Esteban Vicente vende 90.000 euros en Segre
Adjudica dos obras de su mano en la cita del 17 de septiembre, en la que sobresalieron también, aunque menores, las cuatro compras del Estado
Debo reconocer mi alegría por las distintas ‘victorias’ que pudimos ver en la cita de ayer en Segre. Victorias del mercado, de la suma de los coleccionistas, que terminan poniendo en su sitio a cada artista, cada obra.
La más importante ha sido, sin duda, la del segoviano Esteban Vicente. Precisamente este domingo estuve visitando su museo en su ciudad castellana, disfrutando tanto de los magníficos collages como de sus típicos campos de color, tan americanos, de sus no tan últimos años. De su mano, Sin título, 1995 (O/L, 126 x 106 cm; lote 378), presente en una muestra con Sorolla en ese museo en 2022 (ver y ver), subió en buena lógica de los atractivos 33.000 euros de inicio a unos más importantes y adecuados ya 65.000 finales. Y su luminoso y trabajado collage en blancos y naranjas con toques de gouache, Sin título, 1970 (25,5 x 30,5 cm; 366), no se quedó a la zaga sino que siguió el mismo camino, escalando lentamente por medio de pujas telefónicas entre dos coleccionistas de 4.800 a nada menos que los 9.500 euros en que se adjudicó. Enhorabuena a los compradores.
La segunda alegría fue similar. Ver cómo los coleccionistas aprecian -lo que significa que están dispuestos a pujar y a subir las estimaciones- la producción de la gran valenciana llamada Soledad Sevilla es para mí un gozo. Su inconformista y creativa trayectoria, nada complaciente por otro lado, habla de un rigor y una seriedad poco comunes. De hecho, su retrospectiva en el Reina Sofía, que se inaugura la próxima semana (ver), será un reconocimiento más que merecido. Dicho lo cual, no fue extraño que Oscuras flores de duelo, 1985 (O/L, 133 x 146 cm; 383), expuesta entre 1988 y 1989 en Soledad Lorenzo, subiera de 16.000 a 30.000 euros.
La tercera, la venta de la malla de Manolo Rivera; su Tiritaña XIII, 1975 (óleo y tela metálica y alambre en bastidor de aluminio, 81 x 65 x 6,5 cm; 367), se vendió en la inmediata postventa, antes de concluir incluso la subasta, apenas media hora después de ser subastado ese lote; quizá era un coleccionista al teléfono previsto con el que no se pudo contactar en el momento de la licitación… Enhorabuena también por su valiente compra.
Dentro de la lógica se situaba la venta de los dos papeles de Pablo Palazuelo, un artista que continúa subiendo lento pero seguro. Sin título, 1999 (tinta y lápiz, 45,5 x 22,5 cm; 381), en blanco y negro, se adjudicó por los 13.000 euros pedidos; por su gouache en amarillo y negro Circino II, 2001 (50 x 35 cm; 382), hubo más interés y subió ligeramente, de 15.000 a 16.000 euros. En cambio, de Ferrán García Sevilla, un autor que sigue pareciendo denostado por el mercado secundario, su Sin título, 1988 (A/L, 170 x 195 cm; 384), se adjudicó por los 8.000 euros que se pedían.
Más clásicos ya, por 9.000 se adjudicó el temprano paisaje de 1940 de Carlos Nadal, pintado con 23 años: Merienda en el campo (O/L, 51 x 77 cm; 336), a cierta distancia de los 13.000 ofrecidos por Como una columna de luz cantando, 1973 (A/L, 200 x 178 cm; 442) de Eduardo Úrculo. En ese mismo precio, 13.000 euros, se remató el Bodegón Morandi IV, 1985 (granito en varias piezas, 36 x 109 x 74 cm; 437), de Manolo Valdés, expuesto en 1991 en la galería Guereta de Madrid; en esa línea más tridimensional, de Joaquín Rubio Camín, su adelantado y temprano Paisaje o composición en cruz, 1953 (construcción en hierro, 62,5 x 94,5 x 6 cm; 358), se adjudicó por los 5.500 euros pedidos; buena compra, sin duda.
En maestros antiguos extranjeros, destacó la venta del lienzo de Jacques Auguste Volaire, Justa en el puerto de Toulon celebrado con motivo de la coronación de Luis XVI en junio de 1775 (O/L, 91 x 138 cm; 68), por los 17.000 euros de su salida, rebajada respecto a los 25.000 pedidos en mayo. La pareja de buen tamaño de Bodegones con flores (O/L, 79,5 x 112 cm; 135), con jarrones cobrizos sobre plintos pétreos, firmados por la milanesa Margarita Caffi, subió de 10.000 a 16.000 euros. Por los 8.000 euros de la salida se remató al único coleccionista interesado Un día de caza a las afueras de Roma (O/L, 102,5 x 158 cm; 140), de Escuela neerlandesa del siglo XVII; también por la salida, 5.500 euros esta vez, se adjudicó la copia de Johan Friedrich August Tischbein, Las hijas del pintor representadas como la Interpretación y la Música (O/L, 134 x 100 cm; 144).
En lo español, sobresalió la venta del Retrato de señora, 1838 (O/L, 123,5 x 94 cm; 145), de Antonio María Esquivel, por 6.5000 euros. Atribuido a su mano se ofrecía también un Autorretrato (O/L, 41 x 29 cm; 152), que fue comprado por el Estado por la salida, 3.000 euros. Ya que estamos, mencionemos las otras tres compras que hizo el Estado: por 3.500, Retrato de niña con rosa (O/L, 68 x 45,4 cm; 159), de Raimundo de Madrazo; por 3.000 euros, también su salida, Valenciana (O/L, 154 x 85,5 cm; 190), de Julio Vila Prades; y por 1.200 un Retrato de hombre, c. 1935 (O/L, 62 x 50 cm; 351), de Víctor González Gil, que se especuló que podría ser el retrato del poeta Miguel Hernández (ver)…
Para terminar, las sorpresas en obra gráfica donde una Reina Mariana VII, 2008 (aguafuerte, aguatinta y collage, 11/50, 105 x 71,5 cm; 558), de Manolo Valdés, subió de 4.000 a 10.000 euros (cerca de los 13.000 de su bodegón en granito, pieza única), así como la serigrafía de Gerardo Rueda, Serie Diez más seis XV, 1990 (24/75, 76 x 110 cm; 577), que pasó de 500 a 1.500 euros. Lo citado aquí asciende a casi 310.000 euros, algo más de 375.000 euros si sumamos ya el premium con la comisión de la sala y los impuestos. Daniel Díaz @Invertirenarte
