Segre: Manolo Valdés, el mundo filipino… y el resto
Muy amplia y atractiva oferta, en cada una de las secciones, de la cita del próximo martes 12 de diciembre
(Si quiere ver los resultados de la subasta, pulse aquí)
Diciembre es un mes tan importante que las compras y las excepciones culinarias dominan casi nuestro día a día. Las casas de subastas y otros negocios lo saben bien e intentan hacer su agosto con propuestas adecuadas, medidas y abundantes para todo tipo de bolsillos. Y Segre lo demuestra con un catálogo que hará las delicias de muchos coleccionistas.
La pieza que brilla por encima del resto es un pintura tardía de Manolo Valdés (Valencia, 1942). Portada del catálogo y adquirida al artista en su estudio de Nueva York por su propietario actual, Dorothy, 2018 (153 x 140 cm; lote 456), a base de pintura, espejos, telas y objetos varios sobre tela, es una versión más de esa fórmula repetida, de ese estilo simplificado de Valdés, que tuvo un origen mucho más complejo y profundo en Equipo Crónica, con Rafael Solbes, fundamentalmente. La edad, el paso del tiempo, ha hecho que su producción se haya ido simplificando en la búsqueda de un lenguaje perfectamente reconocible, que en el fondo es lo mismo que vendible en el mundo entero. Y este rostro esencializado, poliédrico en la superficie en esa aparente y estudiada descomposición, tan postmoderna, es una muestra clara de ello. La cifra de partida, bastante más barata que los precios que se manejan en el estudio, será de 146.000 euros. Y se venderá.
El mundo filipino está bien representado, fundamentalmente, por la segunda parte -por decirlo de alguna manera- de aquella colección que Segre ofreció a comienzos de año y que se saldó con unas ventas que superaban los 600.000 euros (ver, ver y ver). Se trataba de la colección del militar Tomás Olleros y Mansilla, nacido en Béjar, Salamanca, marino. Los de ahora son lotes ya repartidos entre sus herederos; vistas las buenas ventas, se han animado también ellos a ofrecerlos.
De Félix Resurrección Hidalgo, se ofrece una Vista del volcán de Taál. 8 de febrero de 1877 (O/L, 53,3 x 71 cm; 105); con evidentes signos de deterioro, parte de unos aún atractivos 30.000 euros. Y atribuidos a él otros cuatro más: una pareja de paisajes fluviales, que debió ser adquirida por Olleros y su esposa en su segunda estancia entre enero de 1879 y junio de 1882: Personajes filipinos en una barca, c. 1876 (O/L, 24 x 40 cm; 107), Campesinos filipinos en una barca (O/L, 18 x 36,6 cm; 108), que comenzarán las pujas desde los 20.000 euros cada uno. Y una segunda pareja de retratos, inéditos, de los denominados ‘tipos y costumbres’, esbozados pero muy certeros por lo que se ofrece cada uno por 30.000 euros. El primero, Retrato de joven mestiza (O/L, 42,5 x 36,5 cm; 109), es la misma modelo de Educanda de beatería, el que salió a pujas en febrero y que, a pesar de haber sido declarado inexportable, se adjudicó con su pareja por 210.000 euros (ver). El segundo, un más sencillo Retrato de niña mestiza (O/L, 28,8 x 23 cm; 110).
Se ofrece, además, un buen retrato imaginario debido a la mano de Fabián de la Rosa: se trata del Retrato del general Arsenio Martínez Campos (O/L, 55 x 34 cm; 106), pintado en 1897, el año que acabó sus estudios en Manila y un año antes de obtener la beca para el estudio en la Academia de san Fernando de Madrid. Retrato tradicional, un tanto acartonado debido probablemente a la juventud aún del pintor, comenzará las pujas desde unos atractivos 18.000 euros. Y, aunque menor, no se olviden de la Escena costumbrista con campesinos filipinos, 1896 (O/L, 41,5 x 55 cm; 104), de la mano de un desconocido pero muy interesante y buen pintor moderno llamado Pérez Pascual, que muestra un magnífico dibujo. Apenas 6.000 euros…
De todas formas, ¿hay también de un pintor que entusiasma a los filipinos del siglo XX?, se preguntarán ustedes. Efectivamente, del español nacido en Manila Fernando Zóbel también se ofrece un lienzo: Fragmento 5, 1983 (O/L, 50 x 50 cm; 388), con sus típicas manchas de color y su juego de planos abstractos. Su salida, 40.000 euros, que subirán una vez más, como casi todo lo filipino.
Ya que estamos en los años 80, mencionemos primero obras de los años 70 de los autores de esos años y luego las más tardías. La más destacada, en mi opinión, es la de un contestatario Eduardo Arroyo: Un falangista se suicida en Madrid. Horror y perplejidad de una niñera, 1970 (O/L, 162 x 130 cm; 418), procedente de la Galleria Arte Borgogna, Milán, donde tal vez se expuso. Su salida, 14.000 euros, permitirá soñar a más de uno.
En la línea abstracta ya, una malla de Manolo Rivera: Mutación, 1977 (pintura sobre madera y tela metálica, 81 x 101 cm; 390), con su habitual juego de cambio en la superficie aparentemente irisada, que sale a pujas desde los 23.000 euros. En el entorno de ese mismo 1977 se debe situar el atractivo papel de José Guerrero: Sin título (óleo y gouache/papel, 62 x 48 cm; 389), procedente de la galería Juana Mordó de Madrid, por 11.000 euros.
Y más tardías, las obras de Martín Chirino y Lucio Muñoz. Del canario, sobresale su hierro pavonado El viento. Laberintia VII, 2007 (21,5 x 21,5 x 9 cm; 398), pieza única; aunque realizada al modo de, la fuerza del hierro golpeado sigue presente. Se piden 25.000 euros. Y del madrileño, Memoria de Trou, 1989 (399) una enorme tabla de nada menos que 210 x 210 cm, dulcificada ya por los verdes y azules de su última época, aunque continúe con su juego de texturas. Expuesta en Art Basel 1989, su salida 12.000 euros supongo que pensando más en la dificultad de estos tamaños que en su calidad, por la que debería doblar su precio…
Si avanzamos hacia el siglo XX, no se pierdan algunas piezas especiales. Me refiero, sobre todo, aunque pueda parecer menor, al papel de Pepe Espaliú, Sin título, 1989 (carboncillo y ceras sobre papel, 141 x 88 cm; 443), que se ofrece por 7.500 euros. Y de 2009, a dos: del mexicano Bosco Sodi, un atractivo Organic blue (pintura y materia sobre tela, 80 x 80 cm; 446), por 25.000 euros, y de Ángela de la Cruz, un típico Hung nr. 2 (O/L, 58 x 39 x 10 cm; 447), con su pintura-marco en un mismo plano, que se pliega alterando la lógica de la madera, procedente de la galería Max Estrella, por apenas 6.000 euros, que subirán. O, en la figuración, la escultura de Julio López Hernández, La parturienta, 1964/5 (bronce patinado, 1/6, 18 x 64 x 21 cm; 525), por 10.000 euros, y el pastel sobre papel de Sevilla, 1970 (30,5 x 45 cm; 528), de la añorada y vaporosa Carmen Laffón, por 11.000 euros.
Para terminar esta sección del siglo XX, una serigrafía de Pierre Soulages, Sérigraphie nº 18, 1988 (XCVI/CCC, 89,5 x 68,5 cm; 615), por 10.000 euros, y una buena colección particular con grabados de Equipo Crónica, Canogar, Genovés…, y un Zubi-Aundi, 1989 (aguafuerte y aguatinta, 43/50, 130 x 123 cm; 596), de Eduardo Chillida, por apenas 9.000 euros, como plato fuerte.
Antes de los maestros antiguos que se quedan para el final, como suele suceder, una parada en Julio Romero de Torres, de quien sale a pujas un boceto (de los muy pocos que se conservan) titulado Conjuro (Crepúsculo), c. 1918 (óleo sobre cartón Lefranc, 31,4 x 20,5 cm; 98). En 1918 la Junta directiva del Real Casino de Madrid le encargó un gran lienzo para el Salón Real y éste es el boceto preparatorio de la obra definitiva, que se ofrece por 12.000 euros, con la aquiescencia de Mercedes Valverde.
El mercado ofrece brillantes y lentejuelas, que con frecuencia relucen más… En la pintura antigua, la obra destacada probablemente sea el lienzo de Luis de Morales, Cristo atado a la columna con san Pedro arrepentido (O/L, 102 x 78 cm; 77); dada a conocer en 2013 y corroborada su autoría por García-Frías Checa en la muestra del Prado, es obra de calidad y calidez, con ejemplares conocidos que presentan ligeras variantes como el la Almudena de Madrid, la iglesia de Saint-Willibrord en Gravelines (Francia), la colección Comas, la Asensio… Su salida, 70.000 euros, con estudio de Gómez-Fechina.
Además, un buen Calvario (O/L, 106 x 75 cm; 73) de Juan de Valdés Leal, versión de uno de los del retablo mayor de la iglesia de san Benito de Calatrava, de Sevilla (actualmente en la capilla de la Quinta Angustia de la actual parroquia de la Magdalena, en la misma ciudad). Expuesta en la muestra de Cajasur de 2001, en cuyo catálogo aparece recogida (pág. 35), se ofrece por 20.000 euros. Y con estudio de Ángel Rebollo, un inédito Jesús atado a la columna, 1620/4 (O/L, 165 x 111 cm; 41), que el autor atribuye a un joven Alonso Cano, basándose no sólo en la técnica empleada y sus espacios de calidad, relacionados con la pintura del joven Velázquez, sino también en el lienzo ‘de mantelillo’ y su preparación de ‘tierra roja’. Con una “intervención muy antigua en formato rectangular” en la zona inferior izquierda, que corta la columna de modo extraño, se piden 28.000 euros.
Más modesto, pero de más calidad, del gran desconocido aún para el gran público José Antolínez la sala ofrece un espléndido e inédito Cristo tentado por el demonio (O/L, 103 x 82,9 cm; 40), firmado y fechado en 1675. Todo respira un aire veneciano de gran calidad, ‘aticianado’, como decía Palomino. Salvo la tenebrosa figura del tentador, que sigue la pauta de un Cristo servido por ángeles de 1661 de Claudio Coello, con los personajes cambiados… Su precio, 12.000 euros.
Y en esta línea, de perfil bajo en precio pero gran calidad, no se pierdan la tablita de apenas 24 x 16 cm, de Marcello Venusti, un destacado lombardo en la trasposición de modelos de Miguel Ángel en pequeño formato, además de la singular gama cromática. Su Cristo crucificado con la Virgen María, san Juan Evangelista, María magdalena y ángeles (24), sigue los modelos de otras composiciones añadiendo a la Magdalena. Su salida, 11.000 euros.
Hay muchas más piezas interesantes, pero el tiempo del lector y del espacio obligan a cerrar. Vean y disfruten. Se acerca la Navidad. Daniel Díaz @Invertirenarte