Zóbel reina de nuevo en Isbilya

Zóbel reina de nuevo en Isbilya

Pese a la buena y amplia oferta de pintura antigua, y los remates de Ficherelli y de la Virgen del cojín verde, las ventas se quedaron por debajo de lo esperado

Es así. Y hay que reconocerlo, aunque no deje de sorprendernos. Fernando Zóbel (1924-1984) es como el nuevo rey Midas, y casi todo lo que aparece en nuestro mercado, su hábitat natural, es fagocitado a unos precios que hace diez o quince años nos parecían sencillamente imposibles. Así sucedió de nuevo en Isbilya, la sala hispalense, ciudad donde el pintor vivió un tiempo. La vista XXXIV (O/L, 83 x 80 cm; 579) se ofrecía por unos escasos 20.000 euros, y todos sabíamos que subiría. Los 46.000 euros finales son más razonables, aunque más de uno pensó que probablemente superaría los 50.000.

Si lo vemos desde el punto de vista del mercado puro y duro es lógico que un artista buscado en el mucho más potente mercado asiático suba a estos precios, y continuará haciéndolo, por si a alguno le queda alguna duda. En cambio, el más complicado en atribuciones y en temática mercado de pintura antigua, apenas alcanza precios más bien medios, salvo las piezas verdaderamente importantes. Eso es lo que parece deducirse también de esta licitación, donde la calidad y la cantidad de esa pintura antigua eran altas…

De hecho, comentamos en nuestro artículo de previos (leer) que la calidad de la tabla con la atractiva escena de la Virgen del cojín verde (O/T, 58 x 44 cm; 101) de Escuela italiana del siglo XVI daría que hablar. La referencia a la composición de Andrea Solario del museo del Louvre era obligada y su atractivo precio inicial de 35.000 euros parecía que atraería muchas miradas; al final, quizá atrajo esas miradas, pero no tanto los euros pues se quedó en un, sí, interesante remate por 42.000 euros, pero parece que no termina de reflejar su calidad (o nuestras expectativas-ilusiones, todo sea dicho).

Me temo que, de alguna manera, fuimos sorprendidos en cambio por Dama como Clío, musa de la Historia (O/L, 88 x 75 cm; 109) de Felice Ficherelli. Aunque en noviembre de 2014 la casa Pandolfini de Florencia vendiese por 131.100 euros su atractivo Giuditta e Oloferne (O/L, 133 x 152 cm), su segunda pieza más cara hasta el momentos, los 20.000 euros iniciales parecían suficientes, pero se dispararon hasta unos magníficos 44.000 euros finales. Y, aunque en la postventa, destacó también la venta por los 23.000 euros que se pedían por el buen y muy zurbaranesco Niño Jesús (O/L, 88 x 65 cm; 82) de Josefa de Ayala o de Óbidos, que a algunos nos sabe a poco de nuevo.

Ya con precios menores, varias piezas adjudicadas por el precio de salida: Retrato de joven dama con una rosa (O/L, 73 x 58 cm; 105) del mexicano Ignacio María Barreda por 8.000 euros; Nacimiento de san Francisco de Asís (O/L, 188 x 181 cm; 83) de Domingo Martínez, por 10.000 euros, el mismo precio que alcanzó el Retrato de Guillem de Belvis (O/L, 194 x 114 cm; 72) de Escuela aragonesa S. XVII. Como Luis Tristán se ofreció por 10.000 euros La duda de santo Tomás (O/L, 204 x 264 cm; 788), y en ese precio se remató; lo mismo sucedió con los 14.000 euros pagados por Dama con laúd (O/L, 83 x 80 cm; 131) del lorenés Claude Deuret.

Curiosa era la tabla Homo bulla est (40 x 32 cm; 805), de Escuela europea S. XVI, con inscripción que  atribuía a Rafael de Urbino la trasera pintada, vendida por 7.500 euros, la salida de nuevo, igual que Santa Teresa de Jesús (O/L, 84 x 62 cm; 124), que la casa siguiendo el criterio de José María Quesada atribuye a Juan Carreño de Miranda, por 4.500 euros.

Ventas interesantes, desde luego, pero es una pena que se demostrasen finalmente excesivos los 150.000 euros pedidos por el Cristóbal de Villalpando (794) con el que abrimos nuestro artículo de previos. Lo mismo sucedió con los 80.000 euros de la sarga de Luis de Morales (68), los 70.000 euros del José Jiménez Donoso (77), los 66.000 euros del San Pascual Bailón (769) de Juan Carreño de Miranda, los 60.000 del mexicano Baltasar de Echave Ibía (89), los 60.000 del lienzo atribuido a Francisco Herrera el Viejo (97), o los 30.000 por el atribuido a Diego Polo (86).

En el siglo XIX, sobresalió la Anunciación (O/L, 140 x 80 cm; 153) de José María Romero, que pasó de los 3.000 euros iniciales hasta adjudicarse por unos más lógicos 6.500 euros. En la pintura regionalista de comienzos del siglo XX, como era previsible, destacaron los sevillanos. Y así, Joven modelo con mantón rojo (O/L, 104 x 67 cm; 165) de Gonzalo Bilbao pasó de 3.500 a 4.100 euros; y se vendieron por la salida, la Gitana con cesto (O/L, 102 x 79 cm; 176) de Alfonso Grosso, 8.000 euros, la Dama en el balcón (O/L, 92 x 73 cm; 210) de José Villegas, por 7.000 esta vez, y Retrato de dama con abanico (O/L, 121 x 78 cm; 617) de Baldomero Romero Ressendi por 4.500 euros.

Sorprendió, eso sí, la fuerte subida de la acuarela de Gustavo Bacarisas, Calle de pueblo blanco (44 x 38 cm; 171), de 2.500 a nada menos que 5.500 euros. Sin embargo, debo reconocer mi sorpresa al ver que no se vendió la agradable Composición (A/L, 110 x 86 cm; 560) de Luis Gordillo, de 1988, que se ofrecía por unos muy atractivos sobre el papel, 6.000 euros. Agridulces resultados, a la espera de unos precios más ajustados y más compradores en la próxima cita, porque la calidad estaba ya presente. Daniel Díaz @Invertirenarte