45.000 euros por la Sagrada Familia del taller de Quispe en Durán
Lógica subida en una cita en la que sorprendió la lucha por un cuadro de José Hernández
Por si alguno no se ha enterado todavía o por si a alguno se le había olvidado, la pintura del Nuevo Mundo sigue siendo muy atractiva para los coleccionistas. Y cuando hablo de Nuevo Mundo me refiero fundamentalmente a la pintura mexicana y a la de la escuela cuzqueña.
La subida de ayer mismo en la sala Durán viene a confirmarlo una vez más, por si aún hiciera falta. Los datos son bastante claros, y ya hablamos de ello en nuestro artículo de previos de la subasta (ver). Se trataba del ingenuo lienzo titulado Sagrada Famillia con san Juanito (O/L, 122,6 x 164,2 cm; lote 142) del taller del cuzqueño Diego Quispe Tito (1611-1681), que se ofrecía por 30.000 euros.
Este tipo de composiciones sencillas, con un marcado carácter religioso aleccionador, plagadas de detalles de flores, frutas y animales, y sin un especial dominio de la perspectiva lineal, fueron muy del gusto de la época. Se reprodujeron en multitud de ocasiones, con pequeñas variantes, en distintas iglesias menores de poblaciones más o menos alejadas de los centros neurálgicos, más atentos a las novedades. Y, precisamente por eso, y porque muchas dada su calidad menor con el pasar de los siglos han desaparecido, siguen teniendo una especial presencia a día de hoy en las colecciones privadas, que gustan de ese sabor autóctono específico, costumbrista, acrisolado ya por el tiempo. Por eso no fue extraño que varios coleccionistas pujaran por el lienzo, que rápidamente subió hasta los 45.000 euros definitivos, ofrecidos por un teléfono suponemos que de más allá del Atlántico.
Conviene citar también, aunque sea muy brevemente, la venta por los 1.500 euros pedidos de la atípica miniatura de ese mismo siglo XVII, pero de Escuela italiana, San Juan Bautista con la Virgen, con Jesucristo al fondo (19 x 12,5 cm; 149); su alta calidad terminó imponiéndose y hubo un coleccionista en la sala que ofreció la cantidad requerida. Buena compra, sin duda. Y la del lienzo del jienense José Elbo, Toros en la dehesa, 1837 (O/L, 72,5 x 94 cm; 160), adjudicado también por los 4.500 euros pedidos.
La sorpresa de la tarde se produjo, sin embargo, con una pintura del gran pintor, lamentablemente olvidado por unos y desconocido por muchos, José Hernández (1944-2013), Premio nacional de Artes plásticas de 1981. El desheredado mal, 1979 (O/L, 130 x 162 cm; 209), procedente de la galería Heller de Madrid, muestra uno de sus personajes típicos, a medio camino entre hombre y monstruo, en un espacio cerrado ante un reclinatorio un tanto sui generis. De tamaño ya importante, casi terminó duplicando su salida por 7.000 euros al adjudicarse finalmente a un teléfono que acababa de ofrecer 13.000 euros.
Y para terminar, la Marina (O/L, 81 x 65 cm; 210), de Pancho Cossío, publicada en el libro de Juan Antonio Gaya Nuño, Cossío (pág. 148) y expuesta en el Museo Español de Arte Contemporáneo en 1971, se adjudicó por los 5.500 euros que se pedían. En estos tiempos de deriva, comprar esta calidad por este precio es un auténtico regalo; recordemos en este sentido que no hace demasiado tiempo, en octubre de 2006 para ser más exactos, su buen Botellón con botella y brevas, 1967 (O/L, 64,5 x 77 cm; ver) se adjudicó en Christie’s Madrid por 70.000 euros, 84.000 euros con comisiones e impuestos. Los peligros de las modas…, o sus beneficios. Daniel Díaz @Invertirenarte