Gran subasta de cierre de año con más 700.000 euros facturados, y la compra del Juan Ismael por el Estado
Ya lo dijimos en nuestro artículo de previos (ver). El lienzo de Fernando Zóbel, Bronce IV, 1959 (O/L, 100 x 40 cm; lote 181) daría que hablar. Y así ha sido. La pieza destilaba calidad en cada uno de sus centímetros, con una materia y unos tonos en azul verdaderamente inusuales en su serie de Saetas, más acostumbradas al blanco, negro, y al oro en el mejor de los casos. Se juntaba además la procedencia de Federico Robles, la fecha de 30 de abril de 1959, y los escasísimos 21.000 euros de la salida, así que los ingredientes estaban servidos para seis pujadores al teléfono… A partir de los 120.000 euros quedó clara la batalla entre un pujador en sala con teléfono y otro teléfono, que fueron subiendo las pujas hasta rematarse en 170.000 euros (204.969 euros, premium incl.), dentro del precio lógico para estas piezas tan especiales. Enhorabuena al comprador que se lleva un lienzo excepcional, y a la sala por conseguirlo, claro.
La otra gran atracción de la velada era la colección levantina que aparecía en el catálogo sobre páginas azules (lotes 127 al 172). Con precios muy atractivos, no sólo se vendió prácticamente al completo sino que subió notablemente sus precios. En este sentido, los 7.000 euros en que partía el exquisito dibujo a lápices de colores de Leonard Foujita, Niña con gato (23,5 x 18 cm; 165), fechado en París en 1951, pronto se quedaron en nada frente a los 26.000 euros finales ofrecidos por un teléfono en francés, firmando una gran compra. Otra de las ventas destacadas fue, sin duda, la del magnífico lienzo Amor hasta los huesos, 1935 (90 x 79 cm; 167) del canario Juan Ismael, que partía de apenas 4.000 y llegó a los 16.000 euros, momento en el que el Estado ejerció su derecho y se quedó con la pieza que, casi con total seguridad, irá a parar a las paredes del Reina Sofía… En esta línea canaria, no sorprendió la subida de Bandada de pájaros, c. 1952 (O/L, 19 x 32 cm; 170) de Óscar Domínguez, cuyos 12.000 euros iniciales fueron ampliamente superados por los 30.000 euros finales.
En la misma colección, aunque ya de forma salteada, sobresalieron otras ventas. Nature morte en brun et blue, 1944 (O/L, 61 x 73 cm; 164) de Francisco Bores se remató por 20.000 euros (precio relativamente bajo, que muestra un cierto agotamiento por este tipo de pintura); el fantástico Bodegón (O/L, 78 x 90,5 cm; 163) de Pancho Cossío, subió también de unos muy atractivos 7.000 euros hasta los 22.00 euros; el trabajado aunque muy sucio Patio de vecinos, 1972 (O/L, 81 x 100 cm; 171) de Manuel Hernández Mompó subió de 15.000 a 17.000 euros; Sin título, 1959 (O/L, 100 x 72 cm; 180) de Gerardo Rueda pasó con sorpresa de 4.000 a 9.000 euros; y el delicado Formas grises con semicírculos, 1975 (gouache/T, 32 x 30 cm; 172) de Eusebio Sempere, de 4.000 a 6.500 euros.
Y algunos remates más de la misma colección, porque merecen la pena: Bodegón (O/T, 91,5 x 72,5 cm; 135) de Pedro Flores subió de 7.000 a 14.000 euros; Bodegón con ventana, 1965 (O/L, 100 x 90 cm; 161) de Cristino de Vera, de 3.000 a 8.000 euros; el atractivo Bodegón (O/L, 73 x 60 cm; 137) de Celso Lagar pasó de 5.000 a 8.000 euros; Paisaje de La Rioja (O/táblex, 31 x 38,5 cm; 149) de Menchu Gal subió de los escasos 5.000 euros a unos más acordes con el mercado actual 8.500 euros; y el gran dibujo surrealista a tinta de Rafael Zabaleta, La ensoñación de una noche bajo la luna. Sueños de Quesada, 1942 (25 x 36 cm; 164) dobló su salida, de 1.500 a 3.000 euros.
De la colección taurina del poeta Rafael Morales, brilló con luz propia el fantástico dibujo a tinta y gouache de Joan Miró, Toro, 1964 (22,5 x 30,5 cm; 174); el pintor comentó al poeta que fue su primer toro, y quizá eso animó a los grandes coleccionistas a pujar por ella y pasó así de los 16.000 iniciales a unos más lógicos 34.000 euros.
Una grata sorpresa fue, sin duda, la puja en sala por La catedral, 1992 (O/L, 161 x 80 cm; 262) de Jordi Teixidor; gran pieza en azules, dos coleccionistas la subieron de 2.500 a 5.500 euros. Algo similar sucedió con el verdaderamente buen gouache y acuarela -de lo mejor que he visto suyo hasta ahora en subasta-, de Patricia Gadea, Sin título, 1982 (70 x 257 cm; 211); como tal pasó de 2.000 a 3.200 euros. Más lógicos fueron los 13.000 euros dados en una oferta en mesa por Las Meninas, 1970 (pintura sobre cartón piedra, 25 ejemplares, 50 x 80 x 25 cm; 203) del Equipo Crónica.
Una pena que no se vendiesen los papeles de Chillida (184; 9.000 euros) o de Miró (179; 35.000 euros), y que la pintura antigua apenas apareciese. En cualquier caso, mandan los cerca de 700.000 euros facturados, un fin de año por la puerta grande. ¡Enhorabuena, y mejor 2016! Daniel Díaz @Invertirenarte