Amalia Avia y Eugenio Granell, las grandes sorpresas en Segre
Los atractivos precios de partida en la cita del 21 de mayo hicieron que se multiplicaran los coleccionistas y las pujas hasta alcanzar los casi cien mil euros entre los dos
Con las expectativas que habían generado en Segre algunos lotes de pintura antigua y del siglo XIX, que comentamos ampliamente en nuestro artículo de previos (ver), creo que nadie esperaba un vuelco tan sorprendente.
El remate más llamativo fue, finalmente, el de un paisaje urbano de Amalia Avia (1930-2011), la que fuera mujer de Lucio Muñoz y amiga de los López, Antonio, Julio y Francisco, y de sus respectivas María Moreno, Esperanza Parada e Isabel Quintanilla. Se trataba de un lienzo de nada menos que 74 x 160 cm (lote 460) titulado Paseo de la Castellana (esquina Marqués de Riscal), fechado en diciembre de 1989, que muestra el palacete del Marqués de Santa Cruz de Mudela (del Bankinter junto al edificio que hizo Moneo) enfrente del actual Instituto de la Juventud.
A tenor de la mayor parte de las ventas anteriores, partía de los 7.000 euros, una cifra en perfecta lógica. Los coleccionistas, influidos por su retrospectiva hace un par de años en la sala de la Comunidad de Alcalá 31 y, de alguna manera, también la actual de Quintanilla en el Thyssen, pujaron sucesivamente hasta terminar en los 48.000 euros del martillo, que sigo sin explicármelo, horas después.
Salvando las distancias, Eugenio Granell es un pintor de cifras habitualmente más altas. Se ofrecía de su mano un lienzo de 1971, El veterinario espanta el moscón que molesta al caballo (O/L, 101 x 126 cm; 369), del que el título ya hablaba del cierto surrealismo que transmite junto a un marcado dibujo y una especial atención al color, típico de esa época. Expuesta en 1976 en la galería Altex de Madrid, se ofrecía por apenas 5.000 euros, que prometían subir. La escalada fue igual de intensa hasta adjudicarse por nada menos que 46.000 euros, a un coleccionista en sala.
Ya que estamos con una figuración singular, mencionemos algunos remates en esta línea. El más destacado fue, sin duda, el del colorido pastel de Carmen Laffón, Bodegón con tazón y uvas, 1994 (50 x 70 cm; 461), con esa vaporosidad y evanescencia tan típicas de su mano; con esas características y tamaño, no fue extraño que pasara de 11.000 a 18.000 euros. Similar, su Sevilla, 1970 (30,5 x 45 cm; 464), se adjudicó por los 8.500 euros que se pedían.
Más cercano a nuestro tiempo, pero siguiendo una figuración sui generis, sobresalieron tres remates. El primero, el de la escultura en papel maché de Rafa Macarrón: Sin título. Perro hormiguero, 2020 (43 x 82 x 12 cm; 441), se adjudicó al único postor por los 18.000 euros pedidos. En una línea más urbana y cercana a Basquiat, Oseo Duck, 2008 (óleo y acrílico/L, 100 x 100 cm; 442), de Edgar Plans, pasó de 13.000 a 14.000 euros, a cierta distancia ya del leño esculpido y simplificado de Francisco Leiro, Sin título, 1980 (madera y barniz, 107 x 39 x 35 cm; 405), que subió de 7.000 a 10.000 euros.
Dentro del mundo abstracto, sobresalió la buena compra de la pintura sintética sobre tabla de José María Yturralde, adjudicada por los 17.000 euros de inicio: Figura imposible, 1973 (166 x 116 x 6 cm; 393), adquirida al artista por el propietario que la ofrecía.
Del uruguayo Carmelo Arden-Quin, sorprendió en la sala la subida de pujas por su K. Zero, 1995 (65 x 65 cm; 491), una suerte de acrílico y metal sobre tabla procedente de la galería Arte Struktura (Anna Canali), de Milán, que pasó de los apenas 1.900 de inicio a nada menos que 12.000 euros finales. Muy cerca de los 11.000 euros ofrecidos, los pedidos por otra parte, por la delicada y siempre cambiante tela metálica con óleo sobre tabla de Manolo Rivera: Espejo-Oráculo VII, 1983(57 x 48 cm; 381), procedente de las galerías madrileñas Juana Mordó y Sen.
Si retrocedemos a la segunda escuela de París, grosso modo, debemos mencionar los 15.000 euros ofrecidos por Bodegón de la cortina blanca (Nature norte au rideau blanc), 1939 (O/L, 65 x 81 cm; 354), de Francisco Bores.
Hay que reconocer que la pintura finisecular, el paso más o menos amplio del siglo XIX al XX, esta vez pinchó en hueso, al no encontrar coleccionistas que ofrecieran los 100.000 euros pedidos por el Duelo en una hostería, 1887 (O/L, 38,5 x 54,5 cm), de Joaquín Sorolla, y por los 70.000 del Claustro de Sant Benet de Bages (O/L, 76,5 x 66 cm), que hacia 1920 pintó Ramón Casas. Lamentablemente, esos precios también se demostraron altos en los dos bodegones inéditos de Tomás Hiepes que se presentaban, procedentes de una misma colección particular madrileña: Bodegón con cesta de barquillos, turrones y roscos sobre mesa con mantel bordado y Bodegón con bandeja de pasteles, fruta confitada, peladillas y otros objetos sobre una mesa con mantel bordado, c. 1640-1650 (pareja de O/L, 66 x 90 cm), por los que se pedían, por cada uno, 90.000 euros.
Más allá de ese fiasco, la pintura antigua obtuvo buenas ventas. La más destacada fue la de la pareja de tablas del Maestro de Torralba, cuya Epifanía y Huida a Egipto (temple sobre tabla con fondos de oro, 67 x 61,5 cm y 68 x 61,8 cm; 82), ofrecidas por 30.000 euros, subieron hasta los 44.000 euros finales, ofrecidos por un coleccionista online. En una línea similar, el Retrato de María Luisa de Orleans, reina de España, c. 1685-1689 (O/L, 73 x 56 cm; 70), con amplio estudio de Eduardo Puerto Mendoza (@PuertoEdu) que lo atribuía a la mano de Jan van Kessel II, se disparó también, de 20.000 a 42.000 euros. Me gusta pensar que el Estado estaba interesado en ellos, pero que quizá fue un tanto cicatero en su previsión y se le escaparon finalmente… Aunque me temo que nunca lo sabremos.
De Pieter Neefs I, con colaboración de Frans Francken el joven para las figuras, se ofrece por 18.000 euros una tabla firmada con un Interior de la catedral de Amberes (O/T, 48 x 71 cm; 67). La obra gustó a varios coleccionistas que pujaron y la subieron de 18.000 a 34.000 euros. La sorpresa se produjo con la tabla del seguidor de Hendrick van Cleve III, del siglo XVI; su Torre de Babel (O/T, 50,5 x 65 cm; 64), con inscripción al dorso antigua, ‘De Witt’, que se ofrecía por apenas 2.000 euros fue pujada repetidamente hasta acabar en los 15.000 euros finales.
Para terminar, las dos compras del Estado. La primera, una tablita de 46 x 38 cm (93) de Eugenio Lucas Velázquez: El garrochista, que pasó de 2.000 a 2.600 euros. Y el interesante Retrato de hombre, c. 1960 (O/L con marco del artista, 104 x 54 cm; 522), pintado con unos veinte años por Rafael Solbes, antes de unirse a Manolo Valdés y a Juan Antonio Toledo en lo que sería la aventura pop española por excelencia, el Equipo Crónica; ofrecido por 4.000 euros, no hubo interesados, momento que aprovechó el Estado para ejercer su derecho por el precio inicial. Por último, mencionaré la venta por los 7.000 euros de inicio del primer grabado -y portada del catálogo razonado de Sabatier- de Francis Bacon: Portrait of Peter Beard, 1976 (aguafuerte y aguatinta, 43/100, 26,4 x 22,4 cm; papel: 38 x 28 cm; 597). Lo mencionado aquí suma algo menos de 400.000 euros de remate, pero la cifra de toda la licitación se acerca a los 800.000 euros; vean los resultados disponibles en la web de la sala. Daniel Díaz @Invertirenarte