Warhol y Basquiat a cuatro manos en la Fundación Louis Vuitton
La muestra cuenta con más de 300 piezas, entre las que se incluyen 80 de los lienzos pintados de manera conjunta. Para el icono del arte pop, este trabajo supuso un renovado interés en la pintura y en las obras de gran formato, mientras que el autor más joven le veía a él como alguien a quien admirar, el creador de un nuevo lenguaje del que nutrirse.
Para Andy Warhol, las mejores obras que realizó en colaboración con Basquiat son aquellas en las que no se distingue quién ha hecho qué. Él mismo aseguraba que primero hacía un dibujo y después «lo pintaba como lo habría hecho Jean-Michel».
Sin embargo, es fácil saber qué aportó cada uno de ellos al trabajo conjunto. El más veterano llevó a los lienzos realizados a cuatro manos su iconografía pop, llena de marcas emblemáticas y de guiños al estilo de vida americano.
En los años anteriores, Warhol se había ido distanciando de aquellos elementos que al inicio habían caracterizado su obra, especialmente tras haberle disparado Valerie Solanas en 1968 (momento en el que cultivó otras preocupaciones más espirituales mediante el uso de otros lenguajes). Pero cuando comenzó a colaborar con Basquiat en 1984, sintió cómo su interés por la pintura se renovaba, en especial por los lienzos de gran formato.
Por su parte, el grafitero aportó sus formas relacionadas con lo nativo que, sumadas al lenguaje de Warhol, desembocaron en una visión nueva y más amplia del mundo americano, aunando lo comercial y contemporáneo con las raíces y los ancestros.
La muestra que se puede ver ahora en la Fundación Louis Vuitton presenta, por ejemplo, cuadros en los que algunos logos emblemáticos como los aros de los Juegos Olímpicos se mezclan con máscaras negras de rasgos grotescos en lienzos de gran formato.
De igual modo, personajes de dibujos animados o marcas de productos que pueden encontrarse en las despensas de casi todos los hogares estadounidenses se mezclan con los trazos rotundos de Basquiat, que representan cabezas de cocodrilo o personajes con atuendos tribales.
Al principio, los dos autores pensaban realizar una única colaboración de 15 lienzos, impulsados por Bruno Bischofberger, el marchante de ambos. Estas primeras obras incluían a un tercer implicado, el artista italiano Francesco Clemente.
Lo que ocurrió es que al terminar con este encargo, los dos artistas estadounidenses siguieron pintando juntos, convirtiéndolo en una rutina casi diaria.
Aunque la colaboración duró solo un año, fue sumamente prolífica. Durante ese periodo Warhol y Basquiat firmaron 160 obras, entre las que se encuentran algunas de las más grandes de sus carreras.
Además de los lienzos que pintaron a cuatro manos, existen multitud de retratos fotográficos que se hicieron mutuamente, o incluso collages en los que distintas partes de los cuerpos de ambos se funden en una sola figura.
Un total de 80 de estas piezas pueden contemplarse en Basquiat x Warhol, à quatre mains. Además, la muestra cuenta con creaciones pintadas en solitario por los dos artistas, así como con una serie de obras de otros autores de la misma época, como Kenny Scharf o Keith Haring. Este último, que fue testigo de la colaboración y amistad entre ambos, definió su relación como «una conversación que tenía lugar con la pintura en lugar de con palabras».
Compuesta por cerca de 300 piezas –entre cuadros, fotografías, objetos pintados por ambos y documentos– la exposición no solo pretende mostrar el universo conjunto de los dos artistas, sino evocar el ambiente artístico de Nueva York en la década de los 80. Se trata de la mayor muestra realizada hasta el momento sobre las obras que Basquiat y Warhol crearon juntos, y sigue la estela de la exposición que la fundación dedicó en 2018 al más joven de ambos. La muestra podrá contemplarse hasta el próximo 28 de agosto. Sofía Guardiola