20.000 euros por un acrílico de Arcay en Retiro

20.000 euros por un acrílico de Arcay en Retiro

Inicio de temporada en la sala madrileña con dos buenas ventas de Campano y Chirino, y de obra gráfica de Lichtenstein

 

Quizá la coincidencia con el primer día de la interesante subasta en Alcalá quitó compradores a la sala. El caso es que, desgraciadamente, a pesar de la atractiva oferta de piezas (leer previos), hubo muchos lotes que se quedaron en el tintero.

La venta más destacada fue dentro del apartado de pintura extranjera: un coleccionista en sala ofreció los 20.000 euros de la salida por el acrílico sobre cartón, Sin título (52,5 x 67 cm; 569) del cubano Wifredo Arcay Ochandarena, del que apenas hay obra en el mercado quizá porque, tras pertenecer al Grupo de los Diez Pintores Concretos de La Habana (1958), trabajó para otros de la talla de Arp, Delaunay, Leger, Vasarely… Buena compra, sin duda. No hubo, en cambio, interés, por el de Sandu Daríe (14.000 euros; 568) ni por Quimeras, 1991/92 (38.500 euros; 570) del americano Jorge Zeno.

Dentro del apartado de obras de gran tamaño de autores conocidos a precios bastante asequibles, al final el único que se vendió fue el de Miguel Ángel Campano: Milagros, 1998 (289 x 210 cm; 558), que salió a pujas por 5.000 y se remató finalmente por 6.500 euros; otra buena compra. No ocurrió lo mismo, como decimos, con los de José Manuel Broto (18.000 euros; 576), Menchu Lamas (3.500 euros; 573) o Soledad Sevilla (12.000 euros; 579); una pena, la verdad. La sorpresa llegó, sin embargo, con el paisaje Campos (O/L, 144 x 164 cm; 594) de José Beulas que se vendió por la salida, 10.000 euros.

Si continuamos en el siglo XX, destacan dos ventas más. Cabeza. Crónica del siglo XX (1/12, 16 x 14 x 14 cm; 543), un bronce de Martín Chirino, que subió un par de pujas y se lo terminó llevando la oferta en mesa por 6.000 euros, ligeramente por debajo de lo esperado. Y la otra, un gouache de José Guerrero, Sin título (64 x 49 cm; 563), con etiqueta de la galería Biosca, adjudicado a la oferta en mesa por la salida, 5.000 euros. En otro orden ya, Semilla (O/L, 70 x 50 cm; 575) de José María Labra se vendió por 1.400 euros.

Sin embargo, queda el regusto amargo de las piezas importantes ofrecidas pero no vendidas. La primera, la del picassiano Arlequín y bailarina, 1945-50 (O/L, 100 x 80 cm; 607) de Rafael Zabaleta por el que se pretendían 60.000 euros, el mismo precio buscado, y no encontrado, para La parturienta, 1965 (O/L, 180 x 148 cm; 572) de Rafael Canogar, que había estado presente en nueve importantes exposiciones como obra central en su producción; los 60.000 euros en que salían a pujas se demostraron claramente excesivos. Lo mismo sucedió con los Campos, 1932 (O/L, 73 x 91,5 cm; 610) de Benjamín Palencia que partía de 72.000 euros -fue retirado antes del inicio de la licitación-, con los 13.000 euros pedidos por la Vista del puerto de Tarragona (O/L, 61 x 50 cm; 613) de Joaquín Mir o con los 64.000 euros de Guerrier Mostachu, 1960 (O/L, 130 x 85 cm; 571) de Antoni Clavé, un pintor que ha sufrido notablemente la crisis estos años.

Sin embargo, como era de esperar, las litografías del americano Roy Lichtenstein subieron notablemente de precio, pues salían con unas cifras verdaderamente atractivas. Y así, Huh? I say no make sure, 1976 (106 x 76 cm; 70/100; 522) pasó de 1.500 a nada menos que 7.000 euros (Segre vendió la suya, 37/100, en junio pasado por 8.000 euros), y la más modesta Tondo, 1969 (37 x 37 cm, 30/200; 524), de 1.200 a 3.750 euros. Por los 2.600 euros de la salida se adjudicó la serigrafía con el Pañuelo de la reina Mariana, 1982 (35/75, 113 x 77 cm; 560) de Manolo Valdés. Y poco más hubo. Daniel Díaz @Invertirenarte