Graziano Arici: «Dalí siempre tomaba la iniciativa, yo apenas desempeñaba un papel activo»

Graziano Arici: «Dalí siempre tomaba la iniciativa cuando le tomaba fotos, yo apenas desempeñaba un papel activo»

Durante décadas ha inmortalizado los rostros más conocidos del mundo del arte: Warhol, Matisse, Picasso, Le Corbusier, Keith Haring, Dalí… Graziano Arici conoció la época dorada de Venecia y tuvo carta blanca para acercarse a todos esos creadores llegados al calor de una de las mejores citas europeas del arte: La Bienal; aunque ahora se haya convertido, según el fotógrafo, “en un lugar para hacer fiestas”. Hablamos con él de los referentes de la vanguardia del siglo XX, cuyos retratos se exhiben ahora en la galería Havet.

Graziano Arici en su casa de Arlés.

Graziano Arici (1949) ha conocido lo mejor de Venecia –su ciudad natal–, pero también lo peor. Inmortalizó como nadie la boyante vida cultural de la ciudad italiana durante el último tercio del siglo XX, cuando artistas, intelectuales y cantantes de ópera acudían solícitos para asistir a La Bienal, el Teatro La Fenice o el Palazzo Grassi (donde trabajó como fotógrafo oficial). Conoció a Picasso, con su impertérrito cigarro; a Matisse, a quien tuvo ocasión de visitar en su estudio, y a un joven Barceló cuando aún no era el autor español vivo mejor cotizado.

Ha sido testigo de excepción de las figuras más influyentes del mundo artístico, fundador –junto a Marcello Mencarini– de la publicación cultural digital Rosebud y ha inmortalizado con su cámara cada rincón de la capital del Véneto. Pero la ciudad acabó con él cuando vio que se abarrotaba de turistas y perdía esa esencia que en origen tuvo la Serenissima. Por eso la abandonó y se refugió en Arlés. Aunque nunca ha dejado de hacer fotos, desde que empezó profesionalmente en los años ochenta, tras estudiar Sociología.

Ahora la galería Havet recupera algunos de sus mejores recuerdos venecianos gracias a Los rostros del arte, una muestra donde se presenta por primera vez en España una selección de retratos firmados por Graziano Arici.

*Visitar su exposición es como un viaje al pasado, con fotografías de Giacometti, Picasso y Warhol, entre otros. Fueron grandes artistas de fama internacional, con sus egos y manías. ¿Cómo eran cuando les tocaba ponerse frente a la cámara?

*Para mí era fundamental buscar la complicidad con todos estos artistas, por eso siempre me ha gustado conocer su trabajo. Para ellos era muy importante saber que tenían delante a un fotógrafo que conocía su obra, porque así se establecía una conexión más cercana. Aunque debo decir que, a menudo, la relación y el diálogo eran muy fáciles. Nunca intenté obligarles a ser algo que ellos no eran.

*Desde luego, la imagen de Dalí paseando en góndola le define totalmente. ¿Cómo era retratar a un divo como él?

*El pintor surrealista era realmente una estrella y cuidaba mucho su imagen. Tanto sus acciones, como la manera extrema de hacerse ver, eran muy teatrales. En su caso, siempre era él quien tomaba la iniciativa, yo apenas tomaba un papel activo.

*Coincidió en varias ocasiones con el artista. Me pregunto si le proponía ideas raras como las que reflejaba en sus cuadros…

*Lo que estaba claro es que se presentaba frente a la cámara como si estuviera en una escena en la que él era un intérprete.

Salvador Dalí en la XXXI Biennale di Venezia, 1962 © Graziano Arici/Archivio Arici.

EL PINTOR SURREALISTA ERA UNA ESTRELLA, CUIDABA MUCHO SU IMAGEN. SUS ACCIONES Y LA MANERA EXTREMA DE HACERSE VER, ERAN MUY TEATRALES» 

*Picasso, Haring, Warhol…  Conoció a todos estos referentes de la vanguardia en La Bienal de Venecia, ¿Cuántos artistas pudo retratar durante los años que trabajó allí?

*En realidad no estaba contratado, pero si que la cubrí durante muchas ediciones porque entraba libremente. Y con respecto al número de autores que he podido fotografiar… ahora mismo no sabría decirte, seguro que cientos, si no miles.

Le Corbusier en Venecia, 1965. © Graziano Arici/Archivio Arici.

*Ha tenido ocasión de ver cómo evolucionaba la feria veneciana, en cuanto a artistas, propuestas y público. ¿Cuáles diría que han sido los cambios más relevantes? 

*La ciudad ha cambiado por completo, en el sentido de que se ha convertido en una especie de Disneyland. Actualmente hay cerca de 50 millones de turistas al año y muchos vienen por esta cita cultural. Hay que tener presente que, cuando se celebró por primera vez la Bienal, se presentó como la exposición más importante del mundo. Ahora existen tantas otras opciones en el mundo, que la bienal se ha convertido en un lugar para hacer fiestas.

¿Quién ha sido, para usted, el artista más difícil de fotografiar?

*Nunca pude retratar a Anselm Kiefer y hasta el día de hoy todavía no lo he conseguido.

Pablo Picasso realizando una cerámica en su taller de Vallauris, cercano a su casa de la Cote d'Azur (1948). © Graziano Arici/Archivio Arici.

*¿Y su mejor modelo?

* Pues mira, trabajé durante diez días con el artista pop Jim Dine y preparé un buen material. La intención era publicar un libro, pero el proyecto se fue al traste y finalmente no salió nada de todo aquello.

*¿Qué debería tener una fotografía para ser un buen retrato?

*Para mí tendría que ser una imagen capaz de capturar el estilo y el trabajo del artista, lo cual no es nada fácil de conseguir. Por otra parte, es esencial no perturbar al autor mientras trabaja.

*Hablemos de Venecia, esa ciudad natal que para usted “se ha convertido en un vertedero”. ¿Ha muerto de éxito?

*Para mí se ha convertido en ‘Venecialandia’, una falsa ciudad turística en la que es imposible vivir. ¿La causa de todo esto? ¡El dinero! Sol G. Moreno

Robert Mapplethorpe en Venecia, 1984. © Graziano Arici/Archivio Arici.
Un par de fotografías de Keith Haring en la muestra "Los rostros del arte" en la galería Havet.
Peggy Guggenheim en Venecia, 1958 © Graziano Arici/Archivio Arici.