90 millones en Nueva York: Sotheby’s al alza y un posible Goya
La subasta del 27 de enero de Sotheby’s en Nueva York, Master Paintings & Sculpture Part I, se saldó con un resultado de más de 90 millones de dólares adjudicados. El Varón de Dolores atribuido a Botticelli contribuyó en gran medida, ya que se remató en 45 millones de dólares, pero el resto de piezas también consiguieron buenos resultados en su mayoría. Las tres obras españolas que destacamos en nuestro previo –Murillo, Greco y Goya– convencieron a la audiencia. Esta última, que se creía copia de la custodiada en el Museo de Bellas Artes de Budapest, podría tratarse de la primera versión.
En el artículo de previos de la subasta de Master Paintings & Sculpture Part I de Sotheby’s del 27 de enero nos preguntábamos sobre la tendencia que podrían describir los posibles resultados. Más aún tras el diciembre tan decepcionante que tanto Sotheby’s como Christie’s experimentaron en sus Evening Sales de maestros antiguos (con 18,8 y 10,4 millones de libras respectivamente).
La clave de todo estaba en el lote 14, el Varón de Dolores atribuido a Sandro Botticelli y estimado en 40 millones de dólares. Hace un año, en la licitación correspondiente a enero de 2021, el maestro florentino también tuvo la responsabilidad de toda la jornada, en la que se alcanzaron los 114 millones de dólares gracias, casi en exclusiva, al increíble récord de 92 millones cosechado por el Retrato de joven sujetando un medallón.
Las dudas sobre la autoría –¿maestro o taller?– estuvieron muy presentes hace 12 meses, y en esta ocasión no ha sido diferente. El Varón de Dolores está atribuido por los expertos más optimistas al último período de actividad de Botticelli, cuando pintó piezas más arriesgadas que las de su plenitud creativa.
Se supone que esa preferencia por el «carácter» de la pieza, frente a la búsqueda de una belleza ideal, es la que se refleja en el Varón de Dolores. Además, la presencia de arrepentimientos y modificaciones en el dibujo subyacente siempre son indicadores que animan la atribución al maestro que idea frente al taller que copia.
No obstante, resulta muy elocuente que The Art Newspaper haya publicado simultáneamente dos artículos de opinión firmados por dos especialistas en Botticelli –Bastian Eclercy y Frank Zöllner– que defienden con vehemencia posturas opuestas. Al tratarse de una pieza sin documentación histórica que la apadrine, tenemos el habitual juego atribucionista que atiende con una envidiable seriedad a ángulos de flexión de dedos meñiques, hoyuelos en las comisuras de labios y plegados de túnicas.
Todo ello para, con observaciones sobre exactamente los mismos detalles, afirmar categóricamente lo contrario: que la pieza sí vale los 45 millones de dólares que se pagaron después de cinco minutos de puja; o que se ha comprado una obra de taller por el segundo precio más elevado pagado por el artista.
¿Quizá la tendencia que continúa esta venta es la propulsada por el Salvator Mundi de Leonardo, en la que la duda razonable no es un argumento en contra sino a favor para superar un récord?
En cualquier caso, a lo que sí estamos asistiendo es a una creciente concentración de los resultados en un solo lote. Las cifras hablan por sí mismas. En 2018, en la correspondiente subasta de enero, la pieza más cara fue un canaletto de 4 millones en un total de 48 millones; en 2019 fue un lienzo de Vigée Le Brun de 7 millones en un total de 52; en 2020 Tiepolo contribuyó con 17 millones al total de 61; el año pasado Botticelli y sus 92 millones hicieron todo el trabajo en una jornada cerrada en 114 millones.
Este año la contribución de Botticelli ha sido inferior –la mitad del total– gracias al interés suscitado por el resto de lotes. Hay varios que podríamos mencionar, como el 31 un retrato de Artemisia Gentileschi vendido en 2,6 millones de dólares; un pieter van mohl por 5,7 millones, o una escultura egipcia de casi 10 millones de dólares. Pero son especialmente relevantes para nuestro mercado nacional las cifras por las que se han adquirido el Murillo, Greco y Goya mencionados en el previo.
El primero de ellos, una Virgen con el Niño de Murillo (lote 47) era el que contaba con mayores seguridades en cuanto a su calidad y autoría. Su presencia en la bibliografía de referencia y un mercado establecido para el autor a nivel internacional presagiaban un buen resultado. Las pujas lo llevaron hasta 867.000 dólares finales (ligeramente por encima de la estimación más alta).
El Greco (lote 46) era el que más problemas podía suscitar. Es complejo convencer a los coleccionistas de la calidad de una atribución a este pintor. Los trabajos de taller son numerosos y, en ocasiones, de buena calidad. No obstante superó al murillo –aún contando con las mismas estimaciones de 600.000 a 800.000 euros– y se remató en 1.170.000 dólares.
Con Goya debemos detenernos especialmente. En el anterior artículo contamos cómo una bibliografía desfavorable, en la que se considera copia del Retrato del marqués de Caballero del Museo de Bellas Arte de Budapest, limitaba las estimaciones a 400.000–600.000 dólares. Aún así, coleccionistas y galeristas vieron más allá de esos datos y una observación cercana probablemente apuntó a la posibilidad de que, de hecho, la pintura de Sotheby’s se trate de la original.
Si un resultado que superó los dos millones de dólares no es prueba suficiente de una duda más que razonable, la propia página web del museo húngaro indica en la catalogación de su goya: «La información de esta ficha se encuentra en revisión a causa de una investigación en curso».
La incógnita de su nuevo propietario puede que se resuelva próximamente. No sería extraño encontrar el Retrato del marqués de Caballero con un estudio en profundidad que sustente la autoría de Goya en el stand de alguna galería de primer nivel en una feria como TEFAF Maastricht. Ya lo dijimos en la crónica de ARS 53 –Conteniendo la respiración–, los participantes deben encontrarse en estos momentos a la caza de las piezas que nos dejen a todos con la boca abierta en la vuelta de la feria en junio. Héctor San José.