La investigación marina de Joan Jonas se presenta en Madrid
La artista neoyorquina Joan Jonas (1936) presenta en la sede del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid la exposición Moving Off the Land II, fruto de un encargo de TBA21-Academy, y coorganizada por TBA21 y el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. A este proyecto, comisariado por Stefanie Hessler, le ha dedicado tres años de investigación y es un homenaje a los océanos y a sus criaturas, a la diversidad y a la ecología, pero sobre todo una llamada de atención sobre los efectos del cambio climático y la extinción de las especies, algo que también impregna la obra de Olafur Eliasson en su retrospectiva en el Museo Guggenheim Bilbao, y en otra medida en la exposición Un día en el zoo, que todavía puede verse en la galería Pilar Serra de Madrid.
Esta muestra de Jonas, que cuenta con la colaboración de la Fundación ECOLEC, procede del Ocean Space de Venecia, donde se pudo contemplar desde marzo al 29 de septiembre de 2019, y recoge una mirada atenta por acuarios de varios países y por aguas jamaicanas. La artista reflexiona sobre el papel que el océano ha tenido en las culturas a lo largo de la historia como referente espiritual, mitológico y ecológico, y lo ha plasmado en una serie de esculturas, dibujos, videos y de una perfomance que tendrá lugar pasado mañana en el Museo Nacional del Prado.
A lo largo de su trayectoria artística, Joan Jonas siempre se ha caracterizado por sus continuos experimentos tanto en el videoarte, en el arte conceptual como en varias performances, aunque teniendo en cuenta lo que podían aportar a su obra disciplinas como la danza, la música y el teatro. Un tema que ha ido introduciendo en su trabajo paulatinamente ha sido la relación del ser humano con el medio ambiente y en esa línea los océanos tomaron protagonismo en su representación.
Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen, destacó en la presentación el privilegio de tener la obra de Joan Jonas durante más de tres meses en el museo porque es «una mujer chamana de nuestra época» y añadió que que su figura emana poder y autoridad a través de sus trabajos. Francesca Thyssen, fundadora de TBA21 en 2002, señaló que durante estos 18 años se han desarrollado alrededor de 100 proyectos, muchos de ellos relacionados con el medio ambiente y el cuidado del planeta: «Seguimos creyendo firmemente que cuando se abordan de esta manera, las artes pueden convertirse en un poderoso agente de cambio que llega tanto al poder de arriba como al activismo de base, alcanzando un nuevo espacio creativo de acuerdo común”.
Por su parte, Markus Reymann, director artístico de TBA21 Academy, dijo que cuando se replantearon investigar los océanos se quería poner al artista en el centro de ese objetivo porque su mirada ofrece algo más que los datos de la superficie que ocupan o las especies que lo habitan y creemos que todavía sabemos muy poco de ellos porque es muy difícil entenderlos. Stefanie Kessler, comisaria de la muestra, ahondó en la misma idea al recordar que Joan Jonas dedicó la perfomance a la bióloga Rachel Carson y recordó una de sus citas: «Nosotros con nuestros sensores terrestres no podemos saber nunca lo que es el oceáno» y apuntó que la convergencia de contenidos que conforman la exposición quieren trascender nuestra experiencia al visitarla.
Por último, Joan Jonas, resaltó que Moving Off the Land es una obra integral, que ha pasado por numerosas transformaciones. «En Venecia quise construir estos teatros diminutos que sirven para organizar el espacio, mientras que en Madrid no sabía muy bien la atmósfera que se iba a conseguir porque el espacio cambia y creo que con la iluminación tenue parece que estemos bajo el agua». Y apostilló: «Venimos de los mares. En este proceso creativo me he dado cuenta de haber desarrollado una nueva relación con los peces y aunque mi obra no pretende ser didáctica, me gusta trabajar con niños y jóvenes porque ellos van a heredar la tierra».
El origen de lo que ahora se ve en el Thyssen es la perfomance Moving Off the Land, donde está presente tanto la mitología como la literatura, y por supuesto esa serie de bocetos y notas que Joan Jonas ha ido tomando sobre el mar, siempre bajo la mirada de una artista comprometida y que conecta con TBA21-Academy, una plataforma de TBA21 para conservar los océanos que revela su honda preocupación por el respeto al medio ambiente. Dicha proyección de imágenes subacuáticas se intercala en la perfomance, con una voz en off, que va recitando fragmentos de la gran novela de Melville, Moby Dick, pero también con extractos de un naturalista como Sy Montgomery, de la bióloga marina Rachel Carson, en una interacción con el espectador al que sugiere que realice un personal viaje submarino.
En el montaje del Museo Thyssen de Madrid, la exposición se abre con el dibujo de una ballena gigante como pórtico de entrada, antes de continuar con más de una veintena de dibujos en diferentes formatos de animales marinos y de formas geométricas que también pueblan el fondo del mar. En la sala principal partiendo de la instalación My New Theather, creada para un espacio tan emblemático como la iglesia de San Lorenzo en Venecia ha dispuesto tres teatros diminutos hechos en madera, que contienen pantallas grandes, y dos bancos para ver las imágenes de esos vídeos en los que Jonas alterna imágenes acuáticas grabadas por el biólogo marino David Gruber en acuarios y aguas caribeñas, junto a lecturas de textos literarios, y de especialistas en ecosistemas marinos.
En esos vídeos vamos observando toda una tipología de animales marinos como pulpos- animales de gran inteligencia para Joan Jonas-, sirenas, medusas, ballenas o personas que nadan sumergidas, mientras en otras capas vemos a personajes que interactúan con ellos. Y además otros dos videos que nos ilustran sobre la belleza de los fondos marinos.
Y ya en el recorrido la escultura Aquarium, una caja de vidrio elaborada en Venecia que define un montañoso paisaje submarino como si formara parte de un gabinete de curiosidades del siglo, que desprende un aire científico pero sin olvidar lo lúdico. En casi todo el perímetro de la instalación ha dispuesto una serie de espejos de Murano verticales que establecen un juego, a través del reflejo de las piezas a las que dota de una mayor profundidad espacial. Un modo poético que difumina la distancia entre la obra expuesta y el espectador, y que cuestiona la visión de la realidad percibida para que los visitantes se sientan inmersos en un ecosistema junto a otras especies animales. Julián H. Miranda
* Hasta el 18 de mayo