Zóbel protagoniza la vuelta de Fernando Durán
La subasta de los días 26 y 27 tendrá más de 400 lotes de contemporáneo
La regla se puede aplicar a todas las salas: las que por el estado de alarma no pudieron tener su cita en el mes de marzo, retoman ahora esa subasta; sin cambios, y con el probable riesgo de sus precios. Porque este ir tomando el pulso al mercado paulatinamente llevará su tiempo de ajuste y reajuste.
Por lo pronto, Fernando Durán ofrece un amplio e interesante elenco de piezas bajo el nombre de Bestiario, por una llamativa cantidad de obras con animales como leit motiv. Dicho lo cual, la excusa pasa a un segundo plano cediendo la portada a los esperados, sección en la que destaca un lienzo de Fernando Zóbel, La presa VIII, 1979 (O/L, 100,5 x 80 cm; lote 96), que partirá con la atrevida cifra de inicio de 120.000 euros. Pieza en la simplificación del blanco y negro, apenas una mancha que salpica, como el agua cuando desciende brava por la presa; motivo sencillo y parco, pero con su potencia habitual.
A finales de enero pasado, saltaba la noticia en Durán cuando su más colorista y estructurada La calle estrecha II, 1970 (O/L, 82 x 100 cm; ver), se disparaba sorprendentemente a nada menos que 130.000 euros (ver los resultados de su subasta histórica); quizá esa sea la razón de la fuerte salida del que sale ahora a pujas. Tengamos en cuenta, por ejemplo, que Pequeña presa 4, 1979 (O/L, 60 x 60 cm) se adjudicó en Christie’s Hong Kong en noviembre de 2013 por casi 42.000 euros al cambio (ver), a cierta distancia de los 66.500 euros pagados en diciembre de 2012 en Sotheby’s y en Hong Kong de nuevo por La presa XIII, 1981 (O/L, 100 x 100 cm; ver). Veremos cómo se comporta el mercado más allá de nuestras fronteras, con el covid19 aún muy presente.
En esa estela internacional, debemos mencionar sin duda la pieza ya geométrica de Mario Carreño, Sin título, 1954 (O/L, 70 x 96,5 cm; 119), que se ofrece con certificado de la Sarracino Gallery por 35.000 euros y que debería subir algunas pujas. En ese ámbito, y por 26.000 euros, situaría también la fotografía con oxidación por tintes, típica del brasileño Vicente José de Oliveira Muniz, más conocido como Vik Muniz, Irascibles, 1998 (2/3, 142,5 x 121,5 cm; 223), perteneciente a su serie Imágenes de chocolate y que retoma la conocida fotografía de Nina Leen, publicada en enero de 1951 en Life, y que dio origen a la protesta de la abstracción americana de la que se ocupa actualmente la apasionante exposición en la Fundación Juan March (ver).
En un terreno más de andar por casa, piezas más prosaicas que debemos descubrir, como nos ha sucedido con diferentes objetos en estos más de dos meses de confinamiento… Especialmente interesante, importante y digno de museo es el lienzo de Manolo Quejido, Maquinando, 1979 (O/L, 189,5 x 179,5 cm; 156), una suerte de valiente paso adelante en la pintura; expuesto en mayo de 1979 en la galería Buades -en Manolo Quejido. P.F. Esta es la historia de una Maquinación-, y presente luego en nueve exposiciones donde destacaría las magníficas de los Esquizos del 2009 del Reina Sofía (ver) y la retrospectiva de 2014 del Palacio de Velázquez Idea. Pintura. Fuerza (ver). Como se piden 27.000 euros, de venderse, sería su pieza más cara superando con creces los 18.000 de Alcalá en diciembre de 2008 por una buena pero claramente inferior titulada Amantes, 1991 (O/L, 200 x 200 cm).
Sin tener esa calidad dentro de la producción del autor, vean con detenimiento las siguientes: la ya tardía pero siempre atractiva cera en rojos de José María Sicilia, La luz que se apaga, 2002 (O/cera, 185 x 157 cm; 140), por 18.000 euros; una buena cabeza de 1984 de Rafael Canogar, Sixto V (O/L, 146,5 x 114,5 cm; 144), por 10.000 euros (catálogo razonado 1984-056); un colorista y divertido Cool dog en pintura helada (vértigo), 1979 (O/L, 130,5 x 100,3 cm; 160), por 10.000 euros, de Chema Cobo, con planteamientos muy cercanos a los de su paisano gaditano Guillermo Pérez Villalta, de quien se ofrece un ya más literario pero buen Transcurso, 1990 (O/L, 180 x 290 cm; 148), por apenas 15.000 euros; o la versión geométrica de Meninas VIII, 1983 (O/L, 220 x 200 cm; 137), de la gran Soledad Sevilla, por 15.000 euros. Son piezas estas últimas para colecciones de cierta entidad aunque con un alcance mucho más medido, sin duda, y que valoran más la calidad que el nombre. Quizá aquí también se pueda incluir el juguete de Esteban Vicente, Divertimento, c. 1970 (maderas pintadas y cartulina, pieza única, 31 x 8 x 6 cm; 197), por 2.600 euros.
Para las de renombre, miren el acrílico sobre papel de Miquel Barceló, Pêcheurs, 1984 (49,5 x 70,5 cm; 122), por nada menos que 26.000 euros; Veneno, 1991 (O/L, 305 x 204 cm; 129), realizado por Juan Uslé en Nueva York, por 33.000 euros; Genitales orientales, 1986 (A/papel/T, 146,3 x 158,4 cm con el marco del propio artista; 132), de Luis Gordillo, por 13.000 euros; o un típico Subway drawing, 1982 (120 x 83 cm; 147), del grafitero Keith Haring, pero ya por 45.000 euros (ver).
En la parte más clásica, será especialmente interesante para el mercado internacional la atractiva vista del francés Henry Moret, Le banc des lançons dans la baie du Gouldu, Finistére, 1880 (O/L, 68 x 114 cm; 690); firmado y fechado, los 45.000 euros pedidos por esta pieza de casi primera época podrían ser muy atractivos para sus mejores coleccionistas, que pagan cantidades muy superiores por paisajes típicos, más tardíos (ver y ver)… Daniel Díaz @Invertirenarte