ZURBARÁN, MAESTRO DEL COLOR Y EL DETALLE

ZURBARÁN, MAESTRO DEL COLOR Y EL DETALLE

ZURBARÁN, MAESTRO DEL COLOR Y EL DETALLE

El Museo Thyssen ofrece una nueva mirada del pintor extremeño con más de medio centenar de obras autógrafas y de su taller

Francisco de Zurbarán (1598-1664), el pintor de los monjes y las santas, fue también un maestro del color y del detalle. Eso es lo que reivindican Odile Delenda y Mar Morobia, comisarias de Zurbarán: una nueva mirada que acoge el Museo Thyssen-Bornemisza. Una muestra que huye de la visión oscura y mística del pintor, para ofrecer una mirada revisada no solo de sus obras, sino también de las de su taller. “Van a encontrar un pintor nuevo”, aclara Delenda, quien destaca la capacidad innata del autor para “sacralizar lo cotidiano”.

El color ocre claro de las paredes que acogen las obras del extremeño supone toda una declaración de intenciones. También el exceso de iluminación. Luz y color llaman la atención en un montaje que busca potenciar estos dos elementos esenciales en la producción del pintor. No es casualidad que todas las pinturas se muestren restauradas y limpias de barnices oxidados. Con una excepción: San Serapio. Los conservadores del Wadsworth Atheheum Museum no han podido culminar con los trabajos de restauración del imponente y sereno torturado, que abandonará la muestra una semana antes de su cierre.

Han pasado 17 años de la última exposición de Zurbarán en España –en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, con motivo del 400 aniversario de su nacimiento– y casi tres décadas de la retrospectiva del Museo del Prado (1988). Desde entonces, los estudios y descubrimientos en torno a la producción del maestro han contribuido a perfilar su catálogo razonado. La muestra actual reúne 63 pinturas, en su mayoría firmadas o documentadas, e incorpora ocho nuevos lienzos al corpus del pintor. Entre ellos, San Antonio de Padua (Commune de Etreham), la Huida a Egipto (Musée des Beaux-Arts de Besançon) o los Desposorios místicos de santa Catalina de Alejandría (colección privada suiza).

El recorrido, organizado de forma cronológica por siete salas, muestra pinturas religiosas pero también profanas. Escenas penitenciales, santas, mártires y monjes conviven con episodios sagrados más tiernos e intimistas, como la infancia de Jesús o la Virgen niña. Bodegones, retratos e incluso un tema mitológico completan la muestra, que quiere presentar a Zurbarán como algo más que el pintor de la Contrarreforma. Porque, además de reflejar como pocos los ideales religiosos de la vida monástica, supo captar las calidades táctiles de los objetos, hasta el detalle más nimio. Basta fijarse en la capa pluvial de San Ambrosio, que muestra los cortes de la tela, o el tono de plata dorada del bernegal en Bodegón con cacharros.  

Una de las grandes aportaciones de la muestra es la presencia del taller, que ocupa una sala completa. En ella “se recuperan figuras que estaban en la penumbra”, según Guillermo Solana, y ocultos bajo el anonimato del obrador. Es el caso de los hermanos Polanco o el hijo del artista, Juan de Zurbarán. “La calidad que tiene Juan es completamente excepcional”, manifiesta Mar Borobia, “aquí presentamos siete de las 14 obras que se le adjudican”. La presencia de estos pintores pone de manifiesto la importancia del taller del maestro, que en los grandes conjuntos pictóricos precisó de la ayuda de sus discípulos. Este hecho ha complicado la atribución de ciertas obras, como reconoce Delenda, la autora del catálogo razonado del artista. “De las 1.000 pinturas que tenía en mis archivos, solo nos hemos quedado con 300 de Zurbarán. Las otras 700 son de taller”, afirma.

Zurbarán: una nueva mirada podrá verse hasta el 13 de septiembre en Madrid. Después, viajará a Alemania para exponerse en el Museum Kunstpalast de Düsseldorf. Sol G. Moreno

Más información en el próximo número de Ars Magazine (ARS27) con el artículo de Ignacio Cano titulado Los silencios del maestro.

Francisco de Zurbarán. Adoración de los Magos. Hacia 1638-1639. Óleo sobre lienzo. Musée de Grenoble, Grenoble.
Francisco de Zurbarán. Bodegón con cacharros. Hacia 1650-1655. Óleo sobre lienzo. Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC), Barcelona.
Francisco de Zurbarán. Huida a Egipto. Hacia 1630-1635. Óleo sobre lienzo. Seattle Art Museum, Seattle.
Francisco de Zurbarán. San Ambrosio. Hacia 1626-1627. Óleo sobre lienzo. Museo de Bellar Artes, Sevilla. Fotografía: Pepe Morón.
Francisco de Zurbarán. Santa Casilda. Hacia 1630-1635. Óleo sobre lienzo. Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid.
Francisco de Zurbarán. Desposorios místicos de santa Catalina de Alejandría. 1660-1662. Óleo sobre lienzo. Colección particular, Suiza.
Juan de Zurbarán. Peras en cuenco de porcelana. Hacia 1645. Óleo sobre lienzo. The Art Institute of Chicago, Chicago.
Francisco de Zurbarán. Gonzalo Bustos de Lara. Hacia 1640-1645. Óleo sobre lienzo. Colecciuón Patricia Phelps de Cisneros.