Juan Valbuena, donde doblan los mapas y empieza el compromiso
La Sala Canal de Isabel II acoge desde la pasada semana la exposición Donde doblan los mapas, organizada por la Comunidad de Madrid y que reúne alrededor de un centenar de fotografías de Juan Valbuena (Madrid, 1973) de cinco proyectos personales que viene desarrollando desde hace más de 20 años en torno a la idea de territorio, viaje, frontera, geografía y de las diferentes memorias que habitan en el ser humano. La muestra permanecerá abierta hasta el 15 de noviembre.
Comisariada por Sandra Maunac, en el corpus fotográfico de las últimas series de Juan Valbuena llama la atención del espectador el modo de combinar esa imagen contemporánea con diferentes archivos fotográficos, álbumes familiares y los testimonios escritos en torno a los temas que aborda con su cámara. En muchas de ellas hace visibles vidas y coyunturas que han sido silenciadas con el tiempo pero con su mirada nos interpela y nos acerca a su modo de narrar visualmente historias ocultas.
Como escribe Sandra Maunac en el catálogo: «el mapa para él no es más que un lienzo, una señal de arranque, aunque frágil demarcación que le permite acotar el espacio por el que se va a mover para luego revelarlo al mundo». Sus fotos siempre tienen presente la escala humana aunque no aparezcan personas y nos animan a experimentar con ellas. Algunas características que definen su estilo quizás sean la sobriedad, la tensión, esa capacidad para hablar del tiempo y el paisaje, y la capacidad de conectar lo local de sus orígenes familiares en Castilla-La Mancha con el universo global que cada vez nos ocupa más.
En esa travesía por ciudades, espacios rurales o cualquiera de los motivos representados Valbuena revela su cercanía, empatía y preocupación por situar muchos de los temas actuales. Es una fotografía documental que nos anima a redescubrir aspectos que muchas veces silenciamos de un modo deliberado y alejamos de nuestra vida cotidiana: el medio ambiente, los refugiados, los barrios más humildes de ciudades mediterráneas. entre otros.
Como se puede observar en el recorrido por los diferentes pisos de la Sala Canal de Isabel II, los proyectos personales de Juan Valbuena duran varios años. No le urgen las prisas sino el poder narrar aquello que le atrae. Y así podemos contemplar la última serie, titulada Dalind (2013-), donde presenta alrededor de 30 imágenes que giran en torno al Campo de Gibraltar, un ecosistema habitado por personas, historias, continentes y mares porque esa palabra, hoy en desuso, hacía referencia a lugares lejanos y ahora Valbuena recupera esa atmósfera de frontera entre Algeciras, Tarifa y Gibraltar, un espacio en el que dan cita las migraciones, la desigualdad económica y fiscal y la relación que mantiene con el Reino Unido.
Otro de sus trabajos es Noray (1999-2012), un libro de viajes en torno a un término que hace alusión a los amarres de los puertos para fijar las embarcaciones a la tierra. Valbuena hizo un viaje en barco entre Cádiz y Tánger y en esa experiencia llegó a vislumbrar que entre ambas ciudades-puerto había más afinidades que diferencias. Y eso le llevó por varias urbes del Mediterráneo: Marsella, Túnez, Nápoles, Atenas, Palermo, Estambul, Beirut o Alejandría.
Quizá en el ecuador de la exposición veamos imágenes más íntimas de la historia familiar y personal de Juan Valbuena: Un lugar de la Mancha (2006-2020), donde confluyen álbumes del archivo familiar con fotos tomadas a lo largo de 14 años. Es un proceso de reconstrucción de la memoria donde habitó su familia, Fuente de Pedro Naharro (Cuenca) y donde él intenta comprender qué motivos les llevaron a abandonar ese lugar.
Dentro de la fotografía comprometida con la inmigración ha incluido Salitre (2009-2014), un proyecto compartido con 12 seres humanos que cuentan su historia y otro puesto en marcha por Valbuena de cómo les ve él en sus espacios de vida. Durante este ambicioso proyecto, Valbuena descubrió la importancia que para estas personas tenía la imagen y a necesidad de compartir lo que vivían en su cotidianidad.
El quinto proyecto, Ojos que no ven corazón que no siente (2008-2018) es una curiosa reflexión de la relación entre España y Guinea Ecuatorial, la única colonia española en el África subsahariana, donde Valbuena ha dado voz y ha puesto rostro a una serie de personas que vieron marcadas sus vidas por los vínculos entre ambos países. Y ha puesto su talento en reconstruir la memoria visual desde 1978 a 2018, año en el que conmemora el cincuenta aniversario de la independencia de ese país.
Su afán de investigador queda reflejado en ese Gabinete de Curiosidades con el que se cierra la muestra, en el que se exhiben algunos de los objetos que le han inspirado y la documentación que ha generado cuando Valbuena trabajaba en cada uno de los proyectos. En el catálogo se recogen todas las imágenes, junto a textos de François Cheval, de la comisaria, de Valbuena y una entrevista-conversación entre el autor y el escritor y periodista Alfonso Armada.