos en el lienzo de colorido degradado, con una especie de eclipse lunar en su interior. Veremos en qué cifra termina, teniendo en cuenta que sólo levantar la mano implica un precio final -dado el 22% de comisión de la sala y los impuestos- de 183.000 euros, pero no sería tampoco extraño alguna que otra puja más.
En ese mundo más contemporáneo, recomiendo un interesante Sin título, 1983 (técnica mixta sobre cubierta de libro, 32 x 54 cm; 227), de Antonio Saura, por 15.000 euros, y un magnífico grabado a base ad aguafuerte y aguatinta de Joan Miró, La taupe hilare, 1975 (10/50, 74 x 115 cm; papel: 96 x 138 cm; 228), por los mismos 15.000 euros.
Si retrocedemos a la pintura finisecular, del final del siglo XIX, en términos amplios, hay dos gratísimas sorpresas. La primera es la propuesta del catalán Santiago Rusiñol, con un lienzo de importantes dimensiones (75,5 x 115 cm; 869), pintado con casi treinta años: Lavanderas de la Barceloneta, 1890, expuesto ese mismo año en la Sala Parés de Barcelona y posteriormente en otras siete ocasiones más, además de aparecer en otras tantas publicaciones. Pieza por tanto de reconocida importancia, por la que se piden 130.000 euros, es un atractivo juego de luces y de perspectiva con la excusa de un patio interior donde se lava y se tiende la ropa.
La otra gran sorpresa pudimos disfrutarla entre julio de 2021 y enero de 2022 los asiduos a la casa museo de Joaquín Sorolla; aquí estuvo expuesto, en la muestra Tormento y devoción (ver, ver y ver), y brilló con luz propia, el boceto a base de aguada y gouache sobre papel Toma de hábito (50 x 95 cm; 637), fechado en Roma en 1888 durante su estancia como pensionado de la Diputación valenciana, que sirvió de base para el cuadro de su mismo nombre. Expuesto el boceto en 1900 en el Salón Witcomb de Buenos Aires, fue comprado por Matías Errázuriz; su hijo, Matías Errázuriz Alvear lo prestó para la exposición- homenaje al pintor que se organizó en 1942 en la Institución Cultural Española de Buenos Aires y en 1973 en la muestra Pintores del valenciano en la Galería Ars de Valencia. Magnífico por su calidad, tamaño y delicado estudio, su precio es exclusivamente para coleccionistas entusiastas y pudientes del valenciano, 100.000 euros.
En la línea iniciada, grosso modo, por estos artistas, les aconsejo algunas piezas posteriores con calidad como el gran Mujeres con mantón conversando (O/L, 135,5 x 170 cm; 33), obra tardía de Francisco Iturrino, por 45.000 euros; la tabla con la Vista de Pont Royal, París, 1881 (O/T, 60,5 x 73 cm; 34), de Darío de Regoyos, por 12.000 euros; un gran estudio con Las armaduras (O/L, 107 x 134 cm; 32), de Daniel Vázquez Díaz, expuesto en la XX Bienal de Venecia de 1936, por 20.000 euros; o las menores pero siempre interesantes piezas de Eduardo Rosales (Retrato de Sebastián, su modelo, 1867 (O/L, 53 x 40,5 cm; 859), por 5.000 euros, y de Aureliano de Beruete (Paisaje de Mürren, 1905 (O/L, 49,5 x 80 cm; 863), por 8.000 euros, que subirán.
En pleno siglo XIX ya, vean con detenimiento la asombrosa y luminosa Vista de Alcalá la Real, 1836 (O/L, 166 x 128 cm; 870), del ferrolano Jenaro Pérez Villaamil. Publicada ese mismo año en el Semanario pintoresco español (pág. 225), y pintada apenas un año después del nombramiento del pintor como académico de mérito de la Academia de san Fernando, sin duda se trata de una de sus mejores obras, donde se respira su concepción romántica del paisaje de raíces inglesas, fruto del conocimiento de la producción de David Roberts. Su salida, 60.000 euros, será un auténtico test para estas piezas que tuvieron un cierto declive de reajuste para desde hace unos años volver a valorarse en su justa medida.
Villaamil es uno de los representantes españoles del romanticismo. El francés Jean-Honoré Fragonard es uno de los nombres propios del mejor rococó europeo. Vinculado durante su aprendizaje a Boucher, de su mano se ofrece un lienzo de su mano de su primera etapa creativa, con mitología clásica ubicada en el mundo bucólico y pastoril, una suerte de escenario que pretendía ser natural: El sueño de Antíope (O/L, 92 x 72 cm; 732). Publicado ya en su catálogo de 1956 de Louis Reau, de quien se adjunta también un informe, y procedente de la colección parisina Stepanov, se ofrece por 60.000 euros, que deberían subir y más si tenemos en cuenta que su hábitat natural no es nuestro mercado sino el internacional europeo.
Por último, los maestros antiguos. Me parecen interesantes, por nombre, el lienzo de la Virgen de Atocha, c. 1634 (O/L, 100 x 80 cm; 725), cuya autoría a Juan Bautista Maíno fue devuelta por Benito Navarrete en un artículo de 2021 en Ars Magazine (ver) donde hablaba de su relación con el cardenal Monti, cuando fue nuncio en Madrid y antes de su regreso a Italia en 1635; se piden 30.000 euros. La tabla del Maestro de los Luna, Virgen con Niño (O/T, 52 x 42 cm; 726), según informe de Isabel Mateo; por 30.000 euros. Y por 90.000 euros, un inédito Retablo de san Antonio de Padua, c. 1460/75 (temple sobre tabla, 197 x 138 cm; 727), del florentino Sansón Delli (el que pintara el retablo de la catedral vieja de Salamanca, entre otras), según el estudio del profesor Albert Velasco, que lo sitúa como obra en Ávila. Subasta con muchos quilates. Daniel Díaz @Invertirenarte